Los agricultores ecol¨®gicos toman el mundo virtual
Los peque?os campesinos del mundo resguardan una agrobiodiversidad de unas 6.000 especies de plantas con las que se podr¨ªa resolver el problema del hambre. Ante los nuevos obst¨¢culos que impuso la pandemia, ellos han buscado soluciones como ofrecer sus productos a trav¨¦s de internet
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?Cu¨¢nto cuesta alimentarnos? ?De d¨®nde viene cada ingrediente que abastece nuestro apetito? Millones de bocas repiten mec¨¢nicamente el acto de comer sin pararse a pensar qu¨¦ ocurre detr¨¢s: la sobre explotaci¨®n de suelos, el atraso del mundo rural o una despiadada prisa por deshacernos de la biodiversidad ¡ªque siempre entorpece el avance de cultivos rentables¡ª, son una muestra de la enorme deuda que estamos acumulando con el planeta. Las ciudades est¨¢n entregadas a dietas tan similares que el 66% del total de la producci¨®n agr¨ªcola mundial descansa sobre apenas nueve cultivos, seg¨²n la Agencia de la ONU para la alimentaci¨®n (FAO). La futura crisis alimentaria parece estar cantada. Sin embargo, la innovaci¨®n en la tradici¨®n de la peque?a agricultura ecol¨®gica est¨¢ decidida a cambiar esta historia. Y tiene argumentos para lograrlo.
A Rey Chambe una enfermedad lo llev¨® a retirarse al campo y vivir de la agricultura. En Tacna, el departamento m¨¢s al sur de Per¨², empez¨® a cultivar olivares y emprendi¨® la guerra contra las margaronias, los bichos que se com¨ªan los cogollos de su producci¨®n. Investig¨®, pregunt¨® y recibi¨® capacitaciones. Aprendi¨® que las crisopas, unos insectos, pod¨ªan resolverle el problema y se decidi¨® a criarlas. Junto a su asociaci¨®n, arm¨® su laboratorio con cuatro esteras. Cada socio se hac¨ªa cargo semanalmente de alimentarlas, cuidarlas y mantener el laboratorio. A cambio, pod¨ªan llevarse las que quisieran. Ya libres, se percat¨® de que estos insectos prefer¨ªan habitar sobre el ma¨ªz. Lo plant¨®, diversific¨® sus tierras de cultivo y evit¨® as¨ª, el uso de plaguicidas. ¡°Como agricultores agroecol¨®gicos tenemos una gran responsabilidad con la sociedad, porque somos los que llevamos los alimentos m¨¢s sanos para las personas¡±, dice don Rey, en un audio entrecortado. Donde est¨¢, la se?al de internet no es tan buena.
Para el 2030, aproximadamente 80% de la poblaci¨®n vivir¨¢ en ciudades. Y una ciudad de 10 millones de habitantes debe importar 6.000 toneladas de alimento diario, algo inviable
Los peque?os campesinos del mundo resguardan una agrobiodiversidad de aproximadamente 6.000 especies de plantas adaptadas a distintos climas, suelos y ecosistemas, seg¨²n la FAO. La presentaci¨®n del profesor de la Universidad de Berkeley, Miguel Altieri, no deja mucho espacio para la duda. La domesticaci¨®n de las plantas es el trofeo de nuestra especie. La cuenta acumulada de miles de a?os de observaci¨®n, manipulaci¨®n y manejo de cultivos, que hoy colisiona con la decisi¨®n de los m¨¢s j¨®venes de abandonar el campo.
¡°Para el 2030¡±, indica Altieri, ¡°aproximadamente 80% de la poblaci¨®n vivir¨¢ en ciudades. Y una ciudad de 10 millones de habitantes debe importar 6.000 toneladas de alimento diario¡±. Inviable, incluso para la agricultura industrial a gran escala, cuyas tempranas promesas de acabar con el hambre terminaron por borrar casi el 70% de la biodiversidad terrestre, seg¨²n el informe global del Convenio de Diversidad Biol¨®gica del 2014. La llamada transformaci¨®n de suelos, que no es otra cosa m¨¢s que arrebatar bosques para sembrar lo que las ciudades consumen, tiene en la covid-19 un pecado original: los virus que se encuentran en los ecosistemas pr¨ªstinos est¨¢n controlados por las propias especies con los que cohabitan. Arrasarlos es liberarlos.
