Imprescindibles cascos azules
Los ataques del ej¨¦rcito israel¨ª contra la fuerza de paz de la ONU en L¨ªbano suponen una agresi¨®n intolerable al derecho internacional
Benjam¨ªn Netanyahu exigi¨® este domingo al secretario general de la ONU, Ant¨®nio Guterres, que retire inmediatamente los 10.000 soldados de la fuerza provisional de Naciones Unidas para el L¨ªbano (Unifil, por sus siglas en ingl¨¦s) desplegadas en la llamada L¨ªnea Azul o zona de seguridad que marca los l¨ªmites entre Israel y L¨ªbano. Esta exigencia ha venido precedida sobre el terreno por admoniciones de las tropas israel¨ªes a las internacionales para que abandonen sus posiciones, demandas acompa?adas adem¨¢s por ataques con fuego real que han provocado por ahora cinco heridos entre los cascos azules. La ONU denunci¨® este mismo domingo que dos tanques israel¨ªes hab¨ªan penetrado por la fuerza en uno de sus cuarteles despu¨¦s de destruir la puerta principal y lanzar gases en el interior.
La fuerza multinacional, de la que forman parte m¨¢s de 600 soldados espa?oles, cumple un encargo un¨¢nime del Consejo de Seguridad ¡ªrenovado este pasado agosto¡ª para asegurar el alto el fuego que sigui¨® a la breve guerra de 2006 entre Israel y a Hezbol¨¢. Hoy ambas partes est¨¢n vulnerando de forma flagrante la resoluci¨®n 1701 del ¨®rgano ejecutivo de Naciones Unidas: Hezbol¨¢ por el lanzamiento de misiles sobre territorio israel¨ª desde el oto?o de 2023; Israel por los bombardeos de respuesta sobre posiciones de la milicia chi¨ª y por la entrada de sus tropas en la zona de seguridad. A esto hay que sumar el ataque directo a las fuerzas de la Unifil y los bombardeos indiscriminados sobre civiles libaneses, que han alcanzado repetidamente Beirut.
As¨ª las cosas, podr¨ªa parecer que la misi¨®n de la fuerza de paz de la ONU ha dejado de tener sentido. Es justo lo que Netanyahu pretende conseguir con sus advertencias y amenazas. Pero la gravedad de la escalada b¨¦lica indica todo lo contrario. Si se quiere obtener un alto el fuego, nada m¨¢s ¨²til que contar sobre el terreno con los efectivos necesarios para aplicarlo. Es l¨®gico que pidan su retirada quienes no lo quieren. El primer ministro israel¨ª prefiere actuar sin la presencia de esos testigos inc¨®modos que son los cascos azules. Durante el ¨²ltimo a?o de guerra en Gaza y solo hasta el 30 de junio pasado ¡ªes decir, antes de la actual campa?a b¨¦lica¡ª, los soldados de Naciones Unidas hab¨ªan registrado m¨¢s de 15.000 trayectorias de distintos tipos de artefactos explosivos sobre la L¨ªnea Azul: 12.500 fueron lanzados desde Israel, con un alcance de hasta 130 kil¨®metros, y unos 2.600 desde el L¨ªbano, que penetraron hasta 30 kil¨®metros.
Los ataques de Israel a los cascos azules bajo el pretexto de que Hezbol¨¢ los utiliza como escudo demuestran una vez m¨¢s el desprecio de su Gobierno al derecho internacional y a las Naciones Unidas, cuyo secretario general fue declarado persona non grata por alertar sobre la masacre de civiles en Gaza. Y se suman al desafiante discurso de Netanyahu ante su Asamblea General minutos antes de ordenar bombardear Beirut.
Es imprescindible regresar a un alto el fuego que, seg¨²n fuentes libanesas, la milicia proiran¨ª est¨¢ dispuesta a aceptar tras las severas p¨¦rdidas sufridas. En lugar de buscar la escalada, urge que callen las armas. Contra L¨ªbano, contra Gaza y contra Cisjordania. Tambi¨¦n, por supuesto, contra Israel, cuyos ciudadanos en poder de Ham¨¢s deben ser liberados inmediatamente. La paz no llegar¨¢ si no se respetan las resoluciones de Naciones Unidas. Y para su aplicaci¨®n es imprescindible la sacrificada y peligrosa labor de los cascos azules.
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