Pasar del ruido a las instituciones
El curso pol¨ªtico comienza con la obligaci¨®n de concretar los t¨¦rminos de la propuesta catalana de financiaci¨®n auton¨®mica
El pacto en Catalu?a para que pueda gobernar el PSC ha convertido en obligatorio, por el compromiso adquirido por los socialistas, el debate de la actualizaci¨®n del sistema de financiaci¨®n auton¨®mica en Espa?a, largamente postergado al caj¨®n de las grandes reformas institucionales pendientes que nunca se concretan por su enorme complejidad pol¨ªtica: necesita de la implicaci¨®n de todas las administraciones y de todos los partidos. La ¨²ltima reforma del sistema se produjo en 2009, con el compromiso de actualizarlo pasados cinco a?os. El PP no lo hizo ni con mayor¨ªa absoluta. T¨¦cnicamente, deber¨ªa ser un debate bienvenido. Pol¨ªticamente, amenaza con capitalizar toda la acci¨®n de gobierno del segundo a?o de legislatura de Pedro S¨¢nchez, como la necesidad de cumplir con la ley de amnist¨ªa que protagoniz¨® el primero.
As¨ª parece indicarlo la primera semana de tanteo del nuevo curso pol¨ªtico. El acuerdo PSC-ERC apenas contiene un enunciado: el Govern propondr¨¢ una ¡°financiaci¨®n singular¡± para Catalu?a en la que la comunidad recaude y gestione todos los impuestos, con una ¡°cuota de solidaridad¡±. Ese modelo tiene parecidos con los sistemas del Pa¨ªs Vasco y Navarra, con una diferencia sustancial, seg¨²n el Gobierno: la solidaridad. Pero la mera menci¨®n del concepto no es suficiente; necesita ser expl¨ªcito. Con los socialistas centrados en hacer president a Salvador Illa, ERC ha subrayado la idea de concierto econ¨®mico, una idea que la c¨²pula del PSOE rechazaba hace un mes y que provoca preocupaci¨®n entre muchos de los barones y figuras del partido como Josep Borrell. Los gobiernos socialistas de Asturias y Castilla-La Mancha han expresado su oposici¨®n. Los socialistas de Arag¨®n se han sumado al rechazo esta semana.
Esa convulsi¨®n interna en el PSOE es la primera que tiene que resolver el Gobierno, que lleva todo agosto eludiendo dar detalles de su posici¨®n y enredado en un extra?o debate terminol¨®gico sobre si es o no un concierto, palabra que no figura en el acuerdo PSC-ERC. La ministra de Hacienda, Mar¨ªa Jes¨²s Montero, asegura que la ¡°financiaci¨®n singular¡± de Catalu?a no es incompatible con extender ese principio a las dem¨¢s comunidades. Ese ser¨¢ uno de los nudos gordianos del debate, que ha empezado con el grado de tensi¨®n propia de un asunto directamente vinculado con la configuraci¨®n del modelo territorial.
El curso empieza para el Gobierno con la necesidad urgente de comenzar a desbrozar esta tensi¨®n. Montero ha sido citada el pr¨®ximo mi¨¦rcoles en el Senado, donde el PP busca repetir el cruce de declaraciones de estos d¨ªas. El presidente, Pedro S¨¢nchez, ha convocado un Comit¨¦ Federal del PSOE para el pr¨®ximo s¨¢bado, 7 de septiembre.
No menos contradicciones tiene que empezar a resolver el PP: sin el principal partido de la oposici¨®n es impensable reformar el sistema. Los populares han intentado, en vano, dar una imagen de unidad contra el Gobierno, pero han sido incapaces de presentar una propuesta: gobierna tanto comunidades ricas claramente infrafinanciadas como otras que necesitan una solidaridad fiable, y las diferencias entre las necesidades de esas autonom¨ªas dificultan dicha propuesta. Tiene raz¨®n el presidente valenciano, Carlos Maz¨®n, quien apunta que la financiaci¨®n ¡°est¨¢ por encima del PP y de los barones¡±.
Reformar la financiaci¨®n auton¨®mica es lo m¨¢s parecido a un pacto de Estado. Hace falta poner m¨¢s dinero sobre la mesa y, sobre todo, buscar consensos sobre una serie de principios que ahora mismo no est¨¢n claros. El sistema no lo van a imponer ni ERC ni el PP: tendr¨¢ que ser un acuerdo entre instituciones, por encima de los partidos, con el l¨ªmite obvio de la Constituci¨®n. Es necesario afrontarlo, y Catalu?a ha puesto una propuesta sobre la mesa. El primer gesto de lealtad institucional es escucharla. No se puede repetir el boicoteo obsceno del Estatut. Poco a poco, el ruido de estos primeros d¨ªas deber¨ªa dejar paso a un debate real, en el que los partidos dejen hablar a las instituciones con la seriedad, la ambici¨®n y los matices que el asunto requiere.