Una estrategia para el turismo

Espa?a recibi¨® en el primer semestre del a?o a 42,5 millones de turistas extranjeros que gastaron 55.500 millones de euros, seg¨²n los ¨²ltimos datos del INE. Ambos son r¨¦cords en un sector que lleva cuatro a?os encadenando cifras positivas tras el golpe de la pandemia. Si 2023 cerr¨® con un r¨¦cord absoluto de 85,1 millones de visitantes for¨¢neos, distintos expertos pronostican que este ejercicio se cerrar¨¢ cerca de los 95 millones, previsi¨®n en la que coincide ONU Turismo.

Esa bonanza en los n¨²meros se ha registrado pese a una fuerte y continuada subida de precios, un alza que ha influido en el estancamiento e incluso desaceleraci¨®n de la demanda nacional, y en la intensificaci¨®n de las protestas contra la masificaci¨®n tur¨ªstica. Nunca Espa?a ha recibido tantos visitantes, pero tambi¨¦n es mayor que nunca la conciencia ciudadana de que un crecimiento tur¨ªstico ilimitado en determinadas zonas y temporadas tiene efectos colaterales que resultan insostenibles medioambiental y socialmente. Desde abril, miles de personas han salido a las calles de Canarias, Baleares, Barcelona, Sevilla o M¨¢laga, entre otros lugares, para mostrar su hartazgo con un modelo de turismo que eleva el precio de la vivienda, expulsa a la poblaci¨®n local y sobreexplota los recursos.

El debate sobre el turismo descontrolado y c¨®mo ponerle coto est¨¢ abierto en todo el mundo, dado el rebote tras la pandemia. Resulta ocioso reiterar su importancia econ¨®mica: el sector prev¨¦ cerrar el a?o con una aportaci¨®n al PIB espa?ol superior a los 202.000 millones (un 13,2%, seis d¨¦cimas por encima de los niveles prepandemia y un crecimiento por encima del 170% este siglo). Solo en la hosteler¨ªa trabajan dos millones de personas, el 9,6% de los afiliados a la Seguridad Social. Los ¨²ltimos r¨¦cords de afiliaci¨®n de trabajadores no se explican sin la aportaci¨®n del turismo. Pero es precisamente esa relevancia econ¨®mica la que hace imprescindible plantearse la pregunta de si Espa?a puede acoger y de qu¨¦ forma a m¨¢s 95 millones de visitantes ¡ªun informe de Google y Deloitte anticipa que en 2040 ser¨¢ el pa¨ªs m¨¢s visitado del mundo, por encima de Francia, con 110 millones¡ª sin crear insoportables tensiones sociales. Ese crecimiento ya da muestras de descontrol, reflejado no solo en las quejas ciudadanas, sino en lo que puede ver cualquiera que pasee por el centro de algunas grandes ciudades o la arena de muchas playas. El criterio no puede ser cuanto m¨¢s, mejor. Resulta urgente una estrategia tur¨ªstica de pa¨ªs.

Las distintas administraciones comprometidas ¡ªen un ¨¢mbito con gran relevancia de las competencias auton¨®micas y municipales¡ª, las organizaciones vecinales y ciudadanas y un sector muy consciente de que el ¨¦xito no se mide por la cifra de visitantes deben buscar soluciones consensuadas y armonizadas para avanzar hacia ese modelo m¨¢s sostenible. Un primer ¨¢mbito para una actuaci¨®n m¨¢s coordinada y rigurosa es el de los pisos tur¨ªsticos, el que m¨¢s incidencia negativa tiene en la vida cotidiana de los ciudadanos. Pero tambi¨¦n hay que abordar cuanto antes si se debe establecer una tasa estatal que combata la masificaci¨®n o si fijar numerus clausus en determinados equipamientos y lugares vacaciones y culturales, con el objetivo de desestacionalizar y redistribuir los flujos de viajeros.

?nicamente un avance responsable que tenga en cuenta no solo las grandes cifras o los ingresos del sector, sino tambi¨¦n la satisfacci¨®n ciudadana, conseguir¨¢ que lo que puede ser una historia de ¨¦xito no termine naufragando.