La singularidad espa?ola
El problema no es la excepci¨®n que se haga con Catalu?a, sino la constataci¨®n de que en la financiaci¨®n auton¨®mica subyacen, tras las complejas ecuaciones, unos pies de barro
Para entender la financiaci¨®n singular a Catalu?a, debemos adentrarnos en las profundidades de la f¨ªsica cu¨¢ntica. No basta con la definici¨®n can¨®nica de singularidad, como excepcionalidad o separaci¨®n de lo com¨²n, sino que hay que mirar su significado cient¨ªfico. En matem¨¢ticas, una singularidad es una situaci¨®n en que las reglas fallan, como una funci¨®n bien definida que da un resultado sin sentido. En f¨ªsica, es un lugar donde las leyes universales...
Para entender la financiaci¨®n singular a Catalu?a, debemos adentrarnos en las profundidades de la f¨ªsica cu¨¢ntica. No basta con la definici¨®n can¨®nica de singularidad, como excepcionalidad o separaci¨®n de lo com¨²n, sino que hay que mirar su significado cient¨ªfico. En matem¨¢ticas, una singularidad es una situaci¨®n en que las reglas fallan, como una funci¨®n bien definida que da un resultado sin sentido. En f¨ªsica, es un lugar donde las leyes universales no se aplican, como un agujero negro.
Las singularidades son devastadoras. Convierten las ciencias exactas en inexactas y su descubrimiento trastorn¨® a algunas de las mentes m¨¢s brillantes de la historia, como han retratado novelas recientes de ficci¨®n (Las singularidades, John Banville) y ¡°no ficci¨®n¡± (MANIAC, Benjamin Labatut). Una singularidad no es solo un monstruo deforme en la belleza reglada del cosmos. Para las almas agn¨®sticas, es la temible indicaci¨®n de que, bajo la superficial apariencia de orden, habita el caos. Para las creyentes, cuestiona la existencia de Dios.
Y la singularidad auton¨®mica tambi¨¦n est¨¢ enloqueciendo el debate pol¨ªtico. El problema no es la excepci¨®n que se haga con Catalu?a, sino la constataci¨®n de que, en financiaci¨®n auton¨®mica, como en f¨ªsica, subyacen, tras las complejas ecuaciones, unos pies de barro. Y que la l¨®gica tiene un recorrido limitado. Que cualquier soluci¨®n propuesta chocar¨¢, tarde o temprano, contra la pared de la irracionalidad.
Es dif¨ªcil arbitrar un sistema que a¨²ne la suficiencia financiera ¡ªque permita a las comunidades prestar servicios b¨¢sicos¡ª y la multilateralidad solidaria ¡ªque transfiera de las ricas a las pobres¡ª. Pero es te¨®ricamente factible. Tenemos grandes expertos, como ?ngel de la Fuente o Santiago Lago, con propuestas interesantes. Suelen coincidir en que el actual sistema es cr¨ªptico para la ciudadan¨ªa (nadie lo entiende); alambicado para los pol¨ªticos (carece de criterios claros de reparto), e incoherente para los acad¨¦micos (incumple el principio de responsabilidad fiscal o equilibrio entre las decisiones de ingreso y gasto de las comunidades).
Estas condiciones se pueden resolver con una f¨®rmula ingeniosa, como la teor¨ªa de Einstein, pero su solidez depende de algo inconmensurable, como la energ¨ªa oscura que provoca la expansi¨®n del universo. En este caso, el intangible es la lealtad de todas las comunidades para sostener un proyecto com¨²n. Y hoy eso no existe. Unos quieren ser materia de Espa?a y otros su antimateria. Es la singularidad de nuestro pa¨ªs.