Israel y Ham¨¢s simulan un acuerdo
Netanyahu sabe que sigue teniendo las manos libres para reemprender la campa?a militar cuando lo desee
No es un acuerdo de paz, algo que solo se puede alcanzar si primero se produce el final de una ocupaci¨®n territorial que simplemente no est¨¢ en la agenda. No es tampoco un acuerdo para el fin permanente de la violencia. Es, apenas,...
No es un acuerdo de paz, algo que solo se puede alcanzar si primero se produce el final de una ocupaci¨®n territorial que simplemente no est¨¢ en la agenda. No es tampoco un acuerdo para el fin permanente de la violencia. Es, apenas, si finalmente Benjam¨ªn Netanyahu logra dome?ar a sus ministros m¨¢s extremistas, un cese provisional de los choques armados en Gaza (como si Cisjordania fuera un lugar de paz). Por supuesto, se entiende la espont¨¢nea explosi¨®n de alegr¨ªa registrada en la Franja tras el anuncio, si se considera que, en el mejor de los casos, el pacto puede salvar algunas vidas. Pero si se dejan de lado las emociones, el contenido de lo acordado dibuja un panorama mucho menos optimista.
Por un lado, Ham¨¢s ha llegado a este punto como consecuencia de su extrema debilidad pol¨ªtica y militar. De hecho, hace meses que sus l¨ªderes se hab¨ªan mostrado dispuestos a aceptar lo que Joe Biden anunci¨® ya en mayo del pasado a?o (que, en esencia, es lo que ahora se ha firmado), conscientes de que no estaban logrando ninguno de los objetivos que se hab¨ªan planteado el 7 de octubre de 2023 ¡ªsobre todo, provocar una reacci¨®n internacional para resolver el conflicto con Israel¡ª y de que los palestinos comenzaban a mostrarse muy cr¨ªticos con sus acciones ante la masacre que Israel estaba desencadenando contra ellos. De ah¨ª se deduce que lo que busca el Movimiento de Resistencia Isl¨¢mica es ganar tiempo para recuperarse y revertir las cr¨ªticas en su contra con la liberaci¨®n de unos centenares de prisioneros en manos israel¨ªes.
Pero de lo que no puede caber duda alguna es de que Ham¨¢s har¨¢ todo lo posible para volver a las andadas, recabando los apoyos externos que pueda (Ir¨¢n) y alistando en sus filas, aunque solo sea por deseo de venganza, a muchos de los supervivientes de lo que el Tribunal Internacional de Justicia est¨¢ investigando como potencial genocidio. Hay que dar por descontado, en consecuencia, que la resistencia armada continuar¨¢, mientras la Autoridad Palestina profundiza su camino hacia la irrelevancia.
Por su parte, solo cabe imaginar que Netanyahu ¡ªcentrado sobre todo en mantener su poder para escapar de la acci¨®n de la justicia, lo que implica evitar la ruptura de la coalici¨®n gubernamental y la convocatoria de nuevas elecciones¡ª ha aceptado finalmente el pacto por tres razones principales. La primera supone asumir que ¡ªcomo ya era bien sabido desde el principio¡ª no es posible eliminar totalmente a Ham¨¢s por v¨ªa militar. En t¨¦rminos realistas, lo m¨¢ximo que cab¨ªa lograr con el uso irrestricto de su maquinaria militar era reducir significativamente su capacidad operativa. Y ahora, ocho meses despu¨¦s de hacer caso omiso al plan de Biden y con decenas de miles de muertes inocentes m¨¢s a sus espaldas, Netanyahu considera que ya ha logrado desactivar la amenaza de Ham¨¢s por unos cuantos a?os. Cuenta con que eso le permitir¨¢ concentrar el castigo en Cisjordania, Siria y m¨¢s all¨¢.
La segunda raz¨®n tiene nombre propio: Donald Trump. Las primeras reacciones tienden a presentar equivocadamente el acuerdo como el resultado de un ultim¨¢tum del pr¨®ximo inquilino de la Casa Blanca, que ahora Netanyahu debe hacer tragar a Smotrich y a Ben Gvir. Por el contrario, cabe entender que el primer ministro israel¨ª ha logrado el compromiso del mandatario estadounidense en asuntos que le puedan servir para vencer la resistencia que esos personajes puedan presentar para rechazar el acuerdo. El primero de ellos es la bendici¨®n de Washington a la anexi¨®n definitiva de Cisjordania, aspiraci¨®n declarada reiteradamente por el Gobierno m¨¢s extremista de la historia de Israel, poniendo as¨ª fin al sue?o palestino de contar con un Estado propio. Y a eso se a?ade la confluencia de esfuerzos para eliminar la amenaza que Ir¨¢n representa para la seguridad israel¨ª, contando con que Trump tiene ese objetivo en su propia lista y que las acciones conjuntas que ya est¨¢n realizando ambos pa¨ªses contra Yemen se parecen cada vez m¨¢s a un ensayo general para lo que se avecina.
Por ¨²ltimo, a la vista de la literalidad de lo acordado en Doha, Netanyahu sabe que sigue teniendo las manos libres para reemprender la campa?a militar cuando lo desee. De momento, calcula que recobrar¨¢ cierta popularidad por la liberaci¨®n del centenar de prisioneros que Ham¨¢s todav¨ªa tiene en sus manos, a cambio de unos cuantos prisioneros, sin que eso le impida seguir deteniendo a todos los que quiera. As¨ª, haciendo de paso un favor a Trump para que refuerce su imagen de mandatario ejecutivo, logra la eliminaci¨®n de las (irrelevantes) sanciones que Biden ha aprobado contra algunos colonos. A partir de ah¨ª, la retirada de los corredores Filadelfia y Netzarim, la entrada de ayuda humanitaria y el permiso para el regreso de los desplazados son cuestiones que quedan a merced de su voluntad, sin que nadie (ni Ham¨¢s, ni la ONU ni EE UU) est¨¦ en condiciones de responder ante sus previsibles incumplimientos. De la completa retirada militar de la Franja y de su reconstrucci¨®n, se?alados como temas a negociar posteriormente, mejor ni hablamos.
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