Se rompe el aislamiento de los saharauis
Casi tres centenares de visitantes, entre familias, pol¨ªticos, cooperantes y periodistas, desembarcan en los campamentos de refugiados en Tinduf (Argelia) sometidos a un cierre extremo durante la covid-19. As¨ª han recibido al primer vuelo intercontinental, con Brahim Gali, l¨ªder del Frente Polisario, incluido

Un total de 264 personas embarcaron en Madrid la noche del 10 de octubre en un vuelo ch¨¢rter destino Tinduf, Argelia. Senadores, periodistas de toda Europa, cooperantes y familias que vuelven a casa en los campamentos de refugiados son la comitiva que rompe el aislamiento del pueblo saharaui (condenado al exilio en este territorio argelino camino ya de cinco d¨¦cadas) desde que qued¨® pr¨¢cticamente incomunicado del mundo exterior cuando se declar¨® la pandemia de covid-19. Hasta finales de septiembre de 2021, se han registrado casi 2.000 casos positivos y al menos 70 fallecidos en los asentamientos. El Air Algerie 2667 ha sido el primer avi¨®n intercontinental en llegar a esta tierra desde que se cerraron las fronteras.
A la llegada, seis horas de espera en el aeropuerto y otra m¨¢s de trayecto a Bojador, separaban a los viajeros de su destino. Minatu (35 a?os) no habla espa?ol, pero acoge como tantos otros vecinos a desconocidos inquilinos en su casa en Bojador, una de las cinco wilayas que llevan el nombre de ciudades del S¨¢hara Occidental. Para ella, este encuentro supone que sus hu¨¦spedes conozcan su realidad, una vida en el exilio, en una vivienda sin agua, con una letrina sin luz, con cuatro hijos peque?os, que observan a los extranjeros mientras invaden la principal estancia de la casa. Esto le supondr¨¢, adem¨¢s, unos ingresos extra por el pago del alojamiento y la comida ¡ªt¨¦ a todas horas, patatas fritas y pollo de principal¡ª que hab¨ªan desaparecido en el momento en el que las ONGs, las asociaciones de amigos del pueblo saharaui y otros visitantes dejaron de venir.
Para las autoridades del Frente Polisario, organizadoras de este viaje definido como solidario (lo que implica que los invitados pagaron de su bolsillo), con motivo de la celebraci¨®n del D¨ªa de la Unidad Nacional el 12 de octubre, representa la oportunidad de atraer la atenci¨®n sobre la poblaci¨®n (algo m¨¢s de 173.000 personas, seg¨²n ACNUR), de la que el 90% est¨¢ en riesgo de pobreza y extrema vulnerabilidad, seg¨²n la Media Luna Roja saharaui. El conflicto con Marruecos, nacido all¨¢ por 1975 (con el acuerdo de Espa?a, Marruecos y Mauritania para la gesti¨®n del S¨¢hara Occidental), sigue bien presente y bien latente, a¨²n m¨¢s desde que se rompiera el alto el fuego en noviembre de 2020 vigente desde 1991.
As¨ª, este viaje se produce en un momento de escalada de tensi¨®n entre Marruecos y Argelia por el S¨¢hara Occidental. Tambi¨¦n coincide con el interrogatorio de la exministra de exteriores, Arancha Gonz¨¢lez Laya, que ha declarado como imputada por la entrada del l¨ªder del Frente Polisario, Brahim Gali, para tratarse de covid-19 en Logro?o el pasado junio. Lo que desencaden¨® una crisis diplom¨¢tica con Marruecos y la entrada masiva de inmigrantes desde ese pa¨ªs a Ceuta.
Gali regres¨® este verano a los campamentos. Y hoy hizo su primera aparici¨®n estelar en la wilaya de Dajla, adonde acudi¨® a inaugurar un colegio, y donde aprovech¨® para explicar y defender la causa saharaui ante los invitados internacionales, recordando el sacrificio de los presos pol¨ªticos, los combatientes en el frente y el papel de las mujeres en su lucha y agradeciendo la ayuda argelina: ¡°Han estado con nosotros codo a codo y han sido nuestros aliados y nos apoyan en nuestra lucha¡±. Y a?adi¨®: ¡°La decisi¨®n ¨²ltima del tribunal europeo confirma que la presencia de Marruecos en el S¨¢hara Occidental es una ocupaci¨®n militar ilegal¡±.
