Activistas o nada
M¨¢s que nunca, las ONG internacionales deben demostrar su contribuci¨®n a la misi¨®n que defienden: la lucha contra la pobreza, la reversi¨®n de la crisis clim¨¢tica o la defensa de los derechos humanos
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Dejo de trabajar en Oxfam, tras siete a?os dirigiendo Oxfam Interm¨®n y un tiempo final en la direcci¨®n internacional de la organizaci¨®n. Digo dejar de trabajar porque dejar Oxfam no es posible, al menos en mi caso. No ha sido un empleo al uso. Es una segunda piel pegada a las motivaciones m¨¢s hondas que uno puede encontrar en su interior.
Es un buen momento para reflexionar sobre lo hecho y los desaf¨ªos, no ya de Oxfam, sino de las ONG internacionales en su conjunto. Como tambi¨¦n lo es de valorar su potencia, lo mucho que atesoran en sus equipos e historia, su tremendo impacto en causas justas e imprescindibles.
Su reto mayor nace de una crisis de identidad provocada por la creciente desconfianza en las instituciones cl¨¢sicas, y el cuestionamiento de los roles de intermediaci¨®n entre personas, sumado a las disrupciones digitales. M¨¢s que nunca, las ONGi deben demostrar su contribuci¨®n, qu¨¦ valor a?aden a la misi¨®n que defienden, a la lucha contra la pobreza o la reversi¨®n de la crisis clim¨¢tica. A la defensa de los derechos humanos en las crisis y en cualquier lugar donde se vulneran.
Acabado el tiempo del proyecto, de la acci¨®n o campa?a puntual de efecto acotado o simb¨®lico, se impone la necesidad de lograr un impacto a escala, sist¨¦mico, multiplicando lo que se consigue con cada euro o cada hora de trabajo. Un impacto que solamente se puede lograr por la v¨ªa de la innovaci¨®n, el conocimiento y su potencial r¨¦plica. O por la de influir en las estructuras de poder que perpet¨²an la desigualdad y la vulneraci¨®n de derechos: leyes, pol¨ªticas, presupuestos, y tambi¨¦n valores y actitudes.
A la necesidad de afianzar la confianza, mostrar logros y rendir cuentas se suma la dificultad de llegar a las generaciones j¨®venes
Demostrar el impacto sist¨¦mico y estar en todas las fronteras donde se nos pide que estemos, posibilita renovar el enganche con la gente, con las comunidades con las que trabajamos, con las personas que nos apoyan. La relaci¨®n con activistas, socias y donantes est¨¢ en evoluci¨®n. A la necesidad de afianzar la confianza, mostrar logros y rendir cuentas se suma la dificultad de llegar a las generaciones j¨®venes. El reto es mantener una base social fiel, aunque exigente en la gesti¨®n, y al tiempo conectar con nuevos p¨²blicos que demandan m¨¢s apertura, que se casan poco con las causas globales y mucho con las causas concretas. No es f¨¢cil para organizaciones grandes, que han generado estructuras fiables, aunque pesadas, tener esta apertura y flexibilidad. Resulta sin embargo esencial para retener y crecer en apoyos, tambi¨¦n en el econ¨®mico.
M¨¢s honda es, si cabe, la demanda para desplazar el poder de estas organizaciones hacia el Sur. O m¨¢s bien, la necesaria distribuci¨®n del poder en el interior de las ONGi y hacia movimientos sociales y organizaciones aliadas. Tanto el movimiento Me Too-Aid Too como el Black Lives Matter-Decolonizing Aid, adem¨¢s de enfrentar cualquier tipo de abuso y exigir diversidad y equidad, apuntan al manejo del poder en las organizaciones: al qui¨¦n, al d¨®nde y sobre todo al c¨®mo se toman las decisiones. Definitivamente es tiempo de escuchar m¨¢s, ceder liderazgos, saber jugar roles secundarios y reconocer el protagonismo de quienes est¨¢n en la primera l¨ªnea de las crisis humanitarias, de las resistencias y luchas sociales.
Es tiempo de escuchar m¨¢s, ceder liderazgos, saber jugar roles secundarios y reconocer el protagonismo de quienes est¨¢n en la primera l¨ªnea de las crisis humanitarias, de las resistencias y luchas sociales
Necesitamos una suerte de nuevo contrato social entre quienes respaldan, con sus mejores energ¨ªas y recursos, la solidaridad internacional, y quienes tienen el conocimiento y la experiencia vital por haber crecido donde las injusticias son m¨¢s severas. Aunque es indispensable, no es un contrato evidente, ya que las expectativas y referentes son diversos y a veces pueden entrar en contradicci¨®n. M¨¢xime cuando un interlocutor relevante para las ONGi es un gobierno o agencia de un pa¨ªs desarrollado. La tendencia entre buena parte de los donantes institucionales apunta a dar m¨¢s vueltas de tuerca en los requisitos asociados a la financiaci¨®n, sea en el lado de la eficiencia, resultados y reporte o en el de las condicionalidades e intereses vinculados con la ayuda: seguridad y control migratorio a la cabeza.
Dicho lo anterior, sigue siendo mucho lo que nos une a todas las personas que sentimos la pulsi¨®n por enfrentar las desigualdades all¨¢ donde se encuentren, desde un profundo sentido universalista. No sobra nadie que quiera dedicarse honestamente a trabajar por una migraci¨®n justa, por la equidad de g¨¦nero, por un sistema econ¨®mico que no descarte a millones y arrase el planeta. No sobra nadie que quiera defender el espacio de la sociedad civil, de organizaciones cr¨ªticas y defensoras de derechos humanos, frente a gobiernos autoritarios y reg¨ªmenes represores que cierran, expulsan e incluso asesinan a quien alza la voz.
Las injusticias no caen del cielo, son provocadas y sostenidas por el poder y el privilegio de algunos
Las ONGi se est¨¢n transformando. Tal vez no al ritmo requerido por los tiempos, pero desde luego en profundidad. Mirando honestamente los desaf¨ªos apuntados y tomando decisiones en consecuencia. Dejo el puesto estimulado por el nuevo marco estrat¨¦gico de Oxfam que reafirma su vocaci¨®n por los cambios sist¨¦micos, por renovar alianzas y roles, por revisar c¨®mo trabajamos. Inspirado por mis colegas y de forma especial por las Oxfam de ?frica, Am¨¦rica Latina y Asia, organizaciones sociales de cada pa¨ªs, que se la juegan en su suelo y con las que nos abrazamos en red. Tan retado como apoyado por los equipos, especialmente por los que est¨¢n en las fronteras, en las crisis humanitarias, pero tambi¨¦n en calles, oficinas y tiendas.
Y, sobre todo, dejo una organizaci¨®n honesta con sus valores y valiente en sus posiciones. Las organizaciones internacionales ser¨¢n activistas o no ser¨¢n nada. Las injusticias no caen del cielo, son provocadas y sostenidas por el poder y el privilegio de algunos. Con humildad y rigor, con pasi¨®n, estoy seguro de que Oxfam seguir¨¢ cerca de las personas, diciendo la verdad al poder y empujando la frontera de la justicia social un metro m¨¢s all¨¢, cada d¨ªa.
Gracias por tanto.
Chema Vera, ex director ejecutivo de Oxfam.
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