N¨²?ez Feij¨®o, una calamidad
El principal logro del l¨ªder del PP ha sido normalizar a Vox y darle entrada en los gobiernos auton¨®micos y en los ayuntamientos sin debate alguno
Durante la ¨²ltima campa?a electoral estadounidense, fue llamativa la doble vara de medir usada para evaluar a Donald Trump y a Kamala Harris. A Harris, entre los suyos, no dejaron de sacarle defectos y mereci¨® cr¨ªticas duras por los mismos. Que si no llevaba bien preparados los temas econ¨®micos, que si no consegu¨ªa tener una voz propia frente a Biden, que si su gesti¨®n como vicepresidenta hab¨ªa sido anodina, que si no hab¨ªa afinado en la posici¨®n ante Israel y un largo etc¨¦tera. Muchas de esas cr¨ªticas, por no decir todas, ten¨ªan fundamento. Ahora bien, esos aspectos parecen faltas menores al lado de Trump y su discurso pol¨ªtico. En el caso de Trump, se da por descontado que dice estupideces, que insulta sin piedad y que miente sin recato. Ya se sabe que Trump es as¨ª, resulta in¨²til repetirlo. Pero, a diferencia del caso de Harris, a sus seguidores no solo no les importa, sino que incluso lo valoran en positivo, pues, como he sugerido en art¨ªculos anteriores, esa manera de actuar confirma que se trata de un l¨ªder distinto, inclasificable, ajeno al molde del pol¨ªtico predecible y aburrido del establishment.
?Acaso no sucede en Espa?a algo similar entre Pedro S¨¢nchez y Alberto N¨²?ez Feij¨®o? No es que S¨¢nchez se parezca a Harris o Feij¨®o, a Trump. Hasta cierto punto, Feij¨®o es el anti Trump. Ni tiene el pelo raro, ni hay rasgo alguno de su personalidad que sea rese?able, ni tiene siquiera una manera peculiar de hablar. En lo ¨²nico en lo que destaca es en los lapsus frecuentes, pero carecen del ingenio que ten¨ªan los de Rajoy.
Al comparar a los dos l¨ªderes espa?oles, resulta evidente que, como en el caso norteamericano, se aplican distintas varas de medir su liderazgo. Aun teniendo en cuenta que S¨¢nchez es el presidente del Gobierno y Feij¨®o el l¨ªder de la oposici¨®n, al primero se le juzga con algo m¨¢s de severidad que al segundo, por decirlo prudentemente. Son llamativas tanto la brutalidad con la que se censura a S¨¢nchez como la indulgencia con la que se trata a Feij¨®o. No quiero decir con ello que S¨¢nchez no deba ser criticado; es m¨¢s bien al rev¨¦s, lo extra?o es que se dejen pasar los errores e insuficiencias de Feij¨®o, que a estas alturas resultan muy evidentes, aunque se hable poco de ello.
Tras el tumultuoso descabalgamiento de Pablo Casado, quien se atrevi¨® a reprobar el ¡°pelotazo¡± del hermano de Isabel D¨ªaz Ayuso a cuenta de la pandemia, hubo un atisbo de esperanza. En 2022, Feij¨®o dijo aquello de ¡°yo no vengo aqu¨ª a insultar a Pedro S¨¢nchez, sino a ganar a Pedro S¨¢nchez¡±. Parec¨ªa que se iba a dejar a un lado la pol¨ªtica entendida como el arte de la zancadilla y que se podr¨ªa asistir, por fin, a una confrontaci¨®n entre proyectos alternativos. Qu¨¦ poco dur¨® la ilusi¨®n. Pronto le marcaron el paso y decidi¨® encabezar una de las campa?as pol¨ªticas de desprestigio m¨¢s duras que se recuerdan en la democracia espa?ola. Hizo suya la acusaci¨®n de Casado de que S¨¢nchez encarnaba un gobierno ileg¨ªtimo y desde entonces no ha dado tregua.
Feij¨®o no habla apenas de las pol¨ªticas p¨²blicas, ni de la econom¨ªa. Casi mejor. Recuerden cuando afirm¨® en julio de 2022 que el Gobierno de S¨¢nchez ¡°negaba las evidencias¡± de que nos encamin¨¢bamos ¡°a una profunda crisis econ¨®mica¡±. Todav¨ªa no ha rectificado. De estos vaticinios catastrofistas, todos ellos desmentidos por la realidad, ha hecho unos cuantos (a prop¨®sito de las consecuencias que tendr¨ªa la reforma laboral, la subida del salario m¨ªnimo, etc.). ?l se siente m¨¢s c¨®modo hablando de ETA-Bildu y apunt¨¢ndose a la tesis delirante de que Carles Puigdemont es un terrorista. Repite los esl¨®ganes m¨¢s simplones de los medios recalentados de la derecha.
