Proteger la educaci¨®n en zonas de conflicto
Millones de ni?os y ni?as en el mundo viven en zonas de fragilidad y violencia que les alejan de la formaci¨®n. La Declaraci¨®n sobre Escuelas Seguras ha trazado un camino que todos los Estados, sin excepci¨®n, han de tomar
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¡°Tienes todas las posibilidades del mundo en tus manos¡±, escuchaba la peque?a Fadumo en el periplo de su infancia entre Kenia y Somalia. Los conflictos locales obligaron a su familia a desplazarse constantemente, impidi¨¦ndole ir a la escuela y demorando su alfabetizaci¨®n hasta los 14 a?os. Siempre tuvo muy presente el mensaje de su madre, una emprendedora analfabeta, sabia y resiliente. Durante su exilio en Finlandia fue la primera refugiada somal¨ª en cursar estudios de posgrado. En 2016, Fadumo Qasim Dayib fue la primera mujer candidata a la presidencia de Somalia.
Esta historia constituye un hermoso ejemplo de la aplicaci¨®n del principio de no dejar a nadie atr¨¢s, que debe ser invocado para los 426 millones de ni?os y ni?as que viven en zonas de conflicto, 160 en conflictos de alta intensidad, con un 30% menos de oportunidades de completar la educaci¨®n primaria y un 50% menos de completar la Secundaria.
?C¨®mo asegurar una educaci¨®n inclusiva, equitativa y de calidad para todos y todas cuando en situaciones de violencia e inseguridad la educaci¨®n es, generalmente, el primer servicio interrumpido y el ¨²ltimo reanudado? Seg¨²n la Coalici¨®n Mundial para la Protecci¨®n de la Educaci¨®n contra los Ataques (GCPEA), entre 2015 y 2019, en 93 pa¨ªses, ej¨¦rcitos, polic¨ªa civil, otras instituciones de seguridad y grupos armados no estatales perpetraron m¨¢s de 11.000 ataques contra instalaciones educativas, estudiantes y docentes.
Entre 2015 y 2019, en 34 pa¨ªses, los colegios fueron convertidos en bases, cuarteles, puestos de tiro, armer¨ªas o centros de detenci¨®n
M¨¢s de dos tercios fueron incendios deliberados, explosiones, ataques a¨¦reos, terrestres, redadas o saqueos de escuelas. En 8.300 casos se trat¨® de agresiones directas contra la comunidad educativa, incluyendo reclutamiento y violencia sexual. En 34 pa¨ªses los colegios fueron convertidos en bases, cuarteles, puestos de tiro, armer¨ªas o centros de detenci¨®n.
En 21 pa¨ªses alumnas y profesoras fueron blanco directo, en las escuelas o en el camino hacia ellas: bombardeos de escuelas de ni?as, secuestros, violaciones, acoso... Traumas, miedo, inseguridad y estigmatizaci¨®n las alejan de la educaci¨®n ¨Ca veces para siempre¨C exponi¨¦ndolas a otras graves formas de violencia de g¨¦nero.
Durante la pandemia de la covid-19 los ataques no han cesado. Yemen, la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, Siria, Afganist¨¢n, Palestina, Camer¨²n o Somalia son algunos de los lugares donde estudiar es todo un reto, especialmente para ellas.
En este escenario, la aprobaci¨®n de la Declaraci¨®n sobre Escuelas Seguras, en 2015, constituy¨® un esperanzador punto de inflexi¨®n. Actualmente es el mayor compromiso intergubernamental en la materia. Con la reciente incorporaci¨®n de M¨¦xico, son ya 108 los Estados adheridos que adoptan y se comprometen a incorporar a la pol¨ªtica nacional y a sus marcos operativos las Directrices para la protecci¨®n de escuelas y universidades contra el uso militar durante los conflictos armados; seis orientaciones pr¨¢cticas para ayudar a las partes en conflicto a reducir el uso de instalaciones educativas con fines militares y a mitigar el impacto de esta pr¨¢ctica.
Ni la Declaraci¨®n ni sus Directrices son vinculantes jur¨ªdicamente, sino que pretenden inspirar un cambio voluntario de comportamiento. No es una f¨®rmula infalible ni exclusiva, hay que transformar cuestiones estructurales, pero el leve descenso de incidentes (1.700 menos respecto al lustro anterior) y la proliferaci¨®n de buenas pr¨¢cticas en los pa¨ªses adheridos, indican que es un instrumento eficaz, que modifica conductas, normas y pensamientos.
