La improbable reforma de la ¡®ley mordaza¡¯
Sospecho que la ¨²nica raz¨®n de la desidia del Gobierno hacia las restricciones a la libertad de manifestaci¨®n es que le vienen bien
Cuando uno quiere hacer algo, lo hace. Puede fracasar, le puede salir del rev¨¦s y quedarse con un palmo de narices, pero lo hace. Cuando uno no quiere hacer algo, dice que quiere hacerlo y que lo va a intentar, pero que las circunstancias son complicadas, que no ser¨¢ un camino de rosas y que se dejar¨¢ la piel por conseguirlo. Cuantos m¨¢s t¨®picos de sacrificio incluya el ¨¦nfasis, menos cre¨ªble ser¨¢ la proclama: los pol¨ªticos espa?oles son tan aficionados a dejarse la piel en el desempe?o del cargo que es muy extra?o que la conserven tan hidratada y bronceada. A estas alturas, deber¨ªan parecer zombis despellejados.
La derogaci¨®n de la ley mordaza es un ejemplo palmario de tarea que no se quiere hacer y que se har¨¢ si no queda m¨¢s remedio. La Ley org¨¢nica 15/2015, de 30 de marzo, de protecci¨®n de la seguridad ciudadana, lleva en vigor nueve a?os y cuatro meses. La mayor parte de ese tiempo, seis a?os (?seis a?os, la de sesiones parlamentarias que caben en seis a?os!), lo ha hecho bajo gobiernos de Pedro S¨¢nchez. Tanto en la etapa del PSOE en solitario tras la moci¨®n de 2018, como en las coaliciones con Podemos y Sumar, se ha abominado de la ley y se han hecho sentid¨ªsimas proclamas de reforma y derogaci¨®n. Ninguna ha salido adelante. Cuando no eran las peleas y pele¨ªtas entre socios, era la pandemia o Ucrania o que la abuela fumaba. Siempre suced¨ªa algo m¨¢s importante por lo que dejarse la piel, y el culebr¨®n judicial de estos d¨ªas servir¨¢ para aplazar otra vez un asunto del que Pedro S¨¢nchez solo se acord¨® cuando se retir¨® a la monta?a y volvi¨® con las tablas de la regeneraci¨®n democr¨¢tica.
Sospecho que la ¨²nica raz¨®n sincera de esta desidia es que les viene bien. Cuando uno protesta no le viene bien que la polic¨ªa disponga de poderes extraordinarios y que le puedan multar hasta por cantar que del barco de Chanquete no nos mover¨¢n, pero cuando se ocupan despachos en el Gobierno no est¨¢ del todo mal que los polic¨ªas que custodian la puerta tengan cierta manga ancha legal. Alguien ech¨® un vistazo al horno social de Espa?a, vio que no estaba para bollos y colg¨® la reforma de la ley mordaza en el purgatorio de los debates y las comisiones, que es el equivalente pol¨ªtico de ese trastero donde guardamos la raqueta que usamos una vez cuando nos propusimos jugar al tenis. Por eso yo abandonar¨ªa toda esperanza de reforma, y si fuera un activista, me preparar¨ªa para seguir pagando multas injustas.
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