Pedro, inv¨ªtele a La Moncloa
Lo fundamental para rectificar el clima pol¨ªtico espa?ol no es la esencia, sino el m¨¦todo, pues se agolpan demasiadas heridas como para que las cure cualquier discurso
El Gobierno lo llama regeneraci¨®n. T¨ªtulo mejorable, pues aqu¨ª mucho regeneracionista acab¨® a caballo. Pero se entiende la intenci¨®n: revitaminar nuestra democracia, rectificar abusos, fortificar la institucionalidad, volver al respeto como actitud y a la negociaci¨®n como m¨¦todo.
O sea, acabar con el griter¨ªo, el insulto, la amenaza, la destrucci¨®n del rival. Clama la oposici¨®n a veces que tambi¨¦n est¨¢ por la labor. Pues vamos. Los ciudadanos, muy hartos, no digieren mucha m¨¢s tensi¨®n.
Para rectificar, la palanca no es el qu¨¦ (la esencia), sino el c¨®mo (el m¨¦todo), pues se agolpan demasiadas heridas y sentimientos de ofensa como para que los cure cualquier discurso. Conviene partir de una ficci¨®n, o deseo, o imperativo moral: que puede partirse de cero.
O al menos, que todos simulen que hacen tabla rasa: lo merece la tensionada gente de a pie; la econom¨ªa, exitosa, pero necesitada de pactos de futuro ante incertidumbres crecientes; el sistema institucional, que chirr¨ªa de tantos furores.
As¨ª que antes de legislar, pacten. Y solo luego, juridifiquen lo esbozado y ensayado. Basta con pocas sinton¨ªas. La primera es abandonar el insulto, desde luego en el Parlamento: afea a las C¨¢maras y emponzo?a el ambiente: comprom¨¦tanse a eludir la invectiva, so pena de autosanci¨®n, y luego, ll¨¦venlo a reglamento. La segunda es no desquitarse en los juzgados de las derrotas en las votaciones: comprom¨¦tanse todos a renunciar al ejercicio de la ¡°acci¨®n popular¡±, a preservar su sentido constitucional (recurso del directamente ofendido) y despu¨¦s reformen la ley para que nadie m¨¢s, ni hombres de paja, ni mafiosos, ni delincuentes, enga?en a algunos pobres jueces d¨¦biles.
La tercera, transparencia a toneladas sobre la prensa y sus suced¨¢neos: publ¨ªquense las cifras de la publicidad, patrocinio o apoyos de todas las administraciones. Y la cuarta, modificar el tercer poder una vez colmen el vergonzoso vac¨ªo de cinco a?os. Sorteen el corporativismo reinante: el¨ªjanse los jueces y sus cargos seg¨²n imparcialidad cl¨ªnica, quiz¨¢ combinando azar y m¨¦rito. ?Buenismo? Quien empiece practic¨¢ndolo por s¨ª mismo seducir¨¢. Pedro, inv¨ªtele a La Moncloa y pongan hilo en la aguja, con la calma. Aunque a los dos les reviente. Como si pusieran el contador a cero y empezase la legislatura. Solo se alcanza el armisticio entre los enfrentados.
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