Trump sigue los pasos de Putin
Hay puntos ideol¨®gicos esenciales que ambos l¨ªderes tienen en com¨²n y que permiten vislumbrar qu¨¦ har¨¢ el presidente de Estados Unidos

Desde que Donald Trump lleg¨® a su segundo mandato y puso en pr¨¢ctica los muchos cambios pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales, ha ido quedando al descubierto la afinidad tanto de su pensamiento estrat¨¦gico como de su ideolog¨ªa con los de Vlad¨ªmir Putin. Ambos l¨ªderes hacen gala de una masculinidad desacomplejada: Trump se burla de los discapacitados y las mujeres son para ¨¦l mu?ecas sexuales, a Putin le gusta exhibir sus m¨²sculos y el aparato militar ruso. Si desde hace dos d¨¦cadas y media Putin se rodea de oligarcas, Trump tiene al suyo, Elon Musk. Putin, cuando quiere desviar la atenci¨®n de algo negativo ¡ªpor ejemplo, del hundimiento de un submarino o la ca¨ªda de un avi¨®n¡ª abruma a Rusia de acontecimientos hasta conseguir un caos en el que el desastre desaparece. De modo similar, Trump desborda al mundo con sus transformaciones hasta crear una anarqu¨ªa en la que pocos se orientan. Pero, aparte de esas maniobras estrat¨¦gicas, hay puntos ideol¨®gicos esenciales que ambos l¨ªderes tienen en com¨²n.
Hace unos a?os, Putin visit¨® el cementerio Sretenski para rendir homenaje a varios personajes del ¨¢mbito militar y cultural ruso. Fue entonces cuando puso en evidencia tanto su ideolog¨ªa como sus intenciones. Si los pol¨ªticos se hubieran fijado en sus reveladores gestos, no les hubiera sorprendido tanto la guerra contra Ucrania que hab¨ªa estado planeada desde hace tiempo.
En el cementerio, Putin deposit¨® un ramo de flores a la tumba de Ant¨®n Denikin (1872-1947), general del ej¨¦rcito zarista y luego del ej¨¦rcito Blanco durante la Revoluci¨®n rusa, y record¨® que el militar hab¨ªa advertido sobre el posible desmoronamiento de Rusia que podr¨ªa sobrevenir si se produc¨ªa la ¡°criminal¡± p¨¦rdida de la ¡°peque?a Rusia¡±, o sea Ucrania. Las flores en la tumba del general: este fue el primer gesto al que siguieron la toma de Crimea y la guerra contra Ucrania, que ya dura tres a?os. Y Donald Trump no quiere quedarse atr¨¢s: por eso, de momento, amenaza con apoderarse de Groenlandia y Canad¨¢. De momento, ha conseguido que al nombre de Golfo de M¨¦xico Google Maps le a?adiera entre par¨¦ntesis Golfo de Am¨¦rica. Todo empieza por peque?os gestos.
Aquel d¨ªa en el cementerio, Putin coloc¨® flores tambi¨¦n en la tumba de su fil¨®sofo predilecto, Iv¨¢n Ilyin (1883-1954), un nacionalista que sosten¨ªa que el autoritarismo implacable era la ¨²nica v¨ªa para Rusia. El historiador Timothy Snyder dice de Ilyin que acab¨® no muy alejado del fascismo, que ¡°la evoluci¨®n de su concepci¨®n del orden jur¨ªdico, desde un universalismo esperanzador hasta un nacionalismo arbitrario, aparece en los discursos de los pol¨ªticos rusos, incluido Vlad¨ªmir Putin¡±. Y sigue: ¡°Dado que Ilyin encontr¨® formas de presentar el fracaso del Estado de derecho como una virtud rusa, los clept¨®cratas rusos utilizan sus ideas para retratar la desigualdad econ¨®mica como pureza nacional¡±.
La tercera tumba que decor¨® Putin fue la del escritor Aleksandr Solzhenitsyn (1918-2008), disc¨ªpulo de Ilyin. Igual que su maestro, era eslav¨®filo, movimiento decimon¨®nico cuyo mesianismo y nacionalismo tuvo una enorme influencia en los pensadores y en la sociedad rusos. Los intelectuales nunca han abandonado la idea del papel excepcional de Rusia. En los discursos del propio Putin resuenan grandes dosis de la doctrina de esos tres fallecidos, que Putin ha transformado en un discurso patri¨®tico, grandilocuente y moralista. El discurso de Trump y su Make America Great Again se inspira en ¨¦l.
Despu¨¦s de casi un siglo de comunismo y los a?os de Yeltsin, cuando los rusos se sintieron humillados, Putin busca restaurar el orgullo nacional ruso y trata a los no rusos residentes en su pa¨ªs como personas de segunda categor¨ªa, permitiendo y animando ataques de grupos violentos contra los africanos y asi¨¢ticos. Trump ha retomado esta idea ¡ªy la de otros l¨ªderes ultraderechistas¡ª y la ha llevado a¨²n m¨¢s lejos al ordenar la expulsi¨®n de los extranjeros sin papeles. Si Putin cree en la familia tradicional ¡ªa pesar de que la suya no lo sea: tanto el l¨ªder ruso como el americano son en eso hip¨®critas¡ª con la masculinidad como valor supremo y el menosprecio hacia los gais y las mujeres, a quienes sus leyes no permiten denunciar la violencia machista, bajo el presidente estadounidense florece el movimiento de las tradwives, neologismo para designar a las esposas tradicionales encerradas en el hogar con sus hijos.
Desde siempre, pero con m¨¢s intensidad desde el inicio de la guerra contra Ucrania, Putin usa el m¨¦todo de subvertir las ideas formul¨¢ndolas al rev¨¦s: por ejemplo, cuando dice que el ej¨¦rcito ruso tuvo que intervenir en Ucrania porque es un pa¨ªs fascista. Trump, un buen alumno, proclama que Zelenski es un dictador y que Ucrania invadi¨® a Rusia. Trump admira a Putin como a un guerrero que lucha patri¨®ticamente por la grandeza de su pa¨ªs y comparte su odio por la democracia. ?Para qu¨¦ dar la palabra a los dem¨¢s?
Ante este panorama que, por otro lado, era bastante previsible, fij¨¦monos en lo que ha hecho Putin y sabremos lo que har¨¢ Trump.
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