El debate | ?Por qu¨¦ no hay sitio en los Juegos Ol¨ªmpicos para el ajedrez?
En Par¨ªs hay 329 pruebas y m¨¢s de mil medallas a repartir. Con cada vez m¨¢s deportes con el marchamo de ol¨ªmpicos, como el ¡®skateboarding¡¯ o el ¡®breakdance¡¯, ?por qu¨¦ no se incluye el ajedrez?
En los Juegos Ol¨ªmpicos que terminan esta semana en Par¨ªs se van a celebrar un total de 329 pruebas, en 48 disciplinas de 32 deportes diferentes. La incorporaci¨®n o no de los distintos deportes a cada edici¨®n siempre despierta la pol¨¦mica, con muchos orgullos nacionales, inversiones publicitarias y horas y horas de entrenamiento en juego. Visto que el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI) est¨¢ incorporando cada vez m¨¢s deportes a los juegos, ?por qu¨¦ no el ajedrez, el juego mental m¨¢s popular del planeta?
El experto en ajedrez de EL PA?S Leontxo Garc¨ªa y el escritor Paco Cerd¨¤ ofrecen dos puntos de vista sobre esta ausencia.
El desgaste f¨ªsico de un ajedrecista no es menor que el de otros deportes
Leontxo Garc¨ªa
Juan Antonio Samaranch (1920-2010), presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI) de 1980 a 2001, explic¨® a EL PA?S en 1998 por qu¨¦ iba a proponer a la siguiente Asamblea General que se aceptara como miembro a la Federaci¨®n Internacional de Ajedrez (FIDE): ¡°En nuestros archivos no tenemos una definici¨®n oficial de lo que es deporte. El ajedrez es el deporte mental por excelencia, y est¨¢ organizado como tal en todo el mundo. Encaja perfectamente con el lema Mens sana in corpore sano (mente sana en cuerpo sano, en lat¨ªn) y nos dar¨¢ una imagen ligada a la inteligencia¡±. La Asamblea aprob¨® su propuesta por aclamaci¨®n en 1999. Y el ajedrez fue deporte de exhibici¨®n en los Juegos de S¨ªdney, en 2000.
La FIDE cuenta hoy con 201 pa¨ªses miembros (no todos son independientes; por ejemplo, Escocia, Gales o Islas Feroe). S¨®lo el f¨²tbol, baloncesto y atletismo tienen m¨¢s. El ajedrez tiene sus propias Olimpiadas (bienales), desde 1927. Y ha entrado ya o lo har¨¢ pronto en los Juegos de Centroam¨¦rica y el Caribe, los Suramericanos, los Asi¨¢ticos y los Africanos, con el objetivo de formar parte alg¨²n d¨ªa de los JJ OO, de Verano o de Invierno.
Cuando Samaranch me recibi¨® en su despacho de Lausana (Suiza), sobre su mesa estaba un informe de varios cientos de folios que conten¨ªa un experimento m¨¦dico de la Universidad de Lovaina (B¨¦lgica) en el que se demuestra que el desgaste f¨ªsico (nervioso, hormonal y cardiovascular, principalmente) de un ajedrecista de alta competici¨®n no es inferior al de varios deportes ol¨ªmpicos.
Al ajedrez como pasatiempo puede jugar cualquiera, aunque su salud sea horrible. Pero el de alta competici¨®n, con partidas que duran cuatro o cinco horas, exige una preparaci¨®n f¨ªsica esmerada. Es normal que un ajedrecista pierda varios kilos en un torneo (o duelo a muchas partidas) de dos o tres semanas. Entre los 50 primeros del escalaf¨®n actual solo hay siete que hayan cumplido los 40; y s¨®lo uno ¡ªel pentacampe¨®n indio Viswanathan Anand¡ª con m¨¢s de 50. Cabe preguntarse si Lionel Messi jugar¨ªa igual de bien al f¨²tbol con un cerebro distinto. Y la respuesta obvia es no. El cerebro tambi¨¦n es f¨ªsico, y act¨²a como sala de m¨¢quinas del resto del cuerpo. Diversos estudios cient¨ªficos indican que los ajedrecistas utilizan mucho algunas partes del cerebro poco ejercitadas por el resto de la gente, y tambi¨¦n que usan intensamente ambos hemisferios a la vez, de forma coordinada.