Lo verdaderamente sorprendente no es el estilo de mat¨®n de patio de colegio que estila en sus intervenciones en el Congreso y en otros foros, sino que sea un l¨ªder al que resulta imposible identificar con propuesta alguna. Es un l¨ªder puramente negativo, que solo juega al desgaste o destrucci¨®n del Gobierno.
Se vio claramente en la campa?a electoral de las generales de 2023. No hubo forma de saber qu¨¦ quer¨ªa hacer el PP si llegaba al gobierno. Se limit¨® a encarnar el ¡°antisanchismo¡±. Feij¨®o no aspiraba a despertar ilusi¨®n alguna, solo animaba a los suyos subiendo el tono contra S¨¢nchez y su gobierno. Tan es as¨ª, que le dio igual lanzar algunas mentiras mientras acusaba a su rival de mentiroso. Mentiras econ¨®micas y pol¨ªticas. En los c¨ªrculos de la derecha se da por normal ese tipo de discurso, no suele llamarse la atenci¨®n sobre los errores, exageraciones y falsedades que circulan en sus argumentarios, y por eso mismo Feij¨®o se qued¨® tan descolocado cuando, por una vez, Silvia Intxaurrondo y Carlos Alsina, en sendas entrevistas, le pusieron ante la realidad. No supo reaccionar, se qued¨® paralizado y sac¨® su mal humor. Tan mal acostumbrado est¨¢.
En las entrevistas dif¨ªciles siempre sale mal parado. Demuestra que no se sabe los temas, que tiene nociones muy superficiales sobre los asuntos importantes (ya sean los impuestos, el modelo territorial, las pensiones o la pol¨ªtica econ¨®mica). Se siente a gusto sobre todo hablando de la mujer de S¨¢nchez, ah¨ª est¨¢ en su salsa. Cree que ha acorralado a su n¨¦mesis y que lo podr¨¢ machacar hasta provocar su ca¨ªda final.
Con gran irresponsabilidad, el principal logro de Feij¨®o ha sido el de normalizar a Vox y darle entrada en los gobiernos auton¨®micos y en los ayuntamientos sin debate ni reflexi¨®n alguna. Con tanto roce, ha acabado asumiendo algunas de sus propuestas, como por ejemplo en materia de inmigraci¨®n.
A mi juicio, de todos los episodios protagonizados por Feij¨®o, en el que peor parado sale es en el de la dana de Valencia, donde su prioridad ha sido salvar a Carlos Maz¨®n a toda costa. Y lo ha hecho de m¨²ltiples maneras, tratando de desviar la atenci¨®n hacia la Aemet, o hacia Teresa Ribera, incluso intentando boicotear el nombramiento de esta ¨²ltima como vicepresidenta de la Comisi¨®n Europea. Ya con cierto recochineo, en una reciente convenci¨®n del partido en Asturias, la plana mayor del PP ovacion¨® a Maz¨®n largamente y, poco despu¨¦s, en una nueva entrevista con Alsina de la que volvi¨® a salir chamuscado, Feij¨®o se burl¨® de los valencianos diciendo que Maz¨®n era el mejor gobernante que el Partido Popular pod¨ªa ofrecer en Valencia. Es como volver a los peores instintos del PP, cuando el partido parec¨ªa desconectado de la sociedad. No s¨¦ qu¨¦ extra?o calculo pol¨ªtico puede llevar a mantener el apoyo a un gobernante irremediablemente desacreditado como Carlos Maz¨®n.
Feij¨®o es un l¨ªder que no lidera, es un l¨ªder sin atributos, que vive pendiente de si Isabel D¨ªaz Ayuso decide darle el golpe de gracia. Ha buscado la aprobaci¨®n de lo peor del conservadurismo madrile?o, entrando en una din¨¢mica un tanto enloquecida de descalificaciones, pero hasta sus propios votantes tienen una opini¨®n m¨¢s bien fr¨ªa de su gesti¨®n y de su figura.
A Pedro S¨¢nchez lo han ¡°crucificado¡± medi¨¢ticamente por mucho menos que a Feij¨®o. ?Se imaginan qu¨¦ habr¨ªan dicho de S¨¢nchez si hubiese afirmado que la posverdad naci¨® en 1984, cuando Orwell public¨® la famosa novela que lleva ese a?o por t¨ªtulo?
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