La inmigraci¨®n atrapa a la CDU
La derecha alemana, favorita para ganar las elecciones, no puede ceder al discurso extremista con la excusa de frenarlo
El democristiano Friedrich Merz, favorito en las encuestas para vencer en las elecciones del 23 de febrero en Alemania, ha cometido una triple falta al aceptar esta semana el apoyo de la extrema derecha en varias votaciones parlamentarias contra la inmigraci¨®n. Primero, por prestarse a impulsar medidas como el rechazo de los demandantes de asilo, que probablemente vulneran la legislaci¨®n europea, adem¨¢s de la Ley Fundamental alemana, y que, de adoptarse, colocar¨ªan Alemania en la Europa de los extremistas Orb¨¢n o Meloni. Segundo, y esta es la falta m¨¢s grave, debilita el cord¨®n sanitario que en Alemania impide cualquier acuerdo o acercamiento con un partido ultra como Alternativa para Alemania (AfD), un principio que ha regido la vida democr¨¢tica en una sociedad que aprendi¨® de manera ejemplar la lecci¨®n del nazismo. Y tercero, porque con este error no forzado Merz se ha disparado electoralmente en un pie y ha socavado su credibilidad como el l¨ªder que, salvo un vuelco en la campa?a, se dispone a suceder al socialdem¨®crata Olaf Scholz como canciller.
Merz present¨® el mi¨¦rcoles una moci¨®n contra el derecho de asilo, que gan¨® con los votos de AfD, y el viernes una propuesta de ley para restringir la inmigraci¨®n, que perdi¨® al no estar presentes una treintena de diputados de su propio partido y de los liberales, y pese a contar de nuevo con el apoyo de los ultras. El candidato democristiano considera que la serie de cr¨ªmenes y atentados de los ¨²ltimos meses en Alemania, perpetrados por demandantes de asilo o extranjeros asentados desde hace a?os en este pa¨ªs, merece una respuesta rotunda que la coalici¨®n minoritaria del canciller Scholz es, hoy por hoy, incapaz de dar. Sostiene que si la derecha moderada que ¨¦l encarna no se ocupa de esta inquietud, se ocupar¨¢ AfD, y que la v¨ªa para contener el ascenso de los partidos xen¨®fobos y nacionalistas de derecha es atender al malestar que lleva a millones de ciudadanos a votar por ellos, no ignorarlo. Merz lamenta que los socialdem¨®cratas y los ecologistas se nieguen a colaborar y lo empujen, seg¨²n ¨¦l, a su pesar, a obtener victorias gracias a la extrema derecha.
El peligro de estos argumentos es que, como ha ocurrido en otros pa¨ªses, imitar a los extremistas lleve a los votantes a preferir el original a la copia. El riesgo es tambi¨¦n que, al aceptar sus votos, acabe por normalizarlos.
El problema no es alem¨¢n, es europeo. Todos los partidos de la ¨®rbita de la democracia cristiana alemana, incluido el PP en Espa?a, se han visto en los a?os recientes abocados al mismo dilema sobre si acercarse o no a la extrema derecha y adoptar sus propuestas. La Uni¨®n Democristiana/Uni¨®n Social Cristiana (CDU/CSU) es el m¨¢s importante de estos partidos en Europa, y por eso es decisivo el rumbo que tome con Merz. La admonici¨®n de la democristiana Angela Merkel, canciller entre 2005 y 2021, calificando de ¡°error¡± la decisi¨®n del candidato de su partido, debe entenderse como un llamamiento dram¨¢tico para salvar el alma de esta derecha sin la cual el proyecto europeo es inconcebible.
La derecha alemana se hab¨ªa mantenido hasta ahora firme en la defensa del cord¨®n sanitario y el rechazo a los pactos con partidos fuera del arco democr¨¢tico. Deber¨ªa mantenerse en este campo y evitar caer en el de los que coquetean o directamente se al¨ªan con los ultras. Si el partido de Adenauer, Kohl, y Merkel lo hiciese, no solo traicionar¨ªa su identidad, tambi¨¦n ser¨ªa una manera de dar carta libre al resto para imitarle. Europa y las democracias liberales no pueden permit¨ªrselo.
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