La importancia de los matices catalanes
La mayor¨ªa de los votos y de las abstenciones del 12-M expresan un apoyo mayoritario a la pol¨ªtica de S¨¢nchez respecto a Catalu?a
La pol¨ªtica catalana de los ¨²ltimos tiempos ha vuelto a poner a prueba, una vez m¨¢s, nuestra capacidad de fascinaci¨®n ante lo in¨¦dito. Los resultados electorales del 12 de mayo en Catalu?a resultaron sorprendentes, no por no haber sido largamente anticipados por indicios y encuestas, sino por su capacidad de desafiar la inevitable impronta de lo que les precedi¨® en los ¨²ltimos casi cincuenta a?os. Y por eso mismo, una lectura apresurada de esos resultados puede soslayar la importancia de los matices que contienen y sus implicaciones para la evoluci¨®n de la pol¨ªtica espa?ola.
La tesis general que sintetiza el balance de la jornada como una derrota del independentismo refleja no solo la distribuci¨®n de votos y esca?os entre las diferentes formaciones pol¨ªticas, sino tambi¨¦n el estado de ¨¢nimo de los diferentes candidatos esa noche. Primer matiz: la contundencia de los malos resultados obtenidos por los partidos independentistas no significa una evaporaci¨®n de la base social que los apoy¨® en el ¨²ltimo decenio. Tras la erupci¨®n en los a?os ¨¢lgidos del proc¨¦s, el apoyo a que Catalu?a constituya un Estado independiente se encuentra hoy entre el 30% y el 40% (de acuerdo con los datos del ICPS y del CEO), seg¨²n c¨®mo se formule la pregunta, un dato superior, por ejemplo, al que hoy se da en el Pa¨ªs Vasco, y que debe completarse con el m¨¢s del 20% estable que aspira a una organizaci¨®n federal de Espa?a. Se mantiene, por tanto, una mayor¨ªa social en favor de cuestionar la actual distribuci¨®n del poder territorial en el Estado. Sucede ahora que muchos de esos independentistas han empezado a introducir otras cuestiones a la hora de decidir el voto. En todo caso, las actitudes pol¨ªticas de los ciudadanos dif¨ªcilmente se pueden ¡°derrotar¡±. M¨¢s bien, las democracias tratar¨¢n de integrarlas en un proyecto com¨²n mediante la persuasi¨®n y la negociaci¨®n perpetua.
Es cierto que quienes s¨ª han salido escaldados han sido los partidos que representaron esa aspiraci¨®n soberanista durante estos a?os, y que gracias a ello gobernaron Catalu?a hasta hoy. Segundo matiz: el realineamiento de votos entre partidos independentistas es menor del que sugiere el terremoto de esca?os que ha desgarrado la mayor¨ªa nacionalista existente en el Parlament desde 1984. Aunque se ha roto el empate que ven¨ªa d¨¢ndose desde 2015 entre ERC y PDECat/Junts, el espacio que antiguamente monopolizaba CiU prosigue su proceso de fragmentaci¨®n, sin alcanzar a¨²n un equilibrio interno. Aunque ERC aparece como la gran perdedora, lo hace conservando a¨²n una base de apoyos suficiente, que le permite encajar el golpe con perspectivas de recuperaci¨®n. En cambio, la aparente mejor¨ªa de Junts no evita que haya obtenido el segundo peor resultado de ese espacio pol¨ªtico desde 1980, y que ese apoyo social no acabe de concordar con el tono pretenciosamente grave que a menudo ha empleado Carles Puigdemont como l¨ªder de una aparente mayor¨ªa social que nunca acaba de manifestarse.
Sin embargo, el impacto que ha tenido una abstenci¨®n enormemente asim¨¦trica, y que se ha focalizado entre votantes de ese bloque, ha generado una cierta sobredimensi¨®n parlamentaria de los partidos no independentistas. Tengamos en cuenta que el PSC ha obtenido seis esca?os m¨¢s que Ciudadanos en 2017, a pesar de recibir casi 240.000 votos menos. Ah¨ª subyace un tercer matiz: para la victoria sin precedentes de Salvador Illa han resultado tan decisivos los votos obtenidos como las abstenciones c¨®mplices de votantes de otros partidos que se quedaron en casa porque la victoria socialista ya les conven¨ªa (a veces por motivos opuestos: por asentimiento o por protesta). En ese sentido, Illa ha sabido reeditar la f¨®rmula que mantiene a S¨¢nchez en la Moncloa de forma precaria pero fiable. Lo que no te mata, te alimenta.
