Orb¨¢n solivianta a la Uni¨®n Europea
El desaf¨ªo calculado a los consensos de la UE por parte de Hungr¨ªa debe encontrar una respuesta contundente m¨¢s all¨¢ de la protesta
A la Hungr¨ªa de Viktor Orb¨¢n, que asumi¨® la presidencia semestral de la UE el pasado 1 de julio, le han bastado solo unos d¨ªas para provocar un choque sin precedentes con las instituciones comunitarias y con la mayor¨ªa de los socios de la Uni¨®n Europea. Por primera vez, el presidente del Consejo Europeo ha llamado al orden al primer ministro de una presidencia, la Comisi¨®n Europea ha degradado su nivel de relaci¨®n institucional con el gobierno de turno y varias capitales han anunciado que enviar¨¢n una representaci¨®n de segundo orden a los consejos de ministros europeos en suelo h¨²ngaro.
El in¨¦dito boicot llega tras la gira unilateral de Orb¨¢n por Rusia y China para reunirse con los presidentes Vlad¨ªmir Putin y Xi Jinping, adem¨¢s de con el candidato republicano Donald Trump en EE UU, en una supuesta ¡°misi¨®n de paz¡± para poner fin a la invasi¨®n rusa de Ucrania. Bruselas y los principales gobiernos europeos acusan al l¨ªder h¨²ngaro de arrogarse un papel que no le corresponde y de haber abusado de la presidencia europea para presentarse a nivel internacional como la voz de Europa. El servicio jur¨ªdico del Consejo incluso considera que Orb¨¢n habr¨ªa violado el Tratado de la Uni¨®n al socavar la posici¨®n europea, contraria en este caso a cualquier contacto con el Gobierno de Putin, y al conducir la pol¨ªtica exterior de su pa¨ªs sin el esp¨ªritu de lealtad y solidaridad mutua previsto en m¨¢xima norma europea. En un nuevo desaf¨ªo, Orb¨¢n ha relajado sus normas de visado laboral para permitir la entrada de ciudadanos rusos y bielorrusos.
La situaci¨®n aboca a un semestre de Orb¨¢n pr¨¢cticamente en blanco a nivel europeo, despu¨¦s de las exitosas presidencias de Espa?a y B¨¦lgica. En la pr¨¢ctica, el impasse h¨²ngaro coincide con el arranque de la nueva legislatura y la renovaci¨®n de altos cargos europeos, por lo que la actividad comunitaria se encuentra al ralent¨ª. Pero el ataque flagrante de Orb¨¢n a la unidad europea y en un asunto tan grave como Ucrania s¨ª ha disparado todas las alarmas.
El descarado desaf¨ªo de Hungr¨ªa muestra que las fuerzas euroesc¨¦pticas, populistas y de extrema derecha se sienten cada vez m¨¢s crecidas a medida que han ido ganando peso en el entramado comunitario. Casi un tercio de los 27 Gobiernos del Consejo est¨¢n liderados por partidos ultras o cuentan con ellos en coalici¨®n. Las elecciones del 9-J les dieron unos 200 de los 720 esca?os del nuevo Parlamento Europeo, donde en la primera semana de sesiones la presidencia ya tuvo que expulsar a uno de esos europarlamentarios. Y la pr¨®xima Comisi¨®n Europea contar¨¢ con hasta cuatro miembros nombrados por gobiernos euroesc¨¦pticos (Italia, Pa¨ªses Bajos) y prorrusos (Hungr¨ªa y Eslovaquia).
El grueso de la Uni¨®n, sin embargo, sigue siendo partidario de la integraci¨®n, de los valores fundamentales del club y del escrupuloso respeto al Estado de derecho. Por eso la respuesta a Hungr¨ªa debe ser contundente y, llegado el caso, ir m¨¢s all¨¢ de un mero boicot diplom¨¢tico. La Uni¨®n dispone de armas para defenderse de sus caballos de Troya, desde cerrar el grifo de los fondos europeos a suspender el derecho de voto de un pa¨ªs en el Consejo. Especial responsabilidad tiene el Partido Popular Europeo, tanto por ser la fuerza m¨¢s poderosa en las instituciones como por haber dado cobijo durante mucho tiempo a la deriva iliberal de Orb¨¢n.
La UE debe dejar claro a Orb¨¢n que si persiste en su calculada violaci¨®n de los Tratados y en la deslealtad hacia el club, peligra la silla de Hungr¨ªa en las instituciones.
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