El precio del combustible colma la paciencia de los sudafricanos
La guerra en Ucrania, la covid-19 y los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n pol¨ªtica han hecho mella en la econom¨ªa de Sud¨¢frica, un pa¨ªs donde la brecha de desigualdad a¨²n es la mayor del mundo y el descontento popular aumenta con los d¨ªas
Nyasha Matambo est¨¢ preocupada. Ha salido temprano de su casa, en un suburbio humilde a 20 minutos de Ciudad del Cabo, y ha entrado media hora tarde a su trabajo por el intenso tr¨¢fico de la primera hora de la ma?ana. Pero esta empleada de hogar ni siquiera sabe si al d¨ªa siguiente podr¨¢ llegar a su puesto. Le inquieta un llamamiento a un paro nacional que ha circulado durante los ¨²ltimos d¨ªas por distintas redes sociales y aplicaciones de mensajer¨ªa. No se sabe d¨®nde se inici¨® ni por qui¨¦n, pero s¨ª que las advertencias son muy precisas: se planean manifestaciones en todo el pa¨ªