Las bombas no sirven contra las ideas
Una guerra sin objetivo pol¨ªtico claro y realista suele tomar mal rumbo y tener peor desenlace. Israel va por tal camino, como demuestran las crecientes divisiones que afronta Netanyahu
No se destruye una idea, sea mala o buena, a bombazos. Cuando es potente y echa ra¨ªces, poco puede hacer la fuerza para erradicarla. No valen las leyes solas. Por m¨¢s que se la proh¨ªba, incluso porque se la proh¨ªbe, seguir¨¢ creciendo con mayor fuerza. Y todav¨ªa peor si se pretende destruirla solo por las armas.
No es un fil¨®sofo ni un predicador quien sustenta tales argumentos, sino un militar de alta graduaci¨®n, y por m¨¢s se?as y autoridad el portavoz del ej¨¦rcito de Israel, Daniel Hagari, encargado de explicar cada d¨ªa los terribles pormenores de la invasi¨®n de Gaza ordenada por el Gobierno de Israel y ejecutada disciplinadamente por sus fuerzas armadas.
Son palabras claras y precisas, que llevan la contraria a quien dirige esta guerra con el objetivo de una ¡°victoria total¡± cifrada en la erradicaci¨®n de Ham¨¢s, es decir, al primer ministro Benjamin Netanyahu: ¡°Decir a la gente que no habr¨¢ terrorismo en Gaza, que no habr¨¢ operativos militares, que no habr¨¢ un solo cohete, que no habr¨¢ un solo hombre armado, es mentir. Habr¨¢ terrorismo en Gaza. Ham¨¢s es una idea. Para reemplazar a las personas que se ocupan de los servicios civiles, las personas que distribuyen alimentos o roban los alimentos, se necesita crear algo m¨¢s y permitir que crezca¡±.
Todos los militares saben que el lugar donde se pierden m¨¢s guerras no son los campos de batalla sino las mesas de los gabinetes de gobierno. Estados Unidos ha aprendido mucho de esta materia, en Vietnam hace ya medio siglo y en Irak y Afganist¨¢n en tiempos recientes. Una guerra sin objetivo pol¨ªtico claro y realista suele tomar mal rumbo y tener peor desenlace. Israel va por tal camino, como demuestran las crecientes divisiones que enfrentan a Benjamin Netanyahu con el Ej¨¦rcito, los servicios secretos, Estados Unidos e incluso dentro de su Gobierno, hasta provocar la salida del centrista Benny Gantz.
Los extremistas del Gobierno de Netanyahu persiguen la ocupaci¨®n y anexi¨®n de Gaza y de paso incluso de Cisjordania. No les importan los rehenes y menos todav¨ªa los gazat¨ªes. No tan solo est¨¢n dispuestos a seguir la guerra de Gaza tanto tiempo como haga falta sino que quieren extenderla a L¨ªbano y si hace falta hasta la confrontaci¨®n directa con Ir¨¢n. Todas estas ideas horrorizan a la Casa Blanca, que ya no sabe c¨®mo parar los pies a Netanyahu, aferrado a la guerra como su seguro de supervivencia pol¨ªtica e incluso judicial.
Solo hay una buena idea para Gaza que pueda terminar con la mala idea de Ham¨¢s, pero a Netanyahu y sus socios les gusta menos todav¨ªa, y por eso la han combatido desde hace tres d¨¦cadas hasta darla por muerta. Es la ya vieja idea de los dos Estados, uno palestino y otro israel¨ª, con fronteras mutuamente reconocidas y seguras. Es el ¨²nico objetivo realista que puede incitar al alto el fuego, la tregua permanente, el regreso de los rehenes y luego la reconstrucci¨®n y la estabilidad y la paz entre los Estados ¨¢rabes e Israel y palestinos e israel¨ªes.
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