Pol¨ªtica pla?idera
Los lectores escriben sobre la incesante bronca pol¨ªtica, las nauseas durante el embarazo, las ciudades en verano y la situaci¨®n de la izquierda espa?ola
Me pregunto si en Atenas los fil¨®sofos y acad¨¦micos reflexionaban sobre c¨®mo ser¨ªa el culmen de la democracia y si se imaginaban algo similar a lo que tenemos en pleno siglo XXI, donde las formas son m¨¢s importantes que el contenido para polarizar y rascar un par de votos. Nuestros impuestos pagan a una clase pol¨ªtica pla?idera que va por ah¨ª apuntando con el dedo, con discursos gemebundos y provocativos, buscando el titular corto y llamativo y as¨ª enemistar a los votantes en beneficio propio en vez de buscar un di¨¢logo o debate con el provecho y consenso ciudadano como fin. Quiz¨¢ el problema sea nuestro, de los votantes, que aceptamos este modus operandi de la apariencia sobre el contenido, de dejarnos llevar por las emociones y de culpar al otro lado en vez de poder debatir y buscar algo de consenso sobre nuestras distintas visiones del pa¨ªs y del culmen de la democracia.
Fernando Romero Losana. Madrid
Naturalizar el malestar del embarazo
Estoy embarazada de mi primer hijo, casi en la d¨¦cima semana, y no puedo dejar de preguntarme c¨®mo es posible que se hable tan poco de lo mal que puede llegarse a encontrar una mujer en el primer trimestre de gestaci¨®n. Las n¨¢useas han paralizado mi vida, y apenas queda nada de esa ilusi¨®n que sent¨ªa al principio, lo que a su vez me hace sentir culpable (porque, ojo, la culpa en la maternidad comienza desde que sujetas el test de gestaci¨®n positivo en tu mano... o puede que mucho antes). Olvid¨¦monos de los embarazos perfectos en las redes sociales. Abordemos este tema con naturalidad y d¨¦mosle visibilidad. Puede que as¨ª promovamos la investigaci¨®n, nos sintamos menos solas y m¨¢s comprendidas por la sociedad.
Mar¨ªa Gloria Rojano Rivero. Huelva
Las ciudades que habitamos
Habitamos ciudades y pueblos de tama?os diversos en lugares distintos. Sin embargo, cuando llega el calor, este calor alterado y extremo, algunas ciudades dejan de ser lugares que habitar y se convierten en espacios ajenos, inh¨®spitos, hoscos. Plazas cubiertas por un ardiente cemento, calles sin vegetaci¨®n ni sombra, todo mientras aumenta el espacio para el coche, quit¨¢ndoselo al peat¨®n. La medida de los espacios que vivimos deja de ser la nuestra, es otra y, de repente, parece que no habitamos esos lugares, que los habitan turistas mientras que los vecinos soportan como pueden el verano a las afueras, o all¨ª donde pueden permit¨ªrselo.
Javier Garc¨ªa Ferragud. Madrid
Reformas
?Hay algo m¨¢s inc¨®modo que una reforma? La casa se te llena de extra?os, hay polvo en cada rinc¨®n, bultos raros por doquier y no puedes ni tomarte tranquilo un caf¨¦. No se entiende entonces que nuestros pol¨ªticos pretendan reconstruir la izquierda cada varios meses. Donde estaba la cocina quieren poner el ba?o, tiran algunos tabiques para unir habitaciones, y no se ponen de acuerdo en el color de los azulejos. Ahora dicen que est¨¢ reforma ser¨¢ la definitiva. Sin embargo, yo estoy a punto de mudarme a otra vivienda para poder, al menos, ver tranquilo la tele despu¨¦s de cenar.
Salvador Pineda Morente. M¨¢laga
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