Carta de Pedro a los hispanos
Es hora de reconocer que todos hemos contribuido a la crispaci¨®n. Queremos acabar con este ambiente t¨®xico y polarizado, pero todos hemos echado nuestro granito de veneno
Si no tengo amor (a mi mujer y a todo el pa¨ªs), de nada me sirve hablar todos los idiomas del mundo (como el ingl¨¦s), y hasta el idioma de los ¨¢ngeles. Si no tengo amor, soy un metal que resuena, o c¨ªmbalo que reti?e (como m¨ªnimo, para la media Espa?a que no me vota). Si no tengo amor, de nada me sirve darles a los pobres todo lo que tengo (con pol¨ªticas sociales sensatas, como el ingreso m¨ªnimo vital, que defienden muchos observadores imparciales). De nada me sirve dedicarme en cuerpo y alma a ayudar a los dem¨¢s (que es mi meta leg¨ªtima; y no la ambici¨®n de poder, como corean en la oposici¨®n. Ellos tambi¨¦n necesitan releer la Primera ep¨ªstola a los corintios, que copia esta carta).
El amor es paciente y bondadoso (no puedo acusar a toda la derecha de activar la m¨¢quina del fango, cuando est¨¢ llena de gente bienintencionada, como el PSOE o Sumar, que desean lo mismo que nosotros: mejorar su pa¨ªs). El amor no es envidioso ni jactancioso; no es rencoroso, recordando lo malo que otros le han hecho (como el acoso que, desde hace 10 a?os, sufre mi familia; pero no olvido que, tambi¨¦n hace 10 a?os, le dije cosas a Rajoy que no deb¨ªa y en mi partido hemos cuestionado una inexistente ayuda de la Xunta a la esposa de Feij¨®o).
Es hora de reconocer que todos hemos contribuido a la crispaci¨®n. La derecha y la izquierda. Todos queremos acabar con este ambiente t¨®xico y polarizado, pero todos hemos echado nuestro granito de veneno. Estos cinco d¨ªas han sido una prueba.
En lugar de reflexionar sobre nuestra responsabilidad, hemos blindado dos narrativas maniqueas. Desde el primer d¨ªa de mi mandato, los guionistas de la derecha han elaborado un personaje maquiav¨¦lico de m¨ª: un c¨ªnico narcisista, que, desprovisto de humanidad y escr¨²pulos democr¨¢ticos, nos est¨¢ conduciendo por la senda autoritaria, colonizando las instituciones p¨²blicas y vendiendo Espa?a a los independentistas. No es verdad. Como tampoco lo es la caricatura que nosotros hemos pintado de la derecha: un complejo medi¨¢tico-judicial que, desde las cloacas del Estado a los vertederos de internet, busca despojarnos del Gobierno. El diagn¨®stico de ambos relatos es que la democracia espa?ola corre peligro, porque, para unos, vamos camino a una rep¨²blica bolivariana, y, para otros, a un neofascismo trumpista.
Aun as¨ª, tened fe. Un d¨ªa aceptaremos nuestra parte de culpa y daremos la mano al pr¨®jimo pol¨ªtico. Las profec¨ªas se acabar¨¢n y las lenguas dejar¨¢n de hablarse. Pero el amor jam¨¢s dejar¨¢ de existir. Lo dijo Pablo y os lo repite Pedro.
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