Una amplia coalici¨®n para Kamala Harris
La candidata dem¨®crata necesita un apoyo rotundo de todo el partido para poder recoger el enorme apoyo que logr¨® Biden
El Partido Dem¨®crata de Estados Unidos tiene esta semana la tarea de presentar y definir a su candidata a presidenta en un tiempo r¨¦cord y ante un electorado que tiene muy poca informaci¨®n sobre ella en comparaci¨®n con el presidente Joe Biden. La Convenci¨®n Nacional que se celebra en Chicago comienza este lunes y terminar¨¢ el jueves con la proclamaci¨®n oficial de Kamala Harris. No hay misterio en ese sentido, pues ya se ha asegurado una mayor¨ªa de los delegados. Pero en esos cuatro d¨ªas, a trav¨¦s de los discursos y la puesta en escena, se tiene que hacer muy evidente para el electorado que el partido no tiene ninguna duda sobre su candidata y que Harris merece en noviembre el mismo apoyo que Biden, el presidente m¨¢s votado de la historia.
No se ha cumplido todav¨ªa un mes desde que Biden renunci¨® a su carrera por la reelecci¨®n en una decisi¨®n inaudita. El apoyo inmediato a su vicepresidenta, completado en los d¨ªas siguientes por toda la elite del partido, los principales cargos p¨²blicos y sus posibles rivales por la nominaci¨®n, hicieron a Harris inevitable para el votante. Se puede decir que, en las elecciones de 2024, los dem¨®cratas no han tenido primarias. Biden gan¨® sin oposici¨®n con una participaci¨®n ¨ªnfima. A Harris no la ha votado nadie. Sin embargo, eso no parece mermar la disposici¨®n de las bases dem¨®cratas a apoyarla. Las cifras r¨¦cord de donaciones y la subida repentina en las encuestas, que ya la sit¨²an empatada o por delante de Donald Trump en todos los Estados clave, demuestran que el electorado fiel est¨¢ en paz con la decisi¨®n, movilizado y con una inyecci¨®n de ilusi¨®n que no ten¨ªa con Biden.
Pero el electorado fiel no es el que gana una elecci¨®n tan compleja como la presidencia de Estados Unidos. Hace falta lo que en la jerga pol¨ªtica se llama una coalici¨®n de votantes con intereses distintos y muchas veces coyunturales, no ideol¨®gicos. Joe Biden recibi¨® 81 millones de votos en 2020. En esa coalici¨®n de votantes estaban desde Alexandria Ocasio-Cortez, una joven congresista izquierdista de Nueva York, hasta Cindy McCain, la matriarca del republicanismo de Arizona. Es muy posible que una coalici¨®n tan amplia en el espectro ideol¨®gico sea irrepetible con cualquier otro candidato. Esa era una de las principales razones que alimentaban las dudas de quienes no quer¨ªan prescindir de Biden.
Harris es, en comparaci¨®n con Biden, una desconocida. Tiene menos de tres meses para convencer a todos los votantes que pueda de esa coalici¨®n. Ha comenzado por hacer campa?a en los cinco Estados que le dieron la presidencia a Biden: Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Arizona y Georgia. Ha recogido el apoyo de los sindicatos que fueron fundamentales para el presidente en el norte industrial. Ha presentado un plan econ¨®mico que contin¨²a el discurso central de estos cuatro a?os: apoyo a la clase media que ve la vida cada d¨ªa m¨¢s dif¨ªcil a pesar de los buenos datos macroecon¨®micos. B¨¢sicamente, nadie la puede acusar de ser m¨¢s izquierdista que Biden, ni de ser m¨¢s conservadora.
La ampl¨ªsima base ideol¨®gica a la que puede apelar el Partido Dem¨®crata es una ventaja respecto a un Partido Republicano transformado en una secta de culto a Trump. De los discursos y la puesta en escena de estos d¨ªas depende que Harris entre en la recta final de campa?a revestida de heredera leg¨ªtima de la presidencia de Biden, para reclamar como propios todos sus votos. Porque el peligro en el otro lado sigue siendo el mismo.
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