Servidumbre voluntaria
El dinero en proporciones astron¨®micas se ha cansado de influir en la pol¨ªtica y prefiere tomar directamente el mando
Todav¨ªa no se ha sentado en el trono y ya ha empezado el desfile. En realidad, hab¨ªa empezado mucho antes. Preventivamente, por si ganaba. Muchos fueron los que aportaron fondos a su campa?a electoral sin que se identificaran con sus ideas. Para obtener ventajas de la nueva Administraci¨®n, cargos en el Gobierno incluso, y adicionalmente sortear los planes de venganza que Donald Trump anunci¨® para quienes le hubieran perjudicado o no le hubieran ayudado suficientemente.
Destacan los propietarios de dos grandes peri¨®dicos, The Washington Post y Los Angeles Times, que ejercieron la censura para evitar que sus redacciones pidieran el voto para uno de los candidatos presidenciales, siguiendo una larga tradici¨®n en la prensa de Estados Unidos. Los editoriales de ambos diarios iban a apoyar a Kamala Harris, la candidata dem¨®crata, pero la censura produjo el efecto contrario en favor de Trump, sin necesidad de escribir un art¨ªculo con tal prop¨®sito. Por si alguien lo hab¨ªa olvidado, qued¨® claro qui¨¦n manda en el negocio de las noticias. Y en evidencia, la debilidad de los medios convencionales, sin fuerzas ante las presiones del poder ascendente, en sangrante contraste con la c¨ªnica coherencia de las pujantes redes sociales, sus autores an¨®nimos, sus troles y sus noticias sin comprobar o directamente falsas.
Se trata de apaciguar a Trump, de rendirle vasallaje incluso. Si no fue durante la campa?a, al menos aportando fondos a las ceremonias de la toma de posesi¨®n del 20 de enero. La lista es memorable: Mark Zuckerberg, Jeff Bezos¡ y una larga n¨®mina de grandes patronos, especialmente tecnol¨®gicos. La poderosa cadena ABC News, propiedad de Disney, con sus parques tem¨¢ticos y sus fondos cinematogr¨¢ficos bajo vigilancia del trumpismo, ha sido la sumisa y voluntaria v¨ªctima del clima de intimidaci¨®n reinante. Trump no ha escondido sus deseos de quitarle la licencia televisiva, en castigo por sus actitudes cr¨ªticas y por su sensibilidad woke, pero de momento ya ha conseguido arrancarle una sustanciosa indemnizaci¨®n de 15 millones de d¨®lares en una demanda por difamaci¨®n contra el presentador estrella de la cadena televisiva, George Stephanopoulos, que le calific¨® de violador a partir de una sentencia condenatoria por ¡°abusos sexuales¡±. ?El gran difamador no permite que se le difame! Los directivos de Disney han preferido una conciliaci¨®n costosa y humillante, que incluye la rectificaci¨®n p¨²blica, a pesar de que el magistrado que presidi¨® el juicio sostuvo la equivalencia entre el delito de abusos sexuales del c¨®digo penal de Nueva York por el que fue condenado y la violaci¨®n de otros c¨®digos.
Nadie como Elon Musk encarna tan bien la alianza que se est¨¢ estrechando entre el turbocapitalismo tecnol¨®gico y el trumpismo. El hombre m¨¢s rico del planeta aport¨® m¨¢s de 260 millones de d¨®lares a la campa?a. Destruy¨® Twitter y puso X a su servicio. Particip¨®, grit¨® y salt¨® en los m¨ªtines. Encabezar¨¢ un Departamento de Eficacia Gubernamental, para recortar gastos y revisar regulaciones que afectan a sus empresas y a sus ideas m¨¢s ambiciosas, como su proyectado viaje a Marte. Una multitud de megarricos le acompa?ar¨¢n como cargos p¨²blicos de la nueva Casa Blanca, sin que exista ni un ¨¢pice de preocupaci¨®n por los conflictos de intereses entre unos negocios que no abandonar¨¢n y unas regulaciones sobre los mismos negocios sobre las que tendr¨¢n capacidad de decisi¨®n.
El dinero en proporciones astron¨®micas se ha cansado de influir en la pol¨ªtica y prefiere tomar directamente el mando, de momento, junto a Trump. Alguna semejanza tiene con el poder autocr¨¢tico de Putin, fruto de la colusi¨®n entre el KGB y ¡°el mundo igualmente c¨ªnico y amoral de las finanzas internacionales¡±, seg¨²n la historiadora Anne Applebaum. A no olvidar el significado de esta presidencia para el oscuro mercado del bitcoin, la moneda digital opaca y propensa al fraude o directamente vinculada al crimen, pujante en bolsa despu¨¦s de las elecciones y convertida en bandera de los financieros trumpistas.
La naturaleza humana no cambia. Palabras escritas hace cinco siglos parecen escritas hoy mismo: ¡°Declarado el tirano, todo lo peor, la escoria del reino, no digo ya una pandilla de ladronzuelos y aprovechados, sino los que acreditan una ardiente ambici¨®n y una notable avaricia, se apelotonan a su alrededor y le apoyan para hacerse con parte del bot¨ªn y convertirse en tiranuelos ellos mismos. Cuanto m¨¢s roban, m¨¢s exigen, cuanto m¨¢s arruinan y destruyen, m¨¢s se les entrega, m¨¢s se les sirve, siempre m¨¢s fuertes y preparados para aniquilar y destruir. No deben hacer tan solo lo que ¨¦l indica, sino pensar lo que ¨¦l quiere y, a veces, adelantarse a su pensamiento¡±. Si algo ha cambiado desde que ?tienne de la Bo¨¦tie las escribiera ha sido la tecnolog¨ªa, que amenaza con convertir a sus magnates, como Elon Musk, en los nuevos tiranos y a los antiguos pol¨ªticos c¨®mplices, como Trump, en los tiranuelos a ellos subordinados.
Para leer (y escuchar) m¨¢s:
¡®Discurso de la servidumbre voluntaria¡¯
'The Daily Blast'. Entrevista a Anne Applebaum
¡®Elon Musk¡¯
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