Buena parte de lo explicado en los p¨¢rrafos anteriores sirve para afirmar que el mus o el domin¨® est¨¢n a a?os luz del ajedrez para reivindicar su entrada en los JJ OO. Conviene subrayar una cuesti¨®n pragm¨¢tica, se?alada por Samaranch: el ajedrez est¨¢ organizado como un deporte incluso en los pa¨ªses que no lo han reconocido todav¨ªa oficialmente como tal (sobre todo, algunos anglosajones); cambiar eso provocar¨ªa serios problemas en cuanto a subvenciones de dinero p¨²blico y ubicaci¨®n en los medios de comunicaci¨®n. Por ejemplo, si yo ofreciese un reportaje sobre ajedrez y cine (o literatura) a la secci¨®n de Cultura de EL PA?S tendr¨ªa pleno sentido porque hay muchas pel¨ªculas y novelas sobre ajedrez. Pero si fuera sobre la Olimpiada de Ajedrez de Budapest, la respuesta ser¨ªa: ¡°No, eso es para Deportes¡±.
Y est¨¢ el argumento hist¨®rico. Muy pocas actividades humanas ¡ªy menos a¨²n deportivas, excepto el marat¨®n¡ª tienen m¨¢s de 1.500 a?os de historia documentada. El ajedrez naci¨® probablemente en alg¨²n lugar cercano a la actual India antes del siglo VI, y los musulmanes lo trajeron en el VIII a Espa?a, donde se cre¨® el ajedrez moderno (pr¨¢cticamente con las reglas actuales) a finales del XV; se extendi¨® de inmediato por Am¨¦rica y buena parte de lo que hoy es la UE. El primer campe¨®n del mundo oficioso, en el XVI, fue el cl¨¦rigo espa?ol Ruy L¨®pez de Segura, patrocinado por Felipe II.
Dos jugadores murieron durante la Olimpiada de Ajedrez de Tromso (Noruega) de 2014. Kurt Meier (Seychelles, 67 a?os) por infarto en plena partida. El uzbeko Anisher Anark¨²lov, de 46, en su habitaci¨®n ¡°por causas naturales¡±, seg¨²n la polic¨ªa. Los an¨¢lisis demostraron que sus arterias coronarias no eran apropiadas para la alta competici¨®n, que consiste en llevar el cuerpo y la mente al l¨ªmite. Todo ajedrecista de ¨¦lite ha sufrido eso en propia carne.
Sobran pruebas y faltan deportes con po¨¦tica ol¨ªmpica
Paco Cerd¨¤
Comenc¨¦ los Juegos compr¨¢ndome un libro de cuatro mil p¨¢ginas: Le si¨¨cle olympique, una maravillosa locura donde Pierre Lagrue reconstruye el d¨ªa a d¨ªa de todos los Juegos de la Historia. En sus p¨¢ginas laten las vidas y milagros de los santos laicos de este siglo: los deportistas. Por ejemplo, Alain Mimoun. Siempre vio las suelas del gran Emil Z¨¢topek delante de sus narices. Fue plata en Londres 1948 y logr¨® dos platas en Helsinki 1952: siempre por detr¨¢s de Z¨¢topek. Pero en Melbourne 1956 pas¨® lo inesperado. La noche anterior al marat¨®n, Mimoun recibi¨® una llamada: hab¨ªa nacido su hija Olimpia. Ese caluroso s¨¢bado corri¨® como nunca y gan¨®. Z¨¢topek, que lleg¨® sexto, se descubri¨® ante ¨¦l y abraz¨® a su eterno poulidor. Es una historia preciosa. Contiene el peso de la tradici¨®n, el aura del marat¨®n: la pureza de un humano persiguiendo el horizonte y sus l¨ªmites. ?Puede levantar esa poes¨ªa el breakdance?
Los primeros Juegos de Atenas 1896 empezaron con nueve deportes: atletismo, ciclismo, esgrima, gimnasia, tiro deportivo, nataci¨®n, tenis, halterofilia y lucha grecorromana. Entre todos sumaban 43 pruebas. Citius, altius, fortius. Ah¨ª estaba la esencia ol¨ªmpica: correr, saltar, lanzar, levantar, tumbar, nadar, tirar, pedalear, y conectar con la Antig¨¹edad.
