La contabilidad
No corro para medir o medirme. No corro para llegar m¨¢s lejos ni para hacerlo m¨¢s r¨¢pido. Corro, de hecho, para dejarme llevar, para perderme
Corro alrededor del cementerio de mi barrio. Alguien me pregunta; ¡°?En cu¨¢nto tiempo le das la vuelta?¡±. Digo: ¡°Creo que en media hora¡±. Me pregunta: ¡°?Cu¨¢ntos kil¨®metros son?¡±. Digo: ¡°No s¨¦¡±. ¡°?No te interesa saber?¡±. Digo: ¡°No¡±. Porque no corro para medir o medirme. No corro para contabilizar o contabilizarme. No corro para saber cu¨¢nto corro y especular acerca de cu¨¢nto m¨¢s podr¨ªa correr. No corro para llegar m¨¢s lejos ni para hacerlo m¨¢s r¨¢pido. Corro, de hecho, para dejarme llevar, para perderme. Corro porque cuando empiezo a correr no s¨¦ qu¨¦ va a pasar, hacia d¨®nde van a ir mis pensamientos ni, en ocasiones, mis piernas: a veces salgo pensando en hacer un circuito determinado y, 15 minutos despu¨¦s, sin darme cuenta, tomo otro rumbo, distra¨ªda. Lo que se puede medir no es interesante. Lo que tiene una duraci¨®n impuesta no es interesante. Lo que es previsible no es interesante. Lo que no es inesperado no es interesante. Lo que se conoce por completo no es interesante. Lo que se hace por estrategia de acumulaci¨®n no es interesante. Lo que permanece inm¨®vil no es interesante. Lo que no es inestable ¡ªun poema, una vocaci¨®n¡ª no es interesante. A veces la gente se pregunta por qu¨¦ dos personas siguen juntas despu¨¦s de muchos a?os. Yo creo que para averiguar qu¨¦ pasa despu¨¦s. Hay un texto de Clarice Lispector: ¡°?l buscaba y no ve¨ªa, ella no ve¨ªa que ¨¦l no hab¨ªa visto que ella estaba all¨ª. Sin embargo todo fue un error, y hab¨ªa la gran polvareda de las calles, y cuanto m¨¢s se equivocaban, m¨¢s quer¨ªan con aspereza, sin una sonrisa. Todo s¨®lo porque hab¨ªan prestado atenci¨®n, s¨®lo porque no estaban lo bastante distra¨ªdos. S¨®lo porque, de repente, exigentes y duros, quisieron tener lo que ya ten¨ªan. Todo porque hab¨ªan querido darle un nombre; porque quisieron ser. Y ellos ya eran¡±. Grandes cat¨¢strofes provienen de querer tener lo que ya se ten¨ªa: los pies ligeros para correr sin pensar hasta d¨®nde; la dulzura para querer a alguien qui¨¦n sabe cu¨¢nto, qui¨¦n sabe c¨®mo ni durante cu¨¢nto tiempo.
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