Comer en la pospandemia
La agroecolog¨ªa es una actividad que busca imitar el comportamiento de un ecosistema natural. Un dise?o inteligente que deambula entre la necesidad y la compensaci¨®n. Rota cultivos, asocia plantas, crea microclimas que hacen frente al cambio clim¨¢tico. No contamina el suelo, el aire o las fuentes de agua, y rechaza abiertamente el desperdicio. ¡°Antes, en la costa central, se cultivaba la crotalaria, que es una leguminosa que mejora el suelo porque se asocia con bacterias que viven all¨ª y capturan el nitr¨®geno del aire. Es un abono verde, pero tambi¨¦n sus ra¨ªces botan una sustancia que controla una plaga del suelo, que son los lem¨¢todos¡±, explica Carmen Felipe, doctora en ciencias agr¨®nomas con especialidad de suelos por la Universidad Gembloux, de B¨¦lgica. Durante su presentaci¨®n es calurosamente reconocida por varias generaciones de estudiantes a los que form¨®. Para quienes la escuchan por primera vez, sorprende entender la amplitud de decisiones que involucra llevar alimentos sanos a la gente. Este es un modelo de negocio para valientes y visionarios.
El domingo 15 de marzo del 2020, Kelinda Mart¨ªnez se qued¨® con su producci¨®n embalada y las puertas de la feria de productos ecol¨®gicos a la que hab¨ªa ido a vender, clausuradas. Era el inicio de la primera cuarentena y esta agricultora ecol¨®gica de Lur¨ªn ¡ªel valle agr¨ªcola a puertas de la costera y ¨¢rida Lima, capital del Per¨²¡ª, tuvo que regresar con las perdidas y la incertidumbre a cuestas. En ese momento, la idea de vender a domicilio a trav¨¦s de internet parec¨ªa incluso una oportunidad para ampliar mercados. ¡°Nos sentimos felices porque hab¨ªa pedidos y nosotros contratamos movilidad, y hac¨ªamos n¨²meros y dec¨ªamos, s¨ª vamos a poder¡±. Decidida a entregar su producci¨®n a San Borja o Miraflores ¡ªdos de los barrios m¨¢s pudientes de la ciudad¡ª, no calcul¨® el tiempo real de entrega. ¡°Llevamos nuestro cooler [nevera] y todo¡±, cuenta Kelinda, ¡°y en cada esquina nos paraban y yo llevaba mi certificado de sanidad y todo¡±.
Su producci¨®n se malograba en el camino y esa inversi¨®n, resultaba en p¨¦rdida. Madre soltera de un ¨²nico hijo y sustento de su madre, esta agroproductora ecol¨®gica tuvo momentos de des¨¢nimo, pero los super¨®. Se organiz¨® y hoy vende atendiendo por d¨ªa y distrito, a trav¨¦s de pedidos virtuales a domicilio. ¡°Yo soy productora, no tengo otra carrera, mis socias est¨¢n con todo el ¨¢nimo de hacer agricultura¡±. Salen al mercado bajo la marca colectiva frutos de la tierra y su historia caus¨® un alboroto digital, despertando solidaridad y admiraci¨®n por su entereza.
Pocas veces una reuni¨®n virtual puede ser tan sorprendente. El Encuentro Nacional de Innovadores e Innovadoras en Agroecolog¨ªa de Productores Ecol¨®gicos del Per¨², organizado por la Asociaci¨®n Nacional de Productores Agroecol¨®gicos (ANPE), se realiz¨® los d¨ªas 30 y 31 de marzo y permiti¨® conocer personas que, en muchos casos, se enfrentaban a la plataforma Zoom por primera vez para hablar como saben: directamente y sin condimentos sobre sus sue?os de alcanzar alimentos saludables, para el planeta. El evento virtual reuni¨® expertos nacionales e internacionales junto a productores agroecol¨®gicos, que presentaron sus historias y sus haza?as. En esos d¨ªas, los tan gen¨¦ricamente llamados h¨¦roes de la agrodiversidad tuvieron identidad, y ayudaron a escudri?ar en esa pregunta universal, tantas veces negada: ?cu¨¢nto cuesta alimentarnos?
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