Impuestos a los ricos para una sociedad m¨¢s solidaria y feminista
Es tambi¨¦n en nombre de la igualdad de g¨¦nero que los gobiernos deben tomar medidas inmediatas y a largo plazo para invertir en servicios p¨²blicos, protecci¨®n social e infraestructuras
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En Estados Unidos, fue la vicepresidenta Kamala Harris quien dio la voz de alarma a finales de febrero, se?alando que 2,5 millones de mujeres se hab¨ªan visto obligadas a abandonar el mercado laboral desde el inicio de la pandemia. ¡°Nuestra econom¨ªa no puede recuperarse si las mujeres no pueden participar plenamente. Se trata de una emergencia nacional¡±, recalc¨®, pidiendo un plan nacional para hacer frente a la situaci¨®n.
Aunque los avances en la inmunizaci¨®n de Covid-19 en Estados Unidos ofrecen la esperanza de una r¨¢pida recuperaci¨®n econ¨®mica, las cicatrices seguir¨¢n siendo profundas. Las mujeres representan el 43% de la mano de obra en Estados Unidos, pero sufrieron el 56% de las p¨¦rdidas de empleo asociadas a la pandemia. Y las m¨¢s afectadas son las mujeres sin estudios superiores, las negras y las hispanas.
Estados Unidos es solo un ejemplo. En todo el mundo, la p¨¦rdida de puestos de trabajo asociada a la pandemia ha afectado sobre todo a las mujeres, que en algunos casos se han visto expulsadas del mercado laboral. El impacto en los ingresos es evidente, pero las consecuencias se dejar¨¢n sentir por un largo plazo, ya que esta situaci¨®n supone tambi¨¦n una disminuci¨®n de sus derechos de pensi¨®n ¨Dcuando los hay¨D, aunque las mujeres vivan m¨¢s que los hombres.
Incluso para las que han conseguido mantener un empleo, la situaci¨®n se ha deteriorado. Para algunas, el aislamiento social ha reducido sus oportunidades de escapar de la violencia dom¨¦stica. Y para la mayor¨ªa, han tenido que dedicar a¨²n m¨¢s horas al trabajo dom¨¦stico no remunerado. Ellas son las principales responsables de la salud de sus familias y de los nuevos protocolos de seguridad e higiene. Cuidan de los enfermos y los ancianos, que son m¨¢s vulnerables que nunca. Y se han convertido en maestras en el hogar para los cientos de millones de ni?os que se han visto privados de la escolarizaci¨®n desde el estallido del virus.
El reparto desigual del trabajo dom¨¦stico y de cuidados no remunerados entre hombres y mujeres es m¨¢s visible que nunca
El reparto desigual del trabajo dom¨¦stico y de cuidados no remunerados entre hombres y mujeres es m¨¢s visible que nunca. Sus consecuencias son ya conocidas: las mujeres y las ni?as tienen menos tiempo para dedicar a su educaci¨®n y formaci¨®n continua. Les resulta m¨¢s dif¨ªcil entrar y progresar en el mercado de trabajo remunerado, lo que significa salarios m¨¢s bajos, pero tambi¨¦n menos protecci¨®n social y pensiones. Adem¨¢s, hay un l¨ªmite de la cantidad de trabajo que se puede realizar sin afectar la salud.
Y las perspectivas para la siguiente generaci¨®n no son m¨¢s tranquilizadoras. M¨¢s de 1.700 millones de ni?os se han visto afectados por el cierre de escuelas. Aunque los retrasos en el aprendizaje afectan a todos, para muchas ni?as supone una salida permanente del sistema. Algunas trabajan en el campo o como empleadas dom¨¦sticas, y la ONG Save the Children calcula que para 2030 se esperan 13 millones m¨¢s de matrimonios infantiles de los que habr¨ªa habido sin covid-19.
Esta es la caracter¨ªstica de esta pandemia: sus consecuencias afectan de forma desproporcionada a los m¨¢s vulnerables, profundizando las desigualdades de g¨¦nero, clase y raza. Mientras el mundo celebra el D¨ªa Internacional de la Mujer, debemos recordar que esta situaci¨®n no es aceptable ni inevitable.
