Lo que la izquierda europea puede aprender de la financiaci¨®n de campa?as en Estados Unidos
Las cuotas de afiliados no son suficientes: potenciar las peque?as donaciones con herramientas digitales podr¨ªa dar la munici¨®n necesaria para movilizar a los ciudadanos a apoyar causas positivas
Tengo en mi memoria la fotograf¨ªa de una sonriente sufragista inglesa recogiendo fondos con una hucha. A¨²n hoy, los sindicatos mantienen sus cajas de resistencia. Pero las cuotas de afiliados, signo de identificaci¨®n y compromiso, tienen los l¨ªmites del n¨²mero de inscritos. No puede depender todo de la financiaci¨®n del Estado ni de los llamados grandes donantes. Debemos crear huchas digitales que permitan participar a los ciudadanos sencillos, a la gente humilde y especialmente a los j¨®venes.
La financiaci¨®n de las campa?as electorales depende hoy y cada vez m¨¢s de peque?as donaciones de gente corriente, desde aportaciones ocasionales, equivalentes al precio de un caf¨¦, hasta donaciones peri¨®dicas para contribuir a objetivos pol¨ªticos o causas sociales m¨¢s generales.
Este cambio, desencadenado por el auge de las redes sociales y otras herramientas digitales, est¨¢ aumentando la participaci¨®n c¨ªvica en campa?as pol¨ªticas. Y adem¨¢s, tiene la ventaja a?adida de proporcionar a los donantes un feedback sobre las iniciativas que se espera que impulsen. El donante ya no es un sujeto an¨®nimo que deposita en una hucha su aportaci¨®n a la causa; la tecnolog¨ªa permite su identificaci¨®n y el di¨¢logo.
En Europa queda mucho por hacer en el aprovechamiento de la participaci¨®n masiva de donantes como herramienta de campa?a, y m¨¢s si la comparamos con la recaudaci¨®n de fondos de los grupos pol¨ªticos en Estados Unidos. Para hacerse una idea de la diferencia, entre 2018 y 2021, las peque?as donaciones a las agrupaciones de partidos europeos constituyeron menos del 1% de las contribuciones totales. Desglosadas por grupos, estas representan tan solo el 11% de los ingresos totales de las finanzas del Movimiento Pol¨ªtico Cristiano Europeo, el 2% de Renew Europe y el 1% para cada uno de los grupos de Alianza Libre Europea, el Partido Verde Europeo e Identidad y Democracia, respectivamente.
Sin embargo, hay que reconocer que s¨ª se han dado algunos casos de ¨¦xito aislados. En Italia, por ejemplo, el otrora ascendente Movimiento 5 Estrellas dej¨® atr¨¢s a sus rivales pol¨ªticos y reuni¨® casi un mill¨®n de euros en financiaci¨®n comunitaria durante su campa?a hacia la presidencia en 2018. Y en 2017, en el Reino Unido, el movimiento Momentum, que pretend¨ªa devolver al Partido Laborista a sus ra¨ªces en la izquierda pol¨ªtica, debi¨® su ¨¦xito en gran parte a una eficaz campa?a puerta a puerta con la que duplic¨® el n¨²mero de afiliados en solo 12 meses.
Sin embargo, al otro lado del Atl¨¢ntico, las peque?as aportaciones son ya una de las caracter¨ªsticas centrales de la pol¨ªtica estadounidense, tras una sistem¨¢tica tendencia al alza durante tres d¨¦cadas. Hoy, constituyen una parte significativa de las finanzas de los partidos: representan, respectivamente, el 40% y el 31% del total de los fondos de campa?a de los candidatos presidenciales Kamala Harris y Donald Trump.
Podr¨ªa decirse que en Estados Unidos hubo un gran salto en la adopci¨®n de este m¨¦todo de financiaci¨®n en 2012, cuando Barack Obama recaud¨® 23.000 donaciones de peque?as cantidades en las primeras 24 horas de su campa?a para la reelecci¨®n.
