Cooperaci¨®n: si no es ahora, ?cu¨¢ndo? (segunda parte)
Insistimos: no podemos hablar de recuperaci¨®n tras la covid-19 sin respuestas globales basadas en la cooperaci¨®n internacional y la justicia social, y que no dejen a nadie atr¨¢s. La pandemia nos obliga a atender tanto a nuestros barrios como a otros rincones del planeta
Dicen que segundas partes no son buenas, pero hay ocasiones en las que segundas partes son imprescindibles. Es el caso de este art¨ªculo que va de la mano de otro publicado en esta Red de Expertos recientemente. Insistimos: no podemos hablar de recuperaci¨®n tras la pandemia sin respuestas globales basadas en la cooperaci¨®n internacional y la justicia social, y que no dejen a nadie atr¨¢s. Abordar la gesti¨®n de la pandemia y la reconstrucci¨®n s¨®lo dentro de nuestras fronteras es torpe y limitado. La dimensi¨®n global de la pandemia y sus consecuencias nos obliga a presentar la misma atenci¨®n a nuestros barrios que a otros rincones del planeta.
Con el mayor gasto social de la historia, los presupuestos generales del Estado para 2021 presentados en el Congreso buscan reconstruir un pa¨ªs que afronta una enorme crisis con estructuras sanitarias, educativas y sociales muy debilitadas tras a?os de austeridad malentendida. La pol¨ªtica p¨²blica m¨¢s recortada en ese tiempo ha sido la cooperaci¨®n que, desde 2012, se sit¨²a a la cola de los pa¨ªses donantes de la UE, con un 0,19% de la Renta Nacional Bruta destinado a cooperaci¨®n.
En este contexto, el presidente del Gobierno anunciaba un aumento del 20% para cooperaci¨®n. Es de justicia reconocer el gesto, en un contexto de crisis sanitaria, econ¨®mica y social. Pero resulta que los porcentajes son relativos y reflejan el aumento respecto a la cifra de partida. Una cifra que es tan baja que, con este ritmo, tardar¨ªamos como m¨ªnimo seis a?os en alcanzar el objetivo que el Gobierno se comprometi¨® a alcanzar a final de legislatura; es decir, un 0,5%.
Un trampantojo
Al analizar con detalle ese aumento, aparecen ciertas cuestiones que son preocupantes. Un 20% del aumento anunciado corresponde a los fondos destinados a la atenci¨®n a personas refugiadas en Espa?a. Sin duda, este es un gasto necesario, pero en ning¨²n caso debe ser contabilizado como Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) dado que no supone una contribuci¨®n al freno de la pobreza en otros pa¨ªses. El resto del aumento anunciado se centra en instituciones multilaterales y en la previsi¨®n del incremento que supuestamente realizar¨¢ la cooperaci¨®n descentralizada.
Existen otras cuestiones que nos preocupan, tal como hemos se?alado en nuestro documento de an¨¢lisis. La apuesta por reforzar la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo (AECID) tiene un alcance claramente limitado que supone, a su vez, una limitaci¨®n para la acci¨®n humanitaria y el trabajo de las ONG de Desarrollo. El presupuesto destinado a la AECID asciende a 250 millones, lo que supone tan solo un 8% del total de la AOD y apenas 18 millones m¨¢s que en los presupuestos de 2018. La acci¨®n humanitaria recibe s¨®lo cinco millones m¨¢s.
El momento es ahora
A¨²n estamos a tiempo de cambiar el rumbo. A tiempo de estar a la altura de responder con rigor al momento de emergencia y crisis que afecta a los pa¨ªses m¨¢s vulnerables. A tiempo de fortalecer el sistema de cooperaci¨®n con la AECID a la cabeza. El momento es ahora, se lo decimos directamente al Ministerio de Hacienda. A¨²n podemos conseguir que la entidad que deber¨ªa ser el pilar del sistema de cooperaci¨®n salga de la cola en la distribuci¨®n de los fondos. La urgencia del contexto obliga a tomar decisiones que est¨¦n a la altura. Un total de 132 millones de personas necesitan ayuda humanitaria; 55 pa¨ªses est¨¢n en riesgo severo de inseguridad alimentaria.
Una apuesta clara y factible ser¨ªa, por ejemplo, reforzar la ayuda humanitaria que se encuentra en un irrisorio 2% del total de la Ayuda; muy lejos del 10% prometido y de la recomendaci¨®n del Comit¨¦ de Ayuda al Desarrollo (CAD). Por otra parte, en un contexto de extrema gravedad como el que vivimos en todo el mundo, debemos llegar a aquellos lugares a los que casi nadie llega y en eso las ONGD somos expertas. Tenemos capacidad de ejecutar un presupuesto mayor y, por tanto, atender a mayor n¨²mero de personas. A pesar de ello, resulta que el 70% de las propuestas que hemos presentado a la convocatoria de subvenciones de la AECID ha quedado sin financiaci¨®n. No hay dinero, vuelva usted ma?ana; pero ma?ana ya es tarde.
La cooperaci¨®n es parte de la soluci¨®n
Como hemos se?alado en diversas ocasiones, la pandemia no puede ser una excusa, sino un acicate. Si no se toman medidas, unos 40 millones de personas morir¨¢n y unos 500 millones ser¨¢n arrastradas a la pobreza. Esto generar¨¢ un boomerang de inestabilidad en amplias regiones del planeta con consecuencias imprevisibles que nos alejar¨¢n del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En la cooperaci¨®n internacional y la solidaridad est¨¢ una buena parte de las respuestas que necesitamos. La cooperaci¨®n debe situarse en el paquete de pol¨ªticas clave de gesti¨®n de la pandemia y debe acompa?ar las principales l¨ªneas para prepararnos al mundo post-pandemia. As¨ª lo ha solicitado la ONU y la OCDE; de esta forma lo ha priorizado la propia UE y otros pa¨ªses; con ese esp¨ªritu lo aprob¨® la comisi¨®n de reconstrucci¨®n.
La cooperaci¨®n internacional implica un compromiso y una apuesta por la resiliencia global, pero, adem¨¢s, es una pieza clave para que Espa?a sea observada como un socio confiable con voz propia en la escena internacional, ahora y de cara a un mundo post-covid. Es tambi¨¦n una excelente oportunidad para conectar con una sociedad que nunca ha dejado de ser solidaria. Ahora queda por ver si los grupos pol¨ªticos estar¨¢n a la altura. Por nuestra parte no nos cansaremos de decirlo una, dos, tres o 2030 veces: el momento es ahora.
Andr¨¦s R. Amayuelas es Presidente de la Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo.
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