Sobre genocidas y genocidios
Corresponde a los tribunales y a nadie m¨¢s decidir sobre la calificaci¨®n jur¨ªdica de lo que sucede en Palestina
No es genocida quien quiere, sino quien puede. Ham¨¢s quiere, pero no puede. Las v¨ªctimas designadas del crimen de cr¨ªmenes que pretende perpetrar son los ciudadanos de la mayor superpotencia militar de la regi¨®n, dotada del arma nuclear y auxiliada por otra superpotencia, esta la mayor del mundo, como es Estados Unidos. Washington garantiza por ley que Israel mantendr¨¢ siempre una ¡°ventaja militar cualitativa¡± respecto a cualquier otro vecino, de forma que ninguno de ellos pueda aspirar a vencerle en caso de una crisis b¨¦lica.
Ham¨¢s no es la ¨²nica entidad de vocaci¨®n genocida. Tambi¨¦n la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n, Al Qaeda o el Estado Isl¨¢mico quisieran liquidar a Israel y a la vez a todos los sionistas e incluso las colectividades de cultura e identidad jud¨ªa y por extensi¨®n incluso occidental en cualquier punto del mundo. Ninguno de ellos tiene afortunadamente los medios para conseguirlo, ni siquiera para que sea eficaz un ataque a¨¦reo masivo como el que sufri¨® Israel hace un mes desde Ir¨¢n. Solo este pa¨ªs alcanzar¨ªa tal peligrosidad si consiguiera la bomba nuclear y la instalara en sus misiles, algo que Estados Unidos e Israel jam¨¢s permitir¨¢n que llegue a suceder.
Israel dice que no quiere, pero puede. Muchos son los que piensan que tambi¨¦n lo quiere, aunque pretenda ocultarlo y que ya lo est¨¢ perpetrando. Indicios no faltan, como demuestra que el Tribunal Internacional de Justicia de Naciones Unidas haya admitido una demanda para dilucidarlo e impuesto unas medidas cautelares para evitar que llegue a producirse, reforzadas en una reciente resoluci¨®n legalmente vinculante que exige un alto el fuego inmediato en Gaza y que Israel ha desatendido. Para que una matanza masiva sea tipificada como tal delito no basta un n¨²mero elevado de atrocidades destinadas a exterminar a un grupo humano en su totalidad o en parte, sino que hay que demostrar que quienes las perpetran tienen la intenci¨®n de obtener tal resultado.
Ah¨ª es donde Israel demuestra que tambi¨¦n es una superpotencia jur¨ªdica, diplom¨¢tica y medi¨¢tica. Puede bloquear las condenas en el Consejo de Seguridad gracias al veto de Washington, sabotear los tribunales internacionales, cerrar Gaza a los medios de comunicaci¨®n y presentar su ej¨¦rcito como ejemplo de moralidad que cumple estrictamente con la legalidad internacional. No tan solo lo desmienten los hechos y el n¨²mero aterrador de v¨ªctimas, sino la extensa colecci¨®n de declaraciones incendiarias, amenazas exterminadoras y discursos del odio de numerosos de sus pol¨ªticos y militares, desde el jefe del Estado y el ministro de Defensa hasta soldados de a pie, que en nada diferencian a los terroristas del conjunto de la poblaci¨®n palestina.
Los palestinos de Gaza y Cisjordania, incluso los que gozan de ciudadan¨ªa israel¨ª, tienen motivos para sentirse perseguidos y v¨ªctimas, al menos de un intento de destrucci¨®n colectiva, pero corresponde a los jueces y a nadie m¨¢s decidir en su d¨ªa si Palestina est¨¢ sufriendo un genocidio y qui¨¦n es el responsable.
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