Carles Puigdemont todav¨ªa no est¨¢ amortizado
La despedida del ¡®expresident¡¯ es m¨¢s un deseo que una realidad esperable; sigue siendo el l¨ªder indiscutible del espacio independentista

Carles Puigdemont todav¨ªa no est¨¢ amortizado. Por m¨¢s que al Gobierno le conviniera que Junts le defenestrara ¡ªcreyendo que entonces podr¨ªa pactar con el partido con menos trabas¡ª esa despedida es todav¨ªa m¨¢s un deseo que una realidad esperable. Puigdemont sigue siendo el l¨ªder indiscutible del espacio independentista. Otra cosa es que el futuro de su formaci¨®n no se sostenga a base de shows constantes, sino que necesite una estrategia de largo plazo en esta nueva etapa.
En esa senda de la reformulaci¨®n estaba el propio Puigdemont antes de su reaparici¨®n en Barcelona el pasado 8 de agosto. El l¨ªder de Junts hab¨ªa basado la campa?a electoral del 12 de mayo en recuperar varias consignas de la vieja Convergencia. Habl¨® de impuestos, de cultura del esfuerzo, e incluso, fich¨® a perfiles como la empresaria Anna Navarro para apuntalar el giro business friendly, poniendo la mirada en la Catalu?a del futuro, la digitalizaci¨®n y la tecnolog¨ªa. Es m¨¢s, Puigdemont dej¨® caer en varios m¨ªtines el mal estado de ciertas infraestructuras catalanas o la baja ejecuci¨®n de las inversiones, casi insinuando que por ah¨ª pod¨ªa quiz¨¢s Junts pactar los presupuestos con Pedro S¨¢nchez. Pero todo ello pareci¨® esfumarse cuando mont¨® su performance veraniega. El mantra de un ¡°president leg¨ªtim¡± abandonado por la traidora ERC volvi¨® a abrirse paso haciendo saltar las alarmas sobre el problem¨¢tico papel de Junts en la gobernabilidad de S¨¢nchez.
Junts tiene hoy dos almas: legitimismo frente a pragmatismo. Basta observar que el personalismo m¨¢ximo de su l¨ªder es el emblema del partido, pero este est¨¢ formado de una potente base de alcaldes, quienes permitieron salvar los muebles en las municipales del 28 de mayo de 2023. Esos cuadros est¨¢n preocupados por gestionar y son referentes en sus respectivos feudos, aunque no sean tan medi¨¢ticos. Ahora bien, es raro encontrar hoy en d¨ªa un n¨²cleo cr¨ªtico fuerte contra Puigdemont, asumido que el PDeCAT ¡ªlo m¨¢s parecido al alma ¡°sensata¡± que surgi¨® del espacio post-Convergente¡ª se extingui¨® electoralmente y muchos se pasaron a Junts sin problemas porque les daba mayor r¨¦dito
Las dos almas no son en absoluto incompatibles entre ellas, ni estancas, sino complementarias. Si no fuera por el misticismo que a¨²n rodea a Puigdemont, poco diferenciar¨ªa hoy a Junts de ERC. Ambos han pactado sus salvaciones judiciales con el PSOE, v¨ªa indultos y amnist¨ªa; ambos han participado de la gobernabilidad enterrando el refer¨¦ndum. La diferencia clave es que Puigdemont todav¨ªa sigue dando a los suyos giros de consumo interno, una especie de halo rom¨¢ntico que algunos creen ver en el ¡°vacile¡± o la ¡°resistencia¡± contra Espa?a: hoy poner contra las cuerdas al Gobierno, ma?ana, a las fuerzas del Estado. Y esa pulsi¨®n antisistema, m¨¢s moral que de facto, es compatible con el hecho de que muchos independentistas sepan tambi¨¦n que, tras las acrobacias, hoy el movimiento sigue sin tener un proyecto realizable, asumido el fracaso de 2017.
En consecuencia, raramente Puigdemont ser¨¢ defenestrado por los suyos porque aporta relato. Es decir, un imaginario colectivo para mantener viva la llama de la ilusi¨®n por el Estado propio. Hay que entender que Catalu?a no puede volver a la normalidad plena de 2009 porque diez a?os de proc¨¦s no pasan en vano. Por tanto, el nuevo tablero catal¨¢n ser¨¢ lo m¨¢s parecido a los a?os 90, con el regreso del Tripartit encubierto de Salvador Illa, y con un Junts que aspire a recuperar la hegemon¨ªa de Converg¨¨ncia. Ahora bien, habr¨¢ un matiz de conceptos o significantes. Lo que su momento fue entendido como nacionalismo hoy pasa a llamarse independentismo: exigen cuestiones relativas a la lengua, o al autogobierno, como el nacionalismo noventero, pero se dicen a s¨ª mismos independentistas, porque hay un 2017 en el pasado reciente. Es decir, que ser¨¢ un independentismo folcl¨®rico, con sus mitos ¡ªel 1 de octubre, el 8 de agosto¡ª aunque de ejecuci¨®n autonomista, como es evidente en el caso de ERC.
Por eso, a Junts le toca valorar en su congreso de oto?o qu¨¦ hacer ante la etapa del Govern de Salvador Illa. Debe elegir si volverse irrelevante mediante una oposici¨®n descarnada en el Parlament y en el Congreso; o bien, si centrarse en subir cada apuesta que haga ERC en sus negociaciones con el PSOE (como la financiaci¨®n) para desgastarles; o tal vez, centrarse en cesiones para sus alcaldes. Pero un giro s¨ª ha empezado a dar Junts en sus avisos a S¨¢nchez: mientras la amnist¨ªa no le sea aplicada a su l¨ªder, m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ dar una gobernabilidad s¨®lida a Espa?a.
Con todo, el desenlace se podr¨ªa ir acercando. La medida de gracia puede llegar a ser efectiva tal vez en menos de un a?o si Puigdemont solicitara amparo al Tribunal Constitucional y este enmendara la plana al Tribunal Supremo. Y ah¨ª se ver¨¢ si el l¨ªder de Junts sigue al frente de la formaci¨®n o se vuelve una especie de gu¨ªa espiritual o coach de su espacio. Es la paradoja del futuro: suele parecerse demasiado al pasado; rima, pero tampoco puede repetirse del mismo modo porque aunque las personas se resistan, las circunstancias cambian.
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