Restaurar la confianza en la Justicia
El necesario respeto a la independencia de los jueces no debe hacer olvidar su deber de ser pol¨ªticamente imparciales
Por primera vez desde 2018, el Gobierno de los jueces asisti¨® ayer a la apertura del a?o judicial sin el mandato caducado y sin vetos legales de ning¨²n tipo. Reci¨¦n elegidos por el Congreso y el Senado conforme a la ley, los vocales del ¨®rgano renovado acudieron a la ceremonia presidida por el Rey con un logro hist¨®rico bajo el brazo: el nombramiento de una mujer, la magistrada Isabel Perell¨®, como presidenta del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo. Era un techo de cristal que llevaba demasiado tiempo intacto. De ah¨ª la pertinencia de la reivindicaci¨®n que Perell¨® hizo en su discurso del papel de las mujeres que trabajan en la Administraci¨®n de Justicia.
El panorama ¡°desolador¡± que denunci¨® el a?o pasado su antecesor, Vicente Guilarte, ante la falta de renovaci¨®n del CGPJ se transform¨® ayer en un escenario de esperanza. Ya sin limitaci¨®n de funciones, el Consejo tendr¨¢ que abordar pronto y r¨¢pido uno de los principales problemas que lastran la Justicia en Espa?a: el atasco en los tribunales como consecuencia de la imposibilidad legal ¡ªfruto del citado bloqueo y ahora eliminada¡ª de renovar un centenar de cargos en audiencias provinciales, tribunales superiores o el mismo Supremo.
Ese fue, con raz¨®n, otro de los aspectos abordados ayer por Perell¨®. El tercero, en un mensaje dirigido al poder pol¨ªtico y a los partidos, fue la reclamaci¨®n de respeto para la independencia judicial. En efecto, como dijo, ning¨²n poder del Estado puede dar indicaciones a los jueces sobre c¨®mo han de aplicar el ordenamiento jur¨ªdico, lo que no puede significar, aunque no lo dijo, que ning¨²n poder, incluido el Judicial, se pretenda blindado a la cr¨ªtica p¨²blica a su labor.
Por eso es de lamentar que a la reivindicaci¨®n de la independencia de los jueces Perell¨® no le sumara la del respeto de los propios jueces a la imparcialidad que se les supone, y que tantas veces ha quedado en entredicho ¨²ltimamente en Espa?a. A socavar la reputaci¨®n de la Administraci¨®n de Justicia tambi¨¦n han contribuido sus propios integrantes. De ah¨ª que el CGPJ tenga tambi¨¦n por delante una tarea a la que no se aludi¨® ayer: la de restaurar la disciplina profesional para que la independencia respecto a la pol¨ªtica sea, como corresponde, bidireccional.
La esperanza suscitada por la renovaci¨®n del Consejo no puede hacer olvidar que la derecha judicial se embarc¨® hace un a?o en una guerra contra los poderes Legislativo y Ejecutivo a cuenta del anuncio de la tramitaci¨®n de la ley de amnist¨ªa para los implicados en el proc¨¦s. Las manifestaciones de togados a la puerta de los juzgados contra el acuerdo entre partidos sobre una norma que ni siquiera hab¨ªa comenzado a tramitarse no recibieron reproche alguno por parte de quienes tienen la potestad disciplinaria en el propio Poder Judicial pese a que la ley sanciona como falta grave la ¡°censura a las autoridades y poderes p¨²blicos invocando la condici¨®n de juez o sirvi¨¦ndose de esa condici¨®n¡±.
La independencia judicial no est¨¢ en peligro ¡ªpor mucho que la clase pol¨ªtica intente influir en la actuaci¨®n de sus profesionales¡ª ni la ley de amnist¨ªa ha supuesto el fin de la democracia, como auguraron algunos de ellos. M¨¢s bien al contrario. El Poder Judicial ha demostrado que aplicando las reglas del Estado de derecho se puede incluso impedir la aplicaci¨®n de una ley sin necesidad de recurrirla ante instancias superiores, tan solo forzando una interpretaci¨®n creativa del texto legal. Lo ha hecho contra la voluntad del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo, y sin que nadie interfiera en su potestad de hacerlo.
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