Pero los Juegos comenzaron a crecer de una forma desigual. En la segunda edici¨®n ya hab¨ªa 19 deportes y se lleg¨® con 21 hasta Los ?ngeles 1984. Fue ah¨ª, con el muro de Berl¨ªn resquebrajado y el capitalismo ganando el oro mundial sin control antidopaje, cuando todo se dispar¨®. En Par¨ªs hay 32 disciplinas. Pero en el n¨²mero de deportes no est¨¢ la gran transformaci¨®n. Criticar a los monopatines o a la danza urbana es lo f¨¢cil. Solo un espejismo.
La verdadera mutaci¨®n ata?e al n¨²mero de competiciones. Aquellas 43 pruebas de Atenas 1896 pronto se doblaron. En 1908 se superaron las 100. En Roma 1960 se rebasaron las 150. En Mosc¨² 1980 se saltaron las 200. Solo veinte a?os despu¨¦s se produjo el gran salto: 300 pruebas en S¨ªdney 2000. As¨ª pues, aunque parezca lo contrario, el aumento ha sido tenue en este siglo: 300 competiciones en S¨ªdney, 301 en Atenas, 302 en Beijing, 302 en Londres, 306 en R¨ªo, 324 en Tokio y 329 en Par¨ªs. En estos Juegos hay 10.500 atletas y m¨¢s de mil medallas en juego. Pero algunas son de pruebas por equipos. As¨ª, en los Juegos de Tokio, 2.175 atletas ganaron medalla. Una medalla por cada cinco atletas no parece la media de la excelencia.
Tras los datos vienen las preguntas. ?Tiene sentido que el ciclismo ol¨ªmpico compita en pista, en ruta, en monta?a y en cross hasta llegar a las 22 pruebas? ?Es proporcional que 91 pruebas ¡ªel 28 % del total¡ª se disputen en el agua? ?Es sensato que la nataci¨®n se subdivida en libres, braza, espalda, mariposa, estilos, aguas abiertas, relevos, 50 metros, 100, 200, 400, 800, 1.500, 10 kil¨®metros, relevos, mixto y as¨ª hasta repartir 111 medallas? ?Es pertinente que el pirag¨¹ismo tenga 16 pruebas, el remo 14 y la vela 10? ?Es l¨®gico que los saltos acu¨¢ticos tengan ocho pruebas, como si sum¨¢ramos todas las de balonmano, hockey, waterpolo o voleibol? Parece indiscutible que el atletismo alcance las 48 competiciones: es el origen ol¨ªmpico. M¨¢s cuestionable es que el combate re¨²na 66 pruebas entre lucha (18), judo (15), boxeo (13), esgrima (12) y taekwondo (8). Porque lo que sobran son pruebas, m¨¢s que deportes.
Uno preferir¨ªa ver incluso m¨¢s deportes alineados con el esp¨ªritu ol¨ªmpico y su po¨¦tica. Por ejemplo la pelota a mano en front¨®n, que ya fue ol¨ªmpica; por ejemplo el alpinismo, con monta?istas ascendiendo cumbres, como quiso el bar¨®n de Coubertin; por ejemplo algunos juegos populares que fueron ol¨ªmpicos, como el tira y afloja con una cuerda. Para ello deber¨ªan reducirse pruebas. Y si el COI no lo hace, que al menos no nos d¨¦ gato por liebre con baloncesto 3x3, ni descafeinado de sobre con f¨²tbol amateur. Que los Juegos coronen a los mejores. Al mejor corriendo, luchando, nadando, saltando; no a los dos mil mejores en cada microespecialidad.
De todos modos, la po¨¦tica del olimpismo no solo brilla en los mejores. Tambi¨¦n late en la tragedia de Carolina Mar¨ªn. Tambi¨¦n en la derrota sin final feliz de Rafa Nadal. Tambi¨¦n en la evocadora historia de Mimoun: sin sus amargas platas, nadie recordar¨ªa su oro.
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