Jessica Nacional
La Espa?a rijosa y rancia de Berlanga se reencarna en las acciones de ?balos. Asombra que creciera tanto en el partido del feminismo

En la dana pol¨ªtica que protagoniza estos d¨ªas Carlos Maz¨®n no flotan coches y troncos en el agua, sino toneladas de mentiras y una verg¨¹enza tan desbordante que es dif¨ªcil pensar que el caudal llegue al mar sin cobrarse el cargo del president. Podr¨ªamos seguir aqu¨ª hablando de ello, pero la izquierda tampoco ha parado de darnos alegr¨ªas estos d¨ªas. A las acusaciones de violencia sexual contra Errej¨®n y Monedero, adalides de esa nueva izquierda que nos daba lecciones, se suma ahora la gran aportaci¨®n de ?balos a partir del relato de Jessica R., una de sus exparejas.
Con la elegancia debida, los medios serios la llamamos ¡°pareja o expareja de ?balos¡±, lo cual nos honra y sit¨²a en la escala correcta de la civilizaci¨®n, pero lo que desvela su declaraci¨®n ante el Supremo es el lado m¨¢s chusco, chabacano y vulgar del caso de corrupci¨®n que afecta al exministro.
Jos¨¦ Luis ?balos era el n¨²mero dos de Pedro S¨¢nchez en el PSOE entre 2017 y 2021. Y el titular del poderos¨ªsimo Ministerio de Fomento desde 2018 a 2021. El Supremo analizar¨¢ sus responsabilidades penales, pero lo que revela todo lo que rodea a Jessica R. permite ya un perfil tan devastador del pol¨ªtico que encajar¨ªa mejor en La escopeta nacional que en un Gobierno progresista. Asombra que creciera tanto en el partido del feminismo.
La pel¨ªcula de Berlanga retrataba en 1978 la ranciedad y obscenidad de una clase pol¨ªtica y empresarial que bregaba por sus intereses m¨¢s espurios, sin faltar B¨¢rbara Rey, otro incre¨ªble hilo que nos lleva hasta las noticias m¨¢s recientes sobre la procacidad del em¨¦rito. Qu¨¦ grande Espa?a. Y qu¨¦ rijosa.
Jessica R. reconoci¨® ante el juez que cobr¨® sueldos de dos empresas p¨²blicas sin trabajar. Es decir: usted y yo se los pagamos de nuestros bolsillos mientras nuestros hijos se las ven y se las desean para abrirse camino. El exministro o su trama abonaron supuestamente 88.000 euros para que viviera en un apartamento lujoso a la manera de las amantes mantenidas de los libros de Flaubert o Dostoievski. Costaba 2.700 euros mensuales, un insulto para votantes y no votantes del PSOE que apenas logran superar las exigencias de solvencia hoy necesarias para alquilar un piso. Y ella le acompa?¨® en hasta 20 viajes oficiales a, por ejemplo, Londres, Abu Dhabi o Mosc¨². En ocasiones, ha declarado, ¨¦l le daba dinero en efectivo para sus gastos.
Cuesta creerlo, cuesta asumirlo y, sobre todo, cuesta encajarlo en una Espa?a que cre¨ªamos y a¨²n creemos mejor.
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