Odiar a Almod¨®var
Medios conservadores critican al director manchego no por su obra, sino por sus opiniones pol¨ªticas y por ser como es
Pedro Almod¨®var dio la semana pasada la mano a Luis Bu?uel y se convirti¨® en el segundo cineasta espa?ol que gana ¡ªcon La habitaci¨®n de al lado¡ª el Le¨®n de Oro del festival de Venecia, un certamen que tradicionalmente no ha sido generoso con el cine espa?ol. Es un galard¨®n de prestigio mundial, y entre sus ganadores est¨¢n directores del renombre de Kurosawa, Dreyer, Rossellini, Tarkovski, Antonioni, Visconti, Pontecorvo, Wenders, Godard, Altman, Kieslowski, Kitano, Leigh o el propio Bu?uel. Un canon del mejor cine de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI.
Almod¨®var, Berlanga y Bu?uel son posiblemente los tres Reyes Magos del cine espa?ol. El manchego es de los espa?oles m¨¢s conocidos fuera de nuestras fronteras y uno de nuestros mayores artistas, casi un tesoro nacional, un segundo Picasso, esta vez en el cine. Sus pel¨ªculas nos acompa?an desde hace 44 a?os. Decenas de actores, pero, sobre todo, actrices espa?olas, se han dado codazos para ponerse ante su c¨¢mara. ¡°Yo quiero ser una chica Almod¨®var¡±, cantaba Joaqu¨ªn Sabina. Su obra marca el paso del cine espa?ol de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo XX y las dos primeras del XXI. Amenaza con seguir haci¨¦ndolo. Pero Almod¨®var, me temo, es rojo. De izquierdas. Progre. De la ceja. Buenista.
Los medios conservadores m¨¢s tradicionales contaron su ¨¦xito sin mucho aspaviento. No aplaudieron con las orejas, pero saben que hay mitos a los que es imposible atacar sin pasar por sectario. Pero en la ultraderecha digital manca finezza, sobra odio y se compite por un mismo tipo de lector reaccionario poco habitual, lo que lleva a perder la compostura y a mostrar las verg¨¹enzas, probablemente de forma involuntaria, para llamar la atenci¨®n. A Almod¨®var no se le critica por su obra, sino por sus opiniones y por ser como es. En Vozp¨®puli se critica que diga que ¡°la extrema derecha quiere convertir a los menores migrantes en invasores¡±, se le tacha de ¡°icono del activismo est¨¦ril¡± o se dice que alguna vez ha pasado ¡°sus vacaciones en yates de lujo¡±. Pocas cosas detesta tanto un reaccionario como a un rico de izquierdas.
Lo escribe el mismo, V¨ªctor Lenore, que define a la ultraderecha alemana de AfD, esa que apesta a neonazi desde que se le pasa el dedo y se le quita el polvo, como ¡°derecha social y patri¨®tica¡±. Que Almod¨®var haya decidido rodar en ingl¨¦s es ¡°un claro acto de sumisi¨®n a la anglosfera¡± y su ¨¦xito y reconocimiento una ¡°burbuja de artistas (...) que se creen antisistema mientras nos sermonean desde los p¨²lpitos que les abre el poder global¡±. Fruto de ¡°una burbuja de artistas¡±, dice de quien ser¨ªa el primer Premio Nobel del cine espa?ol si la Academia sueca concediera galardones al s¨¦ptimo arte.
No es s¨®lo el columnismo que parece provenir del pasado falangista. El insulto lleg¨® tambi¨¦n de un tipo inteligente, respetuoso y educado como Ricardo Dudda, a quien uno lee con gusto cuando se lo encuentra entre bulo y disparate y que pari¨® el a?o pasado un libro (Mi padre alem¨¢n) magn¨ªfico, como dec¨ªa la cr¨ªtica de Jordi Gracia. Dudda tampoco puede con Almod¨®var. Hace unos meses escrib¨ªa que hab¨ªa llegado al ¡°cl¨ªmax de esta cursiler¨ªa de baja estofa¡±. ?A qu¨¦ se deb¨ªa semejante insulto? A la carta que escribi¨® el cineasta pidiendo a don Pedro que no dimitiera cuando este amenaz¨® con hacerlo el pasado abril.
No se sorprende uno cuando quienes se dicen cat¨®licos, pero en dos de cada cuatro piezas destilan odio, atizan con fervor preconciliar al cineasta. Dicen, como Luis Ventoso en El Debate (digital propiedad de la Asociaci¨®n Cat¨®lica de Propagandistas y que no parece dedicado precisamente a fomentar el amor al pr¨®jimo), que ¡°respira resentimiento¡±, que est¨¢ ¡°cegado por un dogmatismo pol¨ªtico prejuicioso¡±, que ¡°vive en el espejismo de una Espa?a inexistente¡±, que ¡°no se le conoce una palabra de sabor patri¨®tico¡± y que sus pel¨ªculas tienen ¡°moralina politiquera dogm¨¢tica¡±, ¡°subcultura de la muerte¡± y ¡°mala baba¡±. Ventoso, y ese catolicismo de aceite de ricino, sacrist¨ªa mohosa, insult¨®n con cualquier progresista, pero no por sus obras, objetos de cr¨ªtica como todo arte, sino por rojo.
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