Errej¨®n como moraleja
Al margen del recorrido penal que pueda tener el caso, el derrumbamiento es moral, porque moral fue siempre su bandera
Diez a?os han pasado desde aquel asalto a los cielos que no lleg¨® ni a despegar. En 2014, Podemos lleg¨® con una mezcla de mesianismo y campechan¨ªa muy equilibrada. Sus discursos estaban llenos de jerga politol¨®gica y mala poes¨ªa revolucionaria, pero sus diputados dejaban los abrigos en el respaldo de los esca?os porque desconoc¨ªan el guardarropa. Ha llegado la gente al Parlamento, dec¨ªan, y la gente se hace cargo de su propio abrigo. La gente tampoco quer¨ªa coches oficiales, ni sueldazos, ni carreras pol¨ªticas profesionales. Esos eran vicios de la casta a los que fueron acostumbr¨¢ndose con la misma naturalidad con la que sus organizaciones asamblearias se volvieron cesaristas.
Se me atragant¨® siempre la cursiler¨ªa, pero al principio me convenci¨® la informalidad. Cuando vi a tanto rancio cabreado por los pelos, las pintas y los modales de los nuevos diputados, estos me cayeron simpatiqu¨ªsimos, y sent¨ª que aireaban las moquetas de una democracia que hed¨ªa a moho por muchos rincones.
Una d¨¦cada despu¨¦s, la ca¨ªda del ¨²ltimo de aquellos ¨ªdolos ¡ªinstalado en la casta, inmerso en los usos y costumbres noct¨ªvagas de la ¨¦lite cortesana, abrazando los vicios morales que vino a liquidar¡ª subraya el final catastr¨®fico de la aventura. Al margen del recorrido penal que pueda tener el caso, el derrumbamiento es moral, porque moral fue siempre su bandera. ??igo Errej¨®n es el s¨ªmbolo de un fracaso may¨²sculo: quisieron reformar la sociedad, pero no fueron capaces ni de reformarse a s¨ª mismos.
El hundimiento va mucho m¨¢s all¨¢ de una contradicci¨®n mal cabalgada. De los ¨²ltimos 10 a?os, la izquierda adanista ha cogobernado la mitad, sin contar su amplio poder auton¨®mico y municipal (ya desaparecido). En ese tiempo, la mayor¨ªa de los males que ven¨ªan a sanar, a sajar o a paliar siguen igual o peor. Vivimos en un pa¨ªs m¨¢s desigual, con una juventud m¨¢s empobrecida y sin vivienda y con un Estado social m¨¢s d¨¦bil en lo m¨¢s sensible, como la sanidad o la educaci¨®n. La reforma laboral fue un chiste que mantuvo lo esencial de la del PP. Los avances en derechos civiles han estado acompa?ados de ruido y chapuzas que los han malogrado en parte y muchos movimientos sociales se han evaporado (?alguien se acuerda de Stop Desahucios o de las mareas?). Como consecuencia, el espacio a la izquierda del PSOE, que representa a una parte importante de la poblaci¨®n espa?ola, se ha quedado yermo y devastado sin apenas intervenci¨®n de sus enemigos: complacidos y asombrados, estos han visto c¨®mo los propios dirigentes de las sucesivas organizaciones lo arrasaban. El caso Errej¨®n es tan solo la moraleja de una f¨¢bula trist¨ªsima.
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