El ¨²ltimo tren antes de la noche
Una serie de circunstancias pol¨ªticas ha creado una nueva, fr¨¢gil oportunidad de avanzar en el europe¨ªsmo y la cohesi¨®n social. Conviene no desperdiciarla, tal vez no haya otra igual durante tiempo
Una serie de circunstancias pol¨ªticas favorables ha configurado en el ¨²ltimo a?o lo que tal vez sea un ¨²ltimo tren europe¨ªsta antes de la noche. Se vislumbra su perfil en el tard¨ªo atardecer de los primeros d¨ªas del verano, y se intuye que es posible, quiz¨¢s probable, que no haya otro igual durante un tiempo. Ojal¨¢ logre salir de la estaci¨®n y emprender viaje a un lugar mejor. Veamos.
En Francia, una notable movilizaci¨®n popular y el sistema electoral han evitado el espanto de la llegada al poder de la ultraderecha de Le Pen. No puede subestimarse la importancia del segundo factor, el sistema electoral, en este como en otros casos. El Reagrupamiento Nacional logr¨® en la primera ronda un 32% de los votos. Pr¨¢cticamente el mismo resultado obtenido por el Partido Laborista brit¨¢nico que, con ello, ha arrasado, desalojando del poder a los tories populistas y eurofobos, otra buena noticia europea, que permite una mejora de relaciones entre UE y el Reino Unido. En Francia, la activaci¨®n de un s¨®lido cord¨®n sanitario en el mecanismo de segunda vuelta hizo que ese porcentaje de entrada acabara cuajando en una modesta tercera plaza final.
Con esa misma cuota de votos, un 33%, hace un a?o, el PP espa?ol no pudo conformar una bochornosa alianza de Gobierno con la ultraderecha retrograda de Vox. El PSOE aprovech¨® la circunstancia y, mediante un crudo trueque con el independentismo catal¨¢n propenso a atropellar la constituci¨®n y otras normas democr¨¢ticas cuando cree que le conviene, se reafirm¨® en el poder configurando un Ejecutivo europe¨ªsta. Ahora, las relaciones entre PP y Vox se resquebrajan.
Entre medias de las elecciones espa?olas de hace un a?o y las recientes francesas y brit¨¢nicas, los ultras polacos fueron felizmente reubicados en la oposici¨®n y, en el Parlamento Europeo, la mayor¨ªa europe¨ªsta aguant¨® en las elecciones de junio, aunque con rasgu?os. Ahora, como se ve¨ªa venir, las incoherencias internas de los ultras europeos, que son todo menos que una entidad homog¨¦nea, les ha dividido no ya en dos, como en la legislatura pasada, sino en tres grupos parlamentarios, y a ver qu¨¦ m¨¢s depara el camino.
Todo esto es lo que traza el contorno de esa posibilidad, ese perfil de tren europe¨ªsta que puede echar a andar antes de una noche que parece ce?irse sobre nosotros. Es fr¨¢gil, tiene problemas y puede descarrilar. Pero existe y hay que aprovecharlo.
No hay que abandonarse al catastrofismo. La vida, tambi¨¦n la pol¨ªtica, ense?a que, la mayor parte de las veces, el apocalipsis no llega, y que un pesimismo angustiado no es sano. Sin embargo, el estado de negaci¨®n de que existen riesgos catastr¨®ficos no suele ser sabio.
Primero, porque a veces se materializan. Crisis financiera, Brexit, Trump, pandemia, Bolsonaro, Meloni, guerra en Ucrania han sido sacudidas tremendas. Pregunten si no a quienes los han sufrido de forma m¨¢s directa. Y piensen adem¨¢s en qu¨¦ significar¨ªa, para Europa y el mundo entero, una segunda presidencia de Trump.
En segundo lugar, porque, aunque no se materialicen, un cierto sentido de urgencia, de emergencia, ayuda a concentrar cabezas, afilar reflejos, comprender lo que es esencial y renunciar al ego¨ªsmo. Esto es lo que hicieron las fuerzas pol¨ªticas de izquierda y de centro en Francia. Hace falta mucho m¨¢s de ese tipo de actitud. Pueden llamarlo nobleza. O racionalidad.
Por todos esos motivos hay que aprovechar la circunstancia favorable. Hay dos citas inmediatas que requieren esa clase de actitud. La semana que viene est¨¢ prevista la sesi¨®n plenaria del Parlamento Europeo que votar¨¢ la candidatura de Ursula von der Leyen para repetir como presidenta de la Comisi¨®n. Es votaci¨®n secreta. Ojal¨¢ no aparezcan demasiados versos sueltos ocultos en el bosque del voto secreto que acaben hiriendo o matando esa candidatura que es lo m¨¢s razonable para la UE. Y, en Francia, si bien est¨¢ salvado el primer obst¨¢culo, sigue haciendo falta la conformaci¨®n de un Gobierno y que est¨¦ resulte eficaz, lo que requerir¨¢ compromisos. El bloque de izquierdas ha obtenido el n¨²mero m¨¢s alto de esca?os, pero su distancia desde la mayor¨ªa absoluta (grande: dispone de 182 sobre un total de 577) y aquella desde el bloque del centro (m¨ªnima: 14 esca?os) obviamente reclaman una negociaci¨®n de buena fe que reconozca un equilibrio de fuerzas casi igualitario entre esos dos bloques. De lo contrario, de faltar un consenso eficaz, la marea de Le Pen seguir¨¢ subiendo en la pr¨®xima cita electoral.
Asimismo, aunque hayamos ahora logrado desactivar riesgos explosivos, el contexto de Occidente induce a considerar seriamente que la ola de rechazo, hartazgo y radicalismo que los ultras cabalgan no ha sido domesticada con estos resultados electorales, no se ha acabado aqu¨ª. Una victoria de Trump es probable. Si ocurre, ser¨¢ una cerrada noche nacionalpopulista con una grave onda expansiva en t¨¦rminos geopol¨ªticos y de calidad democr¨¢tica. El entorno global, en cualquier caso, no es prometedor. Europa necesita m¨¢s integraci¨®n para garantizar seguridad, libertad y prosperidad a sus ciudadanos. Necesita m¨¢s cohesi¨®n social para evitar que perdedores airados del tiempo moderno abracen el radicalismo, y las elites del capitalismo depredador deber¨ªan entender que a ellas tampoco les conviene seguir en la depredaci¨®n. Hay un tren en la estaci¨®n que puede hacer ese recorrido. Conviene tomarlo. No estamos seguros de que haya otro igual despu¨¦s. Y si ciertas noches son de por s¨ª dolorosas, el remordimiento de una ocasi¨®n perdida las hace desgarradoras.
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