En Bojador adelantan la fiesta para agasajar a los europeos con una demostraci¨®n de su cultura y tradiciones. ¡°Con nuestras almas y armas defendemos el S¨¢hara¡±, proclaman los locales al paso de los extranjeros por un pasillo de bienvenida en el que la prensa del lugar se empe?a en grabar. Las c¨¢maras de unos enfocan a la comunidad y la de otros a su noticia: se ha roto el aislamiento y el Polisario ha tra¨ªdo a la prensa internacional ¡ªexcepto los reporteros de RTVE a los que la cadena p¨²blica no permiti¨® viajar¡ª para informar sobre la lucha por recuperar los territorios ocupados por Marruecos y hacer valer su petici¨®n de refer¨¦ndum, asunto que la Misi¨®n de Naciones Unidas para el Refer¨¦ndum del S¨¢hara Occidental (Minurso) hasta hoy no ha logrado.
Azza Babih, gobernadora de la ciudad, aprovech¨® su intervenci¨®n en el evento para pedir ¡°a los amigos del pueblo saharaui que presionen para conseguir la liberaci¨®n de los presos pol¨ªticos¡± y agradecer a la prensa internacional ¡°que den luz¡± a su causa. As¨ª lo traduc¨ªa el int¨¦rprete que cada grupo de informadores tiene asignado.
Afuera, los ni?os juegan en el ¨²ltimo d¨ªa de sus Vacaciones Alternativas, como han llamado las autoridades a las actividades de entretenimiento que sustituyen a las Vacaciones en Paz. Este programa por el que cada a?o casi 5.000 ni?os viajan en los meses de par¨®n escolar a convivir con familias en el extranjero, la mayor¨ªa (unos 4.000) en Espa?a, tambi¨¦n ha sido interrumpido por la pandemia en las dos ¨²ltimas ediciones.
¡°V¨®leibol, explotar globos, el pa?uelo, carrera de sacos¡±, enumera los juegos con los que se ha divertido Andala, un ni?o de 11 a?os. Un castillo hinchable para botar tambi¨¦n es una de las atracciones con las que han ocupado el tiempo en un contexto en el que, cuando no hay clase, no hay mucho m¨¢s que hacer que resguardarse del calor en las casas y preparar t¨¦ en un largo ritual que llena los minutos en el desierto.
¡°Yo quiero ir a Valencia¡±, dice Melika, de 11 a?os. La ni?a todav¨ªa no ha podido tener esa experiencia que marca en buena medida la infancia de los saharauis desde que se puso en marcha este programa en 1981. ¡°Hay una familia que acogi¨® a mi hermano y piden que vaya yo tambi¨¦n¡±, aclara en ¨¢rabe. Aunque le gustan las matem¨¢ticas, de mayor le gustar¨ªa ser diputada.
Hazaza, de 16 a?os, se acerca curiosa para conversar con los espa?oles. La adolescente habla castellano con marcado acento cubano. Sus profesores, explica, son de Cuba y all¨ª es donde quiere ir a estudiar Medicina. ¡°Son los mejores. Pero luego volver¨¦ para servir a mi pa¨ªs¡±, aclara.
La infancia de Sweta, una eminencia de la canci¨®n saharaui fue muy distinta. Esta diva, de 49 a?os, naci¨® ¡°en la zona ocupada¡±. Empez¨® a cantar con cinco, cuando en 1977 tuvo que abandonar su casa, y sus letras son un continuo recordatorio de aquella ¨¦poca. ¡°Lo peor ocurri¨® en Smara. Hubo una manifestaci¨®n y echaron pintura para marcar a la gente que hab¨ªa ido¡±, rememora despu¨¦s de su actuaci¨®n en el auditorio de Bojador. Habla de la ciudad con ese nombre que hoy forma parte de Marruecos y que fue su hogar en la ni?ez. Hoy, una wilaya comparte el mismo nombre en el territorio prestado por Argelia a los saharauis.
