La pandemia debe transformar la agricultura global
Esta crisis deber¨ªa impulsarnos a redefinir la manera en que nos alimentamos como humanidad. La investigaci¨®n agr¨ªcola puede desempe?ar un papel crucial en la transformaci¨®n de los sistemas alimentarios, haci¨¦ndolos m¨¢s sostenibles y resilientes
La pandemia de la covid-19 deber¨ªa impulsarnos a redefinir la manera en que nos alimentamos como humanidad. Hoy el mundo tiene ante s¨ª una oportunidad ¨²nica para adoptar medidas de largo alcance para promover dietas m¨¢s sanas, motivar a los agricultores a producir una gama m¨¢s variada de alimentos y fortalecer la colaboraci¨®n entre los sectores agr¨ªcola, alimentario y de salud p¨²blica. La investigaci¨®n agr¨ªcola puede desempe?ar un papel crucial en la transformaci¨®n de los sistemas alimentarios, haci¨¦ndolos m¨¢s sostenibles y resilientes.
Es evidente lo necesario del cambio. Para comenzar, las dietas poco sanas son uno de los principales factores de riesgo de fallecimiento por la covid-19. El virus SARS-CoV-2 afecta desproporcionadamente a personas con sobrepeso, diabetes o con cardiopat¨ªas, todas ellas afecciones vinculadas a dietas de baja calidad.
Asimismo, esta crisis ha puesto al desnudo la extrema fragilidad del sistema alimentario global. Las medidas de distanciamiento social y confinamiento para limitar la propagaci¨®n del virus han reducido de manera importante los ingresos de las personas y, en consecuencia, la demanda global de alimentos. El declive resultante de los precios de los alimentos entre enero y mayo de 2020 ha afectado profundamente el sustento de cientos de miles de peque?os agricultores en todo el planeta.
M¨¢s a¨²n, los cierres de restaurantes y escuelas, las disrupciones log¨ªsticas y la falta de mano de obra migrante han hecho que se desperdicien inmensas cantidades de producci¨®n agr¨ªcola. Muchos agricultores sienten una incertidumbre cada vez mayor sobre cu¨¢ndo iniciar un nuevo ciclo de cultivos, aunque algunos productores altamente competitivos han prosperado: por ejemplo, las exportaciones brasile?as de soja a China alcanzaron un m¨¢ximo hist¨®rico en los primeros cinco meses de 2020.
Sin embargo, considerando la fragilidad del sistema alimentario, cualquier contracci¨®n adicional de la oferta o restricci¨®n de las exportaciones podr¨ªa revertir r¨¢pidamente las tendencias recientes de los precios, que podr¨ªan elevarse significativamente y socavar todav¨ªa m¨¢s la seguridad alimentaria global.
En el corto plazo los gobiernos no solo deben proporcionar apoyo financiero a personas y empresas afectadas por la pandemia, sino tambi¨¦n tomar medidas para prevenir una crisis alimentaria
En efecto, la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO)?estima que al menos 14,4 millones de habitantes de los 101 pa¨ªses importadores netos de alimentos podr¨ªan sufrir desnutrici¨®n como resultado de la crisis econ¨®mica generada por la covid-19. En un escenario extremo ¡ªla reducci¨®n de diez puntos porcentuales en el crecimiento del PIB real global en 2020¡ª ese total aumentar¨ªa a 80,3 millones.
En consecuencia, en el corto plazo los gobiernos no solo deben proporcionar apoyo financiero a personas y empresas afectadas por la pandemia, sino tambi¨¦n tomar medidas para prevenir una crisis alimentaria. En vez de interrumpir el comercio, las autoridades deber¨ªan facilitarlo, mejorando la coordinaci¨®n y el intercambio de informaci¨®n entre productores y compradores de alimentos, especialmente en el nivel local.
Entre las medidas de m¨¢s largo plazo se deben incluir h¨¢bitos de alimentaci¨®n m¨¢s saludables. En los ¨²ltimos 60 a?os, las dietas globales se han vuelto m¨¢s homog¨¦neas y con un predominio cada vez mayor de alimentos b¨¢sicos altos en energ¨ªa y bajos en micronutrientes. Tres cereales (el arroz, el ma¨ªz y el trigo) proporcionan m¨¢s del 50% de las calor¨ªas que los seres humanos obtienen de las plantas. La gente en general, pero principalmente los m¨¢s pobres, no consumen suficientes alimentos con alta cantidad de nutrientes, como frutas, frutos secos, semillas y cereales sin procesar. Y cerca de 11 millones de personas mueren cada a?o a consecuencia de dietas poco sanas.
