Lo que hay detr¨¢s de las migraciones de senegaleses: acuerdos econ¨®micos, agricultura, pesca e inmigrantes
Las recientes im¨¢genes de cayucos llegando a las costas canarias vuelven a poner el foco en unas migraciones que tienen en ese archipi¨¦lago su entrada en Europa. Un reciente estudio analiza el papel que desempe?a la arquitectura econ¨®mica y comercial en pa¨ªses africanos como Senegal
Los procesos de globalizaci¨®n econ¨®mica y comercial impuestos por pa¨ªses occidentales e instituciones multilaterales a pa¨ªses empobrecidos generan fracturas econ¨®micas y sociales de una enorme profundidad con repercusiones poco conocidas. La presi¨®n que ejercen grandes bloques econ¨®micos y pol¨ªticos para que peque?os pa¨ªses liberalicen de forma asim¨¦trica su econom¨ªa, impide el libre comercio de bienes esenciales para los pa¨ªses africanos. Campesinos y trabajadores locales sufren en primera persona los efectos de esta arquitectura multilateral perversa que les imponen.
Para cerrar el c¨ªrculo, en naciones de ?frica occidental donde la pesca ha sido otro sector importante, como sucede en Senegal, la UE ha desplegado sofisticados acuerdos para que sus flotas pesqueras, mucho m¨¢s potentes y modernas, puedan capturar masivamente en sus ricos bancos de pesca, esquilmando caladeros que han sido una base econ¨®mica y alimentaria fundamental.
El da?o a pescadores locales y a patrones de barcos tradicionales de pesca ¨Dllamados cayucos¨D se suma al generado a peque?os agricultores y campesinos, productores de aves y otros muchos trabajadores, damnificados del avance de pol¨ªticas econ¨®micas y comerciales globalizadoras que no han reparado en extender la pobreza y la miseria. As¨ª se han impulsado migraciones transnacionales como v¨¢lvula de escape a los severos desajustes causados, generando desequilibrios sociales en estados que se encuentran en situaci¨®n de vulnerabilidad.
Los da?inos planes de ajuste
Pa¨ªses como Senegal tuvieron que recurrir en los noventa a ayudas del FMI ante el empeoramiento de su situaci¨®n macroecon¨®mica, vi¨¦ndose obligados a la adopci¨®n de severos planes de ajuste, con las cl¨¢sicas medidas de privatizaci¨®n, liberalizaci¨®n, apertura de mercados y eliminaci¨®n de aranceles. Para Senegal, la eliminaci¨®n de barreras comerciales a la compra de bienes de la UE, como la carne de ave, productos agr¨ªcolas y alimentos envasados como el tomate, llev¨® a inundar el pa¨ªs de estos productos. El resultado fue el cierre de siete de cada diez granjas de pollos, as¨ª como el abandono de numerosos cultivos de tomates, al no poder acceder a los mercados europeos ni competir en los mercados locales con los productos europeos, m¨¢s baratos y subvencionados.
Desde 1994, m¨¢s de 100.000 personas han desembarcado en Canarias
Las pol¨ªticas del FMI sentaron las bases para una profunda fractura social en Senegal mediante el aumento del paro y la pobreza, junto al incremento de la dependencia alimentaria.
El desmantelamiento de la pesca tradicional
Las aguas costeras africanas, ricas en recursos pesqueros, son un pilar econ¨®mico y social fundamental. La pesca en Senegal emplea al 17% de sus trabajadores con unos 600.000 empleos, representando el 3,2% del PIB. Por ello, la UE ha suscrito acuerdos bilaterales, como el ¨²ltimo Acuerdo de Asociaci¨®n de Pesca Sostenible (AAPS), para acceder a los caladeros del pa¨ªs con su moderna flota arrastrera, mucho m¨¢s avanzada y tecnificada que los cayucos senegaleses de madera. Diferentes informes de Naciones Unidas se?alan que estos acuerdos son muy deficientes, ignorando aspectos ecol¨®gicos, sociales y de sostenibilidad claves. Uno solo de los grandes arrastreros europeos que faena en Senegal tiene redes de hasta 600 metros, capturando en un solo d¨ªa lo mismo que cincuenta cayucos en un a?o.
El caso de las migraciones
A?os de pol¨ªticas de ajuste en Senegal, con agricultores y trabajadores arrojados al paro, junto a pescadores obligados a dejar de faenar ante la ausencia de capturas en sus costas por el expolio de los caladeros, unido a propietarios de cayucos sin faena, proporcionaron los ingredientes para que desde Senegal se viviera un proceso migratorio ¨²nico. Se estaba generando la tormenta perfecta que estall¨® en 2006 con la ¡°crisis de los cayucos¡±, perdurando hasta hoy en d¨ªa. Desde que las migraciones de africanos hacia Canarias se iniciaran en 1994, m¨¢s de 100.000 personas han abandonado su pa¨ªs en cayuco y desembarcado en este archipi¨¦lago.
M¨¢s doloroso todav¨ªa es saber que muchos de esos migrantes senegaleses que tuvieron que abandonar sus cultivos de tomate y verduras en su pa¨ªs, junto a numerosos pescadores que se vieron obligados a dejar el mar ante la ausencia de capturas en bancos de pesca esquilmados, emigraron hasta Italia y Espa?a para acabar trabajando en invernaderos de tomates y verduras de grandes empresas alimentarias europeas o embarcados en flotas pesqueras de estos pa¨ªses occidentales. Sin ir m¨¢s lejos, agricultores senegaleses han trabajado en explotaciones de tomate en las islas Canarias, Alicante, Almer¨ªa y Catalu?a.
Este es, sin duda, un magn¨ªfico ejemplo de las din¨¢micas perversas que est¨¢n detr¨¢s de un buen n¨²mero de movimientos migratorios contempor¨¢neos y de sus verdaderas causas, que no acabamos de comprender en toda su profundidad.
Carlos G¨®mez Gil es profesor titular e investigador en cooperaci¨®n al desarrollo en la Universitat D¡¯Alacant (UA), autor del libro Debates y controversias en la cooperaci¨®n al desarrollo. Fondos privados de ayuda, acuerdos neocoloniales y ayuda a refugiados (Publicaciones de la Universitat D¡¯Alacant, 2020).
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