Ahora, las giras por el mundo de Sweta se han paralizado, pero espera retomar pronto sus conciertos. ¡°En cuento me renueven el pasaporte argelino¡±. Solo algunos pa¨ªses, entre ellos Cuba y Venezuela, permiten la entrada de saharauis con su documentaci¨®n de la Rep¨²blica ?rabe Democr¨¢tica Saharaui.
La fiesta grande se celebra en la wilaya de Dajla, donde tiene lugar una representaci¨®n del desmantelamiento en noviembre de 2010 por parte de fuerzas marroqu¨ªes de Gdeim Izik, un campamento de protesta a pocos kil¨®metros de El Aai¨²n, la ciudad m¨¢s importante del Sahara Occidental. Fuego, sonido de tiros, gritos y proclamas acaban con una recreaci¨®n de las tiendas, hechas con telas y palos, reducidas a cenizas. Seg¨²n su relato, que acompa?an con la proyecci¨®n del documental de aquel suceso del mexicano Antonio V¨¢zquez y la catalana Isabel Terrasa, 36 civiles saharauis murieron en aquel ataque. Marruecos reduc¨ªa la cifra a tres.
Adem¨¢s de espectadores para los fastos, en el avi¨®n llegaron cooperantes y suministros m¨¦dicos. La pandemia no solo supuso la p¨¦rdida de contacto f¨ªsico con el exterior, que han mantenido gracias a la conexi¨®n a internet. Una epidemia ganadera tambi¨¦n les hizo perder sus animales, su sustento, en septiembre de 2020. ¡°Con m¨¢s del 50% de las mujeres en edad reproductiva y los ni?os de los campamentos que padecen anemia y altas tasas de desnutrici¨®n (7,6%) y retraso del crecimiento (28%), ACNUR, en colaboraci¨®n con su socio, la Media Luna Roja Argelina, proporcion¨® cabras a 263 familias que padecen desnutrici¨®n, especialmente aquellas con mujeres embarazadas y lactantes¡±, comunic¨® el organismo para los refugiados de la ONU.
Los campamentos, en mitad de un desierto de piedra (la hamada), con un clima extremo de altas temperaturas, fuertes vientos y lluvias torrenciales, tienen una alta dependencia de la ayuda humanitaria desde hace 45 a?os. As¨ª, en el departamento de gastroenterolog¨ªa del Hospital Nacional, el ¨²nico del territorio, se esperaba la llegada en el vuelo de Air Algerie de los reactivos para poder diagnosticar la celiaqu¨ªa en la zona, una de los que tienen m¨¢s alta incidencia de esta dolencia en el planeta, con un 6% de los habitantes afectados. ¡°Tuvimos un par¨®n desde junio de 2020 hasta este mi¨¦rcoles (por el 13 de octubre) que volveremos a reanudar las consultas¡±, comenta el enfermero Mohameh Salem.
Tambi¨¦n un equipo de M¨¦dicos del Mundo integraba la comitiva. Durante la crisis de la covid-19 han reducido al m¨ªnimo la mayor¨ªa de sus intervenciones, que han mantenido con personal local y supervisi¨®n a distancia. ¡°Dejamos de tener presencia en los campamentos en julio de 2020, cuando el equipo tuvo que salir del pa¨ªs. Hasta que en septiembre de 2021 pudieron regresar dos compa?eras¡±, explica Christian Dufourq, responsable de la misi¨®n de la ONG, que se centra en salud materna y aprovisionamiento de medicamentos. ?l y otros expatriados que gestionan estos proyectos en el lugar regresan ahora para evaluar la situaci¨®n sanitaria y social despu¨¦s de meses con una atenci¨®n m¨¦dica precaria en la zona.
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