Nigeria est¨¢ promoviendo la capacitaci¨®n y sensibilizaci¨®n de los mandos militares y la rehabilitaci¨®n de las escuelas da?adas
En Noruega o Argentina (pa¨ªses impulsores de la Declaraci¨®n), los manuales militares est¨¢n siendo adaptados a estos compromisos. Nigeria est¨¢ promoviendo la capacitaci¨®n y sensibilizaci¨®n de los mandos militares y la rehabilitaci¨®n de las escuelas da?adas. Mali ha aprobado una instrucci¨®n militar que obliga a abandonar las escuelas ocupadas. La directiva emitida por la Misi¨®n Multidimensional Integrada de Estabilizaci¨®n de las Naciones Unidas en la Rep¨²blica Centroafricana (MINUSCA) penaliza la ocupaci¨®n de las escuelas en los mismos t¨¦rminos que un ataque. En Afganist¨¢n, el Plan Estrat¨¦gico Nacional de Educaci¨®n 2030 y los Marcos de desarrollo y paz incorporan la seguridad escolar como elemento central.
Espa?a se ha adherido a esta iniciativa con rotundidad y con un rol muy activo, especialmente a partir de la organizaci¨®n de la Tercera Conferencia Internacional sobre Escuelas Seguras (Palma, 2019). En cumplimiento del compromiso adquirido entonces, junto a la GCPEA, y con la colaboraci¨®n del Ministerio de Asuntos Exteriores, Uni¨®n Europea y Cooperaci¨®n, la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo (AECID) organiz¨® en febrero y marzo de este a?o el primer Seminario internacional sobre la implementaci¨®n de la Declaraci¨®n.
M¨¢s de 90 representantes de los ministerios de Educaci¨®n, Defensa y Exteriores de 20 estados invitados como Vietnam, El Salvador, L¨ªbano o N¨ªger, adem¨¢s de Noruega y Argentina, fundadoras de la Declaraci¨®n, y una preciada representaci¨®n de la sociedad civil e instituciones acad¨¦micas, compartieron un espacio de trabajo virtual, orientado a la reflexi¨®n conjunta, el an¨¢lisis de experiencias y buenas pr¨¢cticas y la identificaci¨®n de los principales desaf¨ªos.
Entre los retos, negociar incansablemente, al m¨¢s alto nivel, para lograr que la Declaraci¨®n sea el marco de actuaci¨®n de todos los Estados, sin excepci¨®n. Simult¨¢neamente, deber¨¢n desarrollarse estrategias regionales, integrando a autoridades locales, organizaciones de base, comunidades y a todos aquellos actores con impacto en la protecci¨®n de la educaci¨®n en un determinado territorio.
Tambi¨¦n deber¨¢n desarrollarse estrategias regionales, integrando a autoridades locales, comunidades y a todos aquellos actores con impacto en la protecci¨®n de la educaci¨®n en un determinado territorio
Igualmente, se concluy¨® que la respuesta tras un ataque deber¨¢ complementarse con sensibilizaci¨®n, informaci¨®n y con s¨®lidos sistemas de recogida de datos que puedan nutrir los mecanismos de prevenci¨®n, mitigaci¨®n y rendici¨®n de cuentas. En esta estrategia, el enfoque de g¨¦nero, edad y diversidad es esencial.
Se enfatiz¨® tambi¨¦n el rol de la rendici¨®n de cuentas como elemento disuasorio frente a la impunidad. A¨²n son pocos los casos que llegan a los tribunales competentes. Los Estados deber¨¢n impulsar con mayor determinaci¨®n la investigaci¨®n eficaz, enjuiciar adecuadamente a los perpetradores y garantizar la aplicaci¨®n de medidas sancionadoras.
La Cuarta Conferencia Internacional sobre Escuelas Seguras, que acoger¨¢ Nigeria en octubre, ser¨¢ buen momento para analizar estas conclusiones y trazar los siguientes pasos en el camino hacia una educaci¨®n inclusiva y segura en los contextos m¨¢s fr¨¢giles del mundo. Los Estados tienen la obligaci¨®n de aprovechar el impulso pol¨ªtico y el consenso en torno a esta agenda para articular medidas concretas que permitan salvar vidas, garantizar el derecho a la educaci¨®n y proteger millones de sue?os por cumplir.
Beatriz Sierra Santos es polit¨®loga y consejera t¨¦cnica de la Oficina de Acci¨®n Humanitaria de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo (AECID).
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