Adi¨®s, oficinas y ordenadores; hola, cultivos de setas
Tras su primer empleo dando soluciones a los agricultores con problemas, el inform¨¢tico Demisse Roussoss ha acabado abriendo una granja micol¨®gica que hoy triunfa en Kenia. Cultivar champi?ones es algo nuevo y prometedor en ?frica
Las delicias micol¨®gicas y el cultivo de setas, asociados normalmente con las clases adineradas y la exportaci¨®n, no son muy habituales en Kenia. En 2015, Demisse Roussoss, un agricultor con esp¨ªritu emprendedor, puso en marcha Mushroom Kenya movido por la curiosidad de aprender m¨¢s sobre ellas.
Cuando era estudiante de Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n en la Universidad Monte Kenia, su profesor no dejaba de decir a los alumnos que practicaran sus capacidades con frecuencia porque su especialidad cambia con mucha rapidez. As¨ª que, junto con otros cuatro estudiantes, Roussoss fund¨® Zigweb, una empresa inform¨¢tica especializada en el desarrollo de software. ¡°Nuestro primer trabajo consisti¨® en archivar datos para una ONG llamada Cabi Africa, que gestiona una cl¨ªnica de plantas a la que los agricultores llevan muestras con problemas para que un experto les d¨¦ su opini¨®n. Mientras introduc¨ªamos los datos en el ordenador, me di cuenta de que los agricultores se enfrentaban a diferentes dificultades¡±, explica.
El t¨¦cnico inform¨¢tico cuenta que se encontr¨® con un hombre cuyas setas se estaban poniendo marrones. El asunto despert¨® en ¨¦l una gran curiosidad, ya que, aunque hab¨ªa visto y comido variedades salvajes, no sab¨ªa nada sobre estos cultivos. Las setas tienen una vida ¨²til muy corta, y por eso a los productores se les aconseja que busquen un mercado antes de sembrarlas. ¡°As¨ª que me puse a buscar. Cre¨¦ una p¨¢gina web y, sorprendentemente, empec¨¦ a recibir llamadas de clientes que quer¨ªan comprarlas y de agricultores interesados en conocer mi granja. Al principio rechazaba las llamadas, pero como insist¨ªan, busqu¨¦ un agricultor que ya tuviera un espacio, lo cual result¨® muy dif¨ªcil. Al final, consegu¨ª poner en contacto al propietario con los clientes¡±, recuerda.
Seg¨²n las estad¨ªsticas oficiales del Servicio Nacional de Informaci¨®n a los Agricultores (NAFIS 2018), el sector, que genera 340 millones de chelines kenianos (m¨¢s de 2,5 millones de euros), est¨¢ compuesto en un 95% por grandes empresarios que en su mayor¨ªa comercian con champi?ones. Las setas de ostra, aunque no son frecuentes en Kenia, est¨¢n clasificadas como las segundas del mundo despu¨¦s de los champi?ones. Sin embargo, debido a su facilidad de manejo, su mayor rendimiento, sus bajos costes de producci¨®n y su valor nutricional superior, est¨¢n ganando terreno r¨¢pidamente, ya que representan una buena oportunidad para los agricultores peque?os y medianos.
El sector micol¨®gico es muy amplio, pero en el este de ?frica no disponemos de mucha informaci¨®n sobre su cultivo, a diferencia de Europa, donde son expertos porque llevan mucho tiempo haci¨¦ndolo
Poco despu¨¦s, Roussoss puso en marcha su granja en Athi River, en el sur de Nairobi, pero en 2018 la demolieron porque estaba instalada en terrenos que pertenec¨ªan al Gobierno. Entonces se traslad¨® a otro barrio de la capital, Karen, para fundar Mushroom Kenya con el objetivo de ofrecer formaci¨®n y asesoramiento a los empresarios del sector micol¨®gico.
¡°Tambi¨¦n estamos especializados en la producci¨®n. Actualmente estamos construyendo un centro de investigaci¨®n utilizando botellas recicladas para ver qu¨¦ tal funciona con las setas. Estas necesitan un entorno controlado, y los edificios de barro son los m¨¢s adecuados porque es f¨¢cil regular las condiciones de su interior, como la temperatura y la humedad. Pero en Nairobi hay espacios en los que no se puede instalar una construcci¨®n de este material, por eso es importante que nuestro centro de investigaci¨®n descubra formas diversas de cuidarlas¡±, explica.
¡°El sector micol¨®gico es muy amplio, pero en el este de ?frica no disponemos de mucha informaci¨®n sobre su cultivo, a diferencia de Europa, donde son expertos porque llevan mucho tiempo haci¨¦ndolo¡±, observa el empresario. ¡°La mayor¨ªa de quienes se dedican a ello no sabe lo que est¨¢ haciendo ni por qu¨¦. Siguen a pies juntillas lo que les han ense?ado, como la proporci¨®n de suelo con respecto a los plantones, pero no est¨¢n seguros de qu¨¦ hacer si las proporciones cambian. Yo quiero encontrar una forma diferente y creativa de trabajar¡±.
