Una extra?a rebeld¨ªa
Se est¨¢ gestando un nuevo orden mundial y estamos en plena transici¨®n hacia alg¨²n lugar que nadie acierta a describir del todo, y ese rasgo distingue a nuestra ¨¦poca: la incertidumbre
Hay una carrera por la inteligencia artificial que, por simplificarlo mucho, aviva la tensi¨®n entre Estados Unidos y China, que no parece que vaya a ir a menos. Hay, en cambio, cierto alivio en Oriente Pr¨®ximo, porque el alto el fuego ha tra¨ªdo la liberaci¨®n de algunos de los rehenes en manos de Ham¨¢s y tambi¨¦n el regreso de miles de gazat¨ªes a su tierra. Vuelven a su tierra en un sentido literal, porque eso es lo que encontrar¨¢n en muchos de los enclaves en los que antes se levantaban sus viviendas. En ese tiempo vivimos, en el que el hecho tan natural y tan humano de querer habitar tu casa ¨Daunque la destruyeran¨D se vuelve una forma de militancia cuando han hablado de ¡°limpiar¡± tu zona.
Se est¨¢ gestando un nuevo orden mundial y estamos en plena transici¨®n hacia alg¨²n lugar que nadie acierta a describir del todo, y ese rasgo distingue a nuestra ¨¦poca: la incertidumbre. O la inseguridad. Quiz¨¢ as¨ª se entiende el ¨¦xito de quienes, aupados por el descontento, se ofrecen como los hombres que prometen que salvar¨¢n al mundo y le dar¨¢n un rumbo. Resulta dif¨ªcil saber d¨®nde encajar en un escenario cambiante, en plena revoluci¨®n tecnol¨®gica y en el que la conversaci¨®n p¨²blica sigue ya las din¨¢micas que marcan las redes sociales.
No valen los mapas para situarse porque, justo cuando se tiene el dibujo, cambia el mundo. Hace m¨¢s falta que nunca saber lo que ocurre y, a la vez, cuesta cada vez m¨¢s esfuerzo seguir la actualidad sin sentir cierto desasosiego o des¨¢nimo, sin que vengan las ganas de dejar de mirar y de aislarse. Estamos a un tris de que a la felicidad se llegue a trav¨¦s de la indiferencia, aunque de ensimismarse ¨Do de un proteccionismo de uno mismo, por decirlo en t¨¦rminos de ahora¨D no saldr¨¢ nada que resulte constructivo para la sociedad. Que igual ese es el prop¨®sito de verdad: no tanto cambiar la idea que ten¨ªamos de la democracia, sino de la sociedad.
Puede, sin embargo, que por ah¨ª se empiece: por decidir qu¨¦ tipo de individuos vamos a ser. Por dar seguridad al mundo propio ante el desorden del mundo. Eso implica, claro, saber cu¨¢l es el suelo que queremos pisar, porque esa ha terminado por ser una forma de militancia: defender lo que Voltaire llam¨® en el C¨¢ndido nuestra peque?a huerta y decidir cu¨¢les son sus valores, para poder permanecer en ellos. Quedarse en nuestro sitio, entonces, ser¨¢ una forma de movimiento y, en pleno auge de la inteligencia artificial, qui¨¦n sabe si hasta una forma de rebeld¨ªa.
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