Esta tendencia se dispar¨® cuatro a?os despu¨¦s con la campa?a puerta a puerta de Bernie Sanders. El senador de Vermont recaud¨® 1,5 millones de d¨®lares (1,39 millones de euros) en microdonaciones el primer d¨ªa de su campa?a y acab¨® recibiendo al final del a?o nada menos que 73 millones de d¨®lares (67,7 millones de euros) de peque?os donantes. En 2020, las donaciones de menos de 200 d¨®lares fueron la principal fuente de ingresos de todos los candidatos presidenciales.
La entrada de Kamala Harris en la carrera presidencial este mes ha llevado esta tendencia a su z¨¦nit, creando un estruendo en la pol¨ªtica estadounidense con una explosi¨®n de peque?as donaciones que ha impulsado un aumento sin precedentes de la recaudaci¨®n de fondos en su campa?a. Tras anunciar su candidatura, Harris recibi¨® en tan solo 24 horas la in¨¦dita cifra de 81 millones de d¨®lares, donada por 880.000 simpatizantes, de los cuales 528.000 eran donantes por primera vez. La campa?a Biden-Harris, en conjunto, recaud¨® 310 millones de d¨®lares solo en julio. De esta cantidad, dos tercios proceden de donantes primerizos y el 94% de las donaciones eran inferiores a los 200 d¨®lares, elevando la cifra total recaudada por ambos candidatos dem¨®cratas a m¨¢s de 1.000 millones de d¨®lares. Nunca antes se hab¨ªa alcanzado esta cifra en tan poco tiempo.
La entrada de Harris en la contienda presidencial ha puesto de manifiesto una realidad fundamental, de la que los progresistas europeos deber¨ªamos tomar nota: las organizaciones y sus afiliados, instrumentos imprescindibles para la organizaci¨®n de las luchas, ya no son suficientes.
La tecnolog¨ªa permite hoy incorporar dos nuevos actores fundamentales: los voluntarios y los donantes, figuras ambas complementarias. La cantera del compromiso c¨ªvico es m¨¢s profunda de lo que muchos sugieren, y, por tanto, es hora que los partidos y las causas abran sus puertas m¨¢s all¨¢ de sus militantes e inviten a todo aquel con ganas de contribuir, ya sea con su tiempo, con su voz o con su dinero.
Como dice Patrick Frank, que trabaj¨® en la campa?a de Obama de 2012, y que ahora dirige Lunda (una plataforma de recaudaci¨®n de fondos): ¡°No se trata solo de dinero¡±. Seg¨²n ¨¦l, cuando las campa?as piden donaciones ¡°est¨¢n pidiendo la ayuda del donante... para que influya positivamente en el mundo que le rodea¡±. Un donante con el que hay que tener la posibilidad de comunicarse directamente y al que hay que hacerle apelaciones claras y contundentes, nota. En esencia, se trata de hacer que la gente participe en una campa?a, est¨¦n f¨ªsicamente all¨ª o no.
Un giro hacia la financiaci¨®n comunitaria podr¨ªa dar a los partidos progresistas de Europa la munici¨®n necesaria para movilizar a los ciudadanos a apoyar causas positivas, impulsadas por la gente, que pueden utilizarse para hacer retroceder la marea del populismo derechista.
El repentino cambio de suerte de los dem¨®cratas estadounidenses demuestra que debemos esforzarnos en implicar m¨¢s a los ciudadanos de nuestras democracias en la toma de decisiones. La energ¨ªa y las campa?as de Harris, y de otros miembros del progresismo estadounidense, evidencian lo que es posible cuando existe una adhesi¨®n generalizada a una causa concreta. Y, si de verdad estamos comprometidos a la construcci¨®n de movimientos que puedan provocar un cambio positivo aqu¨ª en Europa, har¨ªamos bien en observar e integrar algunas de estas pr¨¢cticas en nuestros modelos de partidos.
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