La teor¨ªa del loco Trump
Para el presidente de EE UU, los aranceles no son un instrumento de pol¨ªtica econ¨®mica sino una f¨®rmula de extorsi¨®n propia de mafiosos
![El presidente de EE UU, Donald Trump, durante la Super Bowl, la final de la liga de f¨²tbol americano.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/W7RA5UPJ7VAH2Y3EKLIX52KTXU.jpg?auth=f730ccb598ce71e71512c4262e5d04e26ffd7a43e43a65d1a26c81cc81b55543&width=414)
Sobre la presidencia de Donald Trump, la ¨²nica certidumbre es que viviremos en la incertidumbre y lo ¨²nico sensato es que est¨¢ loco. No en un sentido psicol¨®gico (pues no se puede diagnosticar una persona a distancia y todo apunta a que, aun siendo extremo su narcisismo, no caer¨ªa en la categor¨ªa de desorden mental, dado que ¨¦l que no sufre angustia; m¨¢s bien, la causa), sino en su acepci¨®n politol¨®gica, de la ¡°teor¨ªa del loco¡±.
Esta hip¨®tesis fue desarrollada durante el mandato de otro presidente mentiroso e iracundo: Richard Nixon. Y su premisa fundamental es que cuanto m¨¢s incre¨ªbles son tus amenazas, m¨¢s cre¨ªbles lo pueden ser a ojos de tus rivales. Si eres el l¨ªder razonable y cabal de una potencia nuclear, nadie creer¨¢ tu ultim¨¢tum de lanzar una bomba at¨®mica contra otra potencia: ?Qu¨¦ gobernante sensato llevar¨ªa a su propio pa¨ªs al Armaged¨®n? Pero si pareces un loco al que no le importar¨ªa el sacrificio colectivo de tu naci¨®n, tus enemigos se tragar¨¢n tus amenazas.
Es lo que est¨¢ haciendo Trump con los aranceles que, para ¨¦l, no son un instrumento de pol¨ªtica econ¨®mica, sino un arma diplom¨¢tica. Una f¨®rmula de extorsi¨®n propia de mafiosos: querido M¨¦xico, Canad¨¢, China o UE, te secuestro virtualmente una actividad industrial, que quedar¨¢ diezmada si hago efectivos los aranceles, a no ser que me entregues un rescate en forma de lo que en este momento me interesa m¨¢s vender a los medios. Y aqu¨ª viene la discusi¨®n sobre los beneficios de estos tratos para el propio EE UU. Los apologetas de Trump admiten que no est¨¢n muy claros, pero porque el presidente mantiene un halo misterioso sobre lo que quiere sacarles a sus interlocutores internacionales, como si fuera un genio de la negociaci¨®n. Pero posiblemente tengan raz¨®n sus detractores, que dicen que Trump no negocia con una hoja de c¨¢lculo, sino mirando los tuits y los titulares de las noticias. Lo que quiere es generar ruido alrededor de su persona, no puestos de trabajo para sus votantes.
La teor¨ªa del loco tiene, adem¨¢s, un problema intr¨ªnseco. Trump debe convencer a su contraparte de dos cosas a la vez: de que est¨¢ lo suficientemente loco como para cumplir sus amenazas, y lo suficientemente cuerdo como para mantener los acuerdos a los que lleguen. Y, con los avezados negociadores comerciales de Bruselas (que ahora el Reino Unido echa de menos) o un Xi Jinping con lustros de experiencia en el cuadro de mando de la econom¨ªa china, parece dif¨ªcil. Una locura. Que pagaremos todos, empezando por el propio loco.
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