La quinta ola yihadista, un nuevo cap¨ªtulo
Los rebeldes que han derrocado a El Asad parecen alinearse con los intereses geopol¨ªticos de Israel y Arabia Saud¨ª en la guerra contra su enemigo com¨²n: Ir¨¢n
Hace apenas tres a?os, a finales de agosto de 2021, publiqu¨¦ en estas mismas p¨¢ginas un art¨ªculo titulado Las cinco olas yihadistas, que lleva un destacado en forma de resumen que dice: ¡°El regreso de los talibanes a Kabul se perfila como un nuevo y poderoso acicate para el islamismo radical en Oriente Pr¨®ximo, el norte de ?frica y el Sahel¡±. Hoy, esa quinta oleada radical isl¨¢mica, azuzada por el mismo wahabismo de origen saud¨ª que desat¨® la primera en el siglo XIX ¡ªpero m¨¢s evolucionado¡ª, ha arrasado desde el norte de Siria la tambaleante dictadura de la familia El Asad y abierto las puertas a un eventual tsunami que amenazar¨ªa a Ir¨¢n y cumplir¨ªa los sue?os m¨¢s h¨²medos de la coalici¨®n de ultraderecha que gobierna Israel bajo la mano te?ida de sangre de Benjam¨ªn Netanyahu.
Hayat Tahrir al Sham, la organizaci¨®n que en apariencia lidera la heterog¨¦nea pl¨¦yade de grupos de oposici¨®n islamista que en apenas un suspiro conquist¨® Alepo y se ha apropiado ahora de las calles de la antigua capital califal, no enarbola junto al resto de sus l¨²gubres pendones la bandera de la democracia. Tampoco las que representan otros valores que comparte la humanidad desde la creaci¨®n hace m¨¢s de medio siglo de la Carta Internacional de Derechos Humanos. Su origen se enra¨ªza en la l¨®gica de la organizaci¨®n Al Qaeda y en particular en su evoluci¨®n m¨¢s actual, el Estado Isl¨¢mico, aunque rompi¨® v¨ªnculos org¨¢nicos con ellos. Y bebe como ellas del wahabismo, la herej¨ªa radical isl¨¢mica que a finales del siglo XVIII facilit¨® la creaci¨®n del reino de Arabia Saud¨ª moderno y que se difundi¨® por todo Oriente Pr¨®ximo y el resto del mundo isl¨¢mico en la d¨¦cada de los ochenta del pasado siglo con ayuda de EE UU e Israel a trav¨¦s del llamado Puente de los Muyahidin, con el objetivo declarado de combatir a Rusia y su esfera comunista en Afganist¨¢n, y el af¨¢n menos visible de derrotar el islam pol¨ªtico que emerg¨ªa de la mano de organizaciones como la egipcia Hermanos Musulmanes y que amenaza igualmente a la familia real saud¨ª.
Apoyado por los kurdos de Siria ¡ªa los que Turqu¨ªa arma para, entre otras cosas, contrarrestar el movimiento independentista kurdo en el interior de sus propias fronteras¡ª, el n¨²cleo de Hayat Tahrir al Sham procede del llamado Frente Al Nusra, uno de los m¨²ltiples grupos financiados por Riad y con v¨ªnculos con el Mosad que combatieron al r¨¦gimen de Bachar el Asad durante aquellos a?os de la segunda d¨¦cada de este siglo conocidos como las primaveras ¨¢rabes. Su l¨ªder atiende al nombre de Abu Mohamed al Julani, aparece en la lista de los hombres m¨¢s buscados por Estados Unidos ¡ªque ofrece 10 millones de d¨®lares por su cabeza¡ª y desde 2018, cuando la financiaci¨®n saud¨ª hizo que derrotara a grupos antes aliados con Al Qaeda y el Estado Isl¨¢mico ¡ªque se sumaron a su causa¡ª, controlaba la mayor parte de la regi¨®n septentrional siria de Idlib, donde lideraba el llamado Gobierno Sirio de Salvaci¨®n, bajo la mirada complaciente de Turqu¨ªa y de los servicios de inteligencia de otras potencias regionales e internacionales.
El sanguinario y debilitado r¨¦gimen de la familia El Asad resist¨ªa apoyado en dos recios pilares, Ir¨¢n y el grupo chi¨ª liban¨¦s Hezbol¨¢, que le prestaban hombres, armas e impedimenta para frenar el acoso rebelde. Y una tercera y arribista pata, la Rusia de Vlad¨ªmir Putin, interesado en conservar activa la gran base naval que el Gobierno de Damasco le regal¨® en el puerto de Latakia a cambio de su apoyo pol¨ªtico, econ¨®mico y militar, y que le concede acceso libre al Mediterr¨¢neo. Desde hace m¨¢s de dos a?os, los ojos de Mosc¨² est¨¢n concentrados, sobre todo, en la invasi¨®n de Ucrania. Hezbol¨¢, por su parte, se ha visto obligada en el ¨²ltimo mes a replantear su estrategia y a reconducir hombres y armas hacia su propio territorio tras la nueva invasi¨®n israel¨ª del sur del L¨ªbano. La Guardia Revolucionaria de Ir¨¢n, teocracia que ya sufri¨® duramente con la aparici¨®n del Estado Isl¨¢mico durante los coletazos de la Primavera ?rabe, no ha sido suficiente para contener un avance rebelde que, pese a que suene extra?o, parece alinearse con los intereses geopol¨ªticos de los dos principales actores regionales ¡ªIsrael y Arabia Saud¨ª¡ª en la guerra contra su enemigo com¨²n: el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s.
La primera de las oleadas yihadistas surgi¨® en las imponentes monta?as de Pakist¨¢n, Afganist¨¢n e India hace m¨¢s de 200 a?os para combatir el colonialismo brit¨¢nico. La segunda, la m¨¢s importante de todas, se desencaden¨® hace casi medio siglo impulsada por Washington en el marco de la Guerra Fr¨ªa y el pulso imperialista contra la URSS, que hab¨ªa enviado sus tropas a conquistar el agreste territorio afgano. Ambas supusieron una mudanza, un giro en la esquina de la historia y la geopol¨ªtica mundial. La tercera (el surgimiento de los talibanes y Al Qaeda) y la cuarta (aparici¨®n del Estado Isl¨¢mico) fueron simples evoluciones l¨®gicas, pero con un impacto medi¨¢tico desconocido hasta entonces que las hizo poderosas. La quinta est¨¢ ahora en pleno desarrollo y sus efectos futuros se perfilan similares a los de la segunda, aunque a¨²n son un enigma complejo de desentra?ar porque incluyen a China, potencia que observa con satisfacci¨®n c¨®mo sus ¨¦mulos se enfangan por intereses de sus aliados ¡ªm¨¢s que propios¡ª en un conflicto hist¨®rico con trazas de eterno.
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