Estos matices nos informan mejor sobre la excepcionalidad del resultado de este domingo, pero tambi¨¦n sobre su provisionalidad, sujeta a c¨®mo los beneficiados y perjudicados sepan interpretarlos. Hay que evitar explicaciones demasiado un¨ªvocas para esta combinaci¨®n de comportamientos individuales tan dif¨ªcil de reproducir. Sin duda, el cansancio de muchos independentistas respecto al proc¨¦s, como ayer relataba Oriol Bartomeus, ha permitido introducir otros temas en la agenda: la preocupaci¨®n por la seguridad y la inmigraci¨®n, el deterioro de la sanidad y de la educaci¨®n, la exigencia de un buen gobierno¡
Pero ser¨ªa una equivocaci¨®n dejar pasar por alto el principal mensaje que contiene la mayor¨ªa de votos y de las abstenciones del 12-M: la expresi¨®n de apoyo a la pol¨ªtica aplicada por S¨¢nchez en la cuesti¨®n catalana. Mientras que el gobierno de Mariano Rajoy, superado por los acontecimientos, acab¨® delegando en el poder judicial la respuesta al desaf¨ªo independentista, una parte de cuya elite no dud¨® en aplicar una pol¨ªtica de escarmiento en sus procedimientos y sentencias (es esta opini¨®n controvertida y quiz¨¢ algo injusta, pero indiscutible para muchos jueces y juristas), S¨¢nchez acept¨® reconducir el tratamiento judicial para someter a los l¨ªderes independentistas al juicio de las urnas, donde este domingo recibieron una sentencia electoral inapelable, pero tambi¨¦n m¨¢s manejable pol¨ªticamente, incluso para los sentenciados. Como a los felinos, a los conflictos pol¨ªticos tampoco conviene conducirlos a habitaciones sin salida.
Sea por su oportunismo, astucia o convicci¨®n, todos los comentaristas han coincidido en considerar a S¨¢nchez el principal beneficiario de las urnas catalanas, lo cual es cierto, en la medida en que ni la victoria de Illa ni la derrota de ERC ni la incertidumbre de Puigdemont cuestionan necesariamente los andamiajes de la mayor¨ªa parlamentaria actual, tal como ya hemos comentado aqu¨ª en otras ocasiones. Precisamente porque detr¨¢s de todos esos movimientos electorales subyace la voluntad de los votantes de uno u otro signo por sostener la pol¨ªtica de pactos de S¨¢nchez en las Cortes Generales. Hacer de la necesidad virtud es un principio de supervivencia pol¨ªtica en todos, no solo en el Presidente del Gobierno.
Lo cual nos lleva al ¨²ltimo matiz: con todo, los resultados del 12-M ofrecen una llave a medio plazo al principal desaf¨ªo del PP (la resiliencia de Vox) y que un d¨ªa acabar¨¢ jugando en contra de S¨¢nchez. Para entenderlo hay que a?adir otro matiz m¨¢s: los resultados de Alejandro Fern¨¢ndez en Catalu?a fueron parcialmente positivos, pero no despejaron lo importante. Lejos a¨²n del umbral de los 400.000 votos que en 1995 y 2010 anticiparon un cambio en la Moncloa, tampoco han recuperado plenamente la herencia de Ciudadanos, a pesar de la expansi¨®n del electorado de impugnaci¨®n espa?olista al catalanismo. La raz¨®n es la consolidaci¨®n y ampliaci¨®n de Vox en Catalu?a, un indicio m¨¢s de que los l¨ªos internos del partido de Abascal apenas repercuten en su resistencia electoral.
Los intentos de reducir ese espacio, basados en replicar el discurso duro contra la inmigraci¨®n y otros temas, que N¨²?ez Feijoo volvi¨® a utilizar en la campa?a catalana, no parecen estar funcionando. Quiz¨¢ la respuesta deba ser otra. Si Catalu?a meti¨® a Vox en las fronteras del PP, y Catalu?a le ha proporcionado razones para mantenerse all¨ª, sacar el problema catal¨¢n de la agenda pol¨ªtica espa?ola podr¨ªa ayudar a reducir la animosidad que ancla a la derecha radical. Y ah¨ª emerge el matiz: una vez superada la amnist¨ªa, las necesidades ahora evidentes de Junts y Puigdemont para actualizar su programa pueden encontrar puntos de entendimiento en Madrid, all¨ª donde los intereses de Catalu?a coinciden claramente con los de otras Comunidades y dan margen para acuerdos razonables.
Esa concatenaci¨®n de intereses ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil de valorar despu¨¦s de las elecciones europeas de junio, cuando la actual direcci¨®n del PP conozca mejor la fuerza relativa con la que cuenta. Mientras la derecha espa?ola no est¨¦ en condiciones de superar el proc¨¦s, que ya lo haya hecho el electorado independentista seguir¨¢ siendo la principal baza para que S¨¢nchez sostenga la coalici¨®n plural del gobierno y pueda pensar la pr¨®xima oportunidad para revitalizarla.
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