Una gran prioridad es la identificaci¨®n de cultivos nutritivos que se puedan reintroducir en las dietas. Por ejemplo, la quinoa, el fonio ¡ªun cereal altamente nutritivo para el que existe una creciente demanda¡ª?y la nuez africana bambara contienen prote¨ªnas de mejor calidad que la mayor¨ªa de los principales cereales y pueden crecen en ambientes dif¨ªciles. Si se estudian con mayor profundidad podr¨ªa llegarse a mejores cosechas y menores precios, permitiendo que se vuelvan m¨¢s disponibles. Los gobiernos y donantes pueden ayudar asignando m¨¢s fondos a productores locales de estos y muchos otros cultivos hu¨¦rfanos.
M¨¢s a¨²n, los investigadores pueden hacer uso de m¨¦todos tradicionales de cultivo de plantas para biofortificar las cosechas que en la actualidad predominan en las dietas actuales, en particular en las poblaciones m¨¢s pobres. La biofortificaci¨®n es el resultado del desarrollo de variedades ricas en nutrientes mediante el cruce selectivo de una variedad con alto contenido de nutrientes con variedades que tienen un gran rendimiento. Para ello, se aprovechan los rasgos gen¨¦ticos de variedades de la planta que se preservan en bancos gen¨¦ticos o todav¨ªa existen en los paisajes de sus lugares de origen.
Los m¨¢s pobres no consumen suficientes alimentos con alta cantidad de nutrientes, como frutas, frutos secos, semillas y cereales sin procesar. Y cerca de 11 millones de personas mueren cada a?o a consecuencia de dietas poco sanas
Los ajustes por el lado de la demanda no acaban aqu¨ª, ya que la producci¨®n de alimentos es el principal factor de la degradaci¨®n ambiental y la p¨¦rdida de biodiversidad. La agricultura usa grandes cantidades de agua dulce, representa un 30% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y destruye h¨¢bitats naturales para hacer espacio al ganado y a cultivos. Y, sin embargo, por largo tiempo la investigaci¨®n agr¨ªcola se ha centrado en elevar la productividad m¨¢s que la sostenibilidad, con inversiones dirigidas a desarrollar mejores semillas, animales m¨¢s resistentes a las enfermedades y t¨¦cnicas de producci¨®n m¨¢s eficientes para una peque?a cantidad de especies animales y vegetales. Los gobiernos han fomentado esta tendencia con apoyo financiero, normativas y acuerdos comerciales.
Pero la carrera para producir y entregar calor¨ªas baratas ha causado efectos secundarios, principalmente en t¨¦rminos de nutrici¨®n y desarrollo locales. Debido a que la ¡°carrera por las calor¨ªas¡± depende de cadenas de valor centradas en unos cuantos productos b¨¢sicos de una cantidad limitada de pa¨ªses, muchos otros pa¨ªses se han convertido en importadores netos de alimentos. La pandemia ha desnudado su excesiva y fr¨¢gil dependencia de unos pocos productores ubicados a miles de kil¨®metros de distancia y subrayado la necesidad de cadenas de valor m¨¢s cortas y diversas.
Adem¨¢s, el actual modelo de producci¨®n alimentaria est¨¢ impulsado por lo que, se estima, son 600.000 millones?de d¨®lares en subsidios anuales a agricultores y granjeros, principalmente en las econom¨ªas avanzadas. Son programas que generan un exceso de oferta y reducen los precios, limitando as¨ª la producci¨®n en pa¨ªses que carecen de la capacidad fiscal para apoyar a sus propios campesinos.
Para cortar este nudo gordiano es necesario tomar medidas decisivas en varios frentes. Necesitamos estudios adicionales sobre productos alimenticios que puedan sostener una dieta m¨¢s diversa y sana, y los pa¨ªses emergentes podr¨ªan producir muchos de ellos. Adem¨¢s, las autoridades deben fomentar sistemas de producci¨®n regenerativos que promuevan la biodiversidad y mejoren la calidad h¨ªdrica y del suelo, lo cual podr¨ªa contribuir de manera importante a la adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico. Los gobiernos, las organizaciones internacionales y las ONG deben estar a la vanguardia de la creaci¨®n de un entorno institucional que haga posibles estos cambios de gran alcance en la agenda de la investigaci¨®n agr¨ªcola. La pandemia ha recalcado la urgente necesidad de transformar la agricultura. Y la reconstrucci¨®n econ¨®mica que le seguir¨¢ es una oportunidad perfecta para proporcionar una mejor nutrici¨®n y m¨¢s salud para todos.
Mauricio C¨¢rdenas es exministro de finanzas de Colombia, es miembro s¨¦nior del Centro Global de Pol¨ªticas Energ¨¦ticas de la Universidad de Columbia. Juan Lucas Restrepo es director general de la Alianza Internacional por la Biodiversidad y del Centro Internacional de Agricultura Tropical.
Traducido del ingl¨¦s por David Mel¨¦ndez Tormen. Copyright: Project Syndicate, 2020.
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