En todo el mundo, la gente se ha visto obligada a tomar conciencia del papel crucial de los servicios p¨²blicos, como los servicios sanitarios universales, la atenci¨®n a los ancianos y a los ni?os, la educaci¨®n, pero tambi¨¦n el acceso al agua y al saneamiento, mientras que la higiene se ha convertido en un imperativo. Y detr¨¢s de estos servicios, encontramos en su mayor¨ªa a las mujeres, cuyas condiciones de trabajo son a menudo deplorables. Son las primeras en pagar el precio de d¨¦cadas de recortes presupuestarios y privatizaci¨®n de servicios esenciales. Por lo tanto, es tambi¨¦n en nombre de la igualdad de g¨¦nero que los gobiernos deben tomar medidas inmediatas y a largo plazo para invertir en servicios p¨²blicos, protecci¨®n social e infraestructuras.
Todas estas medidas necesarias tienen obviamente un coste, y se trata b¨¢sicamente de responder a una simple pregunta: ?Qui¨¦n pagar¨¢? En ICRICT, una comisi¨®n comprometida con la reforma del sistema fiscal internacional de forma justa y equitativa, respondemos de forma inequ¨ªvoca que es hora de hacer que los m¨¢s ricos paguen.
Los diez mayores multimillonarios del mundo ¨Dtodos hombres, como se pod¨ªa esperar¨D han visto aumentar su riqueza en 540.000 millones de d¨®lares desde marzo de 2020
Sobre todo, porque este ¨²ltimo a?o se han enriquecido a¨²n m¨¢s, a pesar de la pandemia, como ha demostrado un reciente informe de Oxfam. Los diez mayores multimillonarios del mundo ¨Dtodos hombres, como se pod¨ªa esperar¨D han visto aumentar su riqueza en 540.000 millones de d¨®lares desde marzo de 2020. Eso ser¨ªa m¨¢s que suficiente para evitar que cualquier persona del planeta caiga en la pobreza a causa del virus, y para financiar una vacuna covid-19 para todos. Por tanto, esta pandemia debe marcar un punto de inflexi¨®n en la fiscalidad de los m¨¢s ricos.
Tambi¨¦n es una oportunidad para abordar realmente la evasi¨®n fiscal de las empresas y poner fin a la competencia fiscal a la baja entre pa¨ªses. Y tenemos una soluci¨®n al alcance de la mano, que ser¨ªa la adopci¨®n de un tipo impositivo efectivo m¨ªnimo para las empresas del 25% en todo el mundo. Cualquier empresa multinacional que contabilice sus beneficios en un para¨ªso fiscal tributar¨ªa en su pa¨ªs de origen hasta ese tipo m¨ªnimo, por lo que ya no tendr¨ªa ning¨²n incentivo para hacerlo. Esta medida, ut¨®pica hace apenas unas semanas, es ahora posible, ya que el gobierno de Biden ha declarado que quiere ¡°intentar poner fin a lo que ha sido una destructiva carrera mundial hacia el fondo en materia de impuestos de sociedades¡±, como dijo la Secretaria del Tesoro Janet Yellen durante su audiencia de confirmaci¨®n.
El compromiso de EE UU har¨ªa posible una reforma global para que las multinacionales y los m¨¢s ricos paguen su parte justa de impuestos. Pero es esencial que estas negociaciones se lleven a cabo de la manera m¨¢s transparente e igualitaria posible, idealmente en el seno de la ONU, el ¨²nico foro leg¨ªtimo para estos intercambios. Hoy m¨¢s que nunca, gravar a los m¨¢s ricos allanar¨ªa el camino hacia sociedades que ponen el cuidado y la solidaridad en su centro. Y esta crisis ha demostrado una vez m¨¢s que para ello debemos priorizar los derechos de las mujeres.
Magdalena Sep¨²lveda es Directora Ejecutiva de la Global Initiative for Economic, Social and Cultural Rights y miembro de la Comisi¨®n Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT). De 2008 a 2014 fue la Relatora de las Naciones Unidas sobre Pobreza Extrema y Derechos Humanos.
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