Roussos dice que existen m¨¢s de 100 maneras diferentes de preparar sustrato utilizando posos de caf¨¦, paja, hojas de platanero o ladrillos de ca?a de az¨²car, entre otras muchas. Debido a esta flexibilidad, si los campesinos utilizaban paja, no sab¨ªan qu¨¦ pasar¨ªa si usaran posos de caf¨¦. ¡°El centro de investigaci¨®n nos permite probar maneras diferentes de preparar el sustrato con el fin de ver qu¨¦ ocurre. Adem¨¢s, tenemos una base de datos de 6.000 clientes, 4.000 de los cuales son agricultores, de modo que necesitamos informaci¨®n. Por ejemplo, alguien de Mombasa que no pueda conseguir paja necesita saber qu¨¦ tal funciona la c¨¢scara de coco. Un consejo es que lleve paja de Narok a Mombasa, pero le saldr¨¢ muy caro¡±, reflexiona. ¡°El centro de investigaci¨®n nos ayudar¨¢ a ser m¨¢s flexibles y abiertos a las distintas opciones¡±.
Kenia tiene un pu?ado de laboratorios dedicados al cultivo de setas, como el del Museo Nacional, el de la Universidad de Nairobi o el de la Universidad de Agricultura y Tecnolog¨ªa Jomo Kenyatta. Sin embargo, Mushroom Kenya utiliza el laboratorio del Instituto Internacional de Investigaciones Pecuarias (ILRI, por sus siglas en ingl¨¦s) para analizar sus productos. ¡°Trabajamos en estrecha colaboraci¨®n con el laboratorio del ILRI. Si nos llega una especie silvestre que no conocemos, la llevamos all¨ª para que la analicen. Actualmente estamos analizando algunas que salen cuando llueve. Cuando confirmen que son inofensivas, nos ayudar¨¢n a desarrollar plantones para su plantaci¨®n experimental. Como se han reproducido en un entorno natural, queremos saber si funcionar¨¢n en un entorno controlado. Desde aqu¨ª podremos incorporarlas a las granjas¡±, detalla Roussoss.
Mushroom Kenya obtiene sus plantones de Sylvan, una empresa estadounidense con varias sucursales en el mundo y cuya ¨²nica oficina africana est¨¢ en Sud¨¢frica. Aunque la compa?¨ªa keniana puede conseguir plantones desarrollados en un laboratorio local, a menudo se encuentra con el problema de la generaci¨®n. Seg¨²n Roussos, los laboratorios locales pueden producir semillas, pero el cultivador no sabr¨¢ nunca a qu¨¦ generaci¨®n pertenecen. El resultado final siempre depende de lo que se haya plantado. Un h¨ªbrido puro crecer¨¢ mejor que uno de tercera o cuarta generaci¨®n. Es una cuesti¨®n de calidad y productividad.
¡°Utilizar¨¦ la analog¨ªa del ma¨ªz para explicar las generaciones. El ma¨ªz h¨ªbrido que siembra la mayor¨ªa de los agricultores es el ma¨ªz original. Una vez cosechado, si el agricultor lo utiliza como plant¨®n para la siguiente temporada, ese ser¨¢ la primera generaci¨®n. Si los plantones de setas se obtienen en un laboratorio de aqu¨ª, es dif¨ªcil determinar de qu¨¦ generaci¨®n es la semilla, porque nadie lleva un registro. Esperamos que nuestro centro de investigaci¨®n resuelva este problema y podamos tener nuestros precursores registrados correctamente¡±, desea el agricultor.
Entre los clientes de Mushroom Kenya figuran los restaurantes mexicanos Mercado de Westlands, el restaurante China Plate de Kilimani y el italiano Mamma Mia de Eldoret, adem¨¢s de muchos otros. La granja tambi¨¦n abastece de verduras a los barrios de Karen, Westland, Kilimani y Lavington, en Nairobi.
¡°Ten¨ªamos un grupo de varios clientes, pero tomamos la decisi¨®n empresarial de servir a dos restaurantes y a las verduler¨ªas. Es una manera eficiente de funcionar tanto por los precios como porque podemos dar salida a los productos r¨¢pidamente. El precio var¨ªa seg¨²n el tipo de seta. En Kenia, los m¨¢s habituales son las de ostra y los champi?ones, que cuestan entre 600 y 800 chelines kenianos (4,5 a 6 euros) el kilo. Las de ostra son m¨¢s baratas porque son m¨¢s f¨¢ciles de producir¡±, explica Roussoss.
Mushroom Kenya vende 750 kilos mensuales y obtiene unos ingresos de entre 100.000 y 200.000 chelines kenianos (1.700 y 2.500 euros) gracias a la plantaci¨®n de hongos, a las actividades de formaci¨®n, los insumos agr¨ªcolas para los cultivadores y al asesoramiento. Una formaci¨®n de un d¨ªa cuesta unos 25 euros, pero est¨¢n estudiando realizar sesiones de tres y de 42 d¨ªas, ya que se han dado cuenta de que en una sola jornada los agricultores reciben un exceso de datos que olvidan enseguida. ¡°Recibimos muchas llamadas de exalumnos pregunt¨¢ndonos cosas que han olvidado. Para corregir este empacho de informaci¨®n vamos a empezar un curso de tres d¨ªas consecutivos y una formaci¨®n de 42 d¨ªas en la que el interesado se quedar¨¢ desde la siembra hasta la recolecci¨®n. Cobramos 35.000 u 110.000 chelines kenianos (200 y 850 euros) respectivamente. Tambi¨¦n vendemos sustrato a nuestros clientes o se lo preparamos en su granja. El precio var¨ªa en funci¨®n de factores como la distancia y la cantidad¡±, a?ade Roussos.
Seg¨²n el empresario, las setas crecen en un mes y pasan dos hasta que se recogen. Las plagas y las enfermedades son su mayor problema. No hay que dejar que entren insectos en el entorno controlado, hay que asegurarse de que todas las entradas est¨¦n cubiertas con redes. Controlar los insectos por medios naturales era muy dif¨ªcil, as¨ª que no hubo m¨¢s remedio que rociar con insecticida la habitaci¨®n, pero no los hongos. Tambi¨¦n son muy sensibles a la higiene, y necesitan un punto de desinfecci¨®n en la entrada de la instalaci¨®n. ¡°Antes de que abri¨¦semos el centro de investigaci¨®n, permit¨ªamos que mucha gente viniera a la granja a formarse, lo cual afectaba a la producci¨®n. Recuerdo que en un curso tuvimos 24 asistentes. Al cabo de tres d¨ªas, todas las que estaban maduras se hab¨ªan puesto marrones y no ten¨ªamos nada que recolectar. Los perfumes y los aerosoles fuertes que emanan de las personas, especialmente de las mujeres, son lo que m¨¢s les perjudica. No pod¨ªamos evitar que la gente visitara nuestras instalaciones. Por eso, en el centro de investigaci¨®n estamos montando una granja de demostraci¨®n en la que los agricultores pueden ver c¨®mo funciona el procedimiento. Si, a pesar de todo, se utilizan las afectadas para cocinar, al ponerlas al fuego se nota un olor raro y penetrante¡±, se?ala Roussoss.
Los perfumes y los aerosoles fuertes que emanan de las personas, especialmente de las mujeres, son lo que m¨¢s perjudica a las setas
Los hongos se desarrollan con oscuridad y con luz, pero en diferentes momentos. Tambi¨¦n necesitan humedad, por eso solo salen cuando llueve. La temperatura es otro factor clave, pues debe ser diferente en sus distintas fases: entre 23 y 24 grados desde que se planta hasta que germina, y 17 grados cuando se cosecha. ¡°Si las condiciones en la estructura controlada de la granja no son las correctas, las semillas no germinar¨¢n. Por ejemplo, las que se diseminan en el suelo crecer¨¢n cuando llueva, la humedad sea la adecuada y haya oscuridad al caer la noche. Las construcciones de barro son las mejores cuando se trata de lograr las condiciones precisas. Rociando el suelo y las paredes con agua, el frescor se mantiene tres o cuatro d¨ªas, mientas que en una estructura permanente hay que rociar agua por la ma?ana, a mediod¨ªa, por la tarde y por la noche, lo cual significa m¨¢s trabajo¡±, observa el granjero.
El cultivo de setas es una inversi¨®n que requiere mucho capital. Por eso, la financiaci¨®n ha constituido un reto importante para Mushroom Kenya. La expansi¨®n de la empresa ha sido lenta, ya que tuvieron que arrendar terrenos y construir una estructura. En Nairobi, el espacio es un problema, y como estos hongos requieren la construcci¨®n de una instalaci¨®n, alquilar un terreno es la opci¨®n m¨¢s evidente, aunque tambi¨¦n es complicada. Si el granjero no consigue un arriendo por un tiempo prolongado, construir la estructura puede ser imposible. A lo mejor el propietario del terreno necesita que le devuelvan la parcela antes de que los promotores hayan tenido la oportunidad de recuperar el dinero. ¡°Me he encontrado con este problema en dos ocasiones. En una de ellas, el propietario quer¨ªa recuperar el terreno, y en la otra, duplic¨® el precio. Para llevar un negocio de esta clase con ¨¦xito, el personal tiene que tener mucha experiencia, porque si se comete un error, perdemos la producci¨®n¡±, asevera Roussoss.
Mushroom Kenya tiene dos granjas, y tambi¨¦n est¨¢ investigando el funcionamiento de sus instalaciones de algo m¨¢s de tres hect¨¢reas en Kiembeni, en la ciudad de Mombasa. Su principal preocupaci¨®n son las altas temperaturas de la zona, que tienen que regular de alguna manera. Actualmente est¨¢n experimentando con construcciones de barro subterr¨¢neas y corrientes. Roussos concluye contando que la granja tambi¨¦n se ha embarcado en la cr¨ªa de caracoles. ¡°Nos centramos en los cultivos de interior, que no necesitan mucho espacio. En el futuro esperamos conseguir un terreno espacioso en el que podamos dar cabida a todas nuestras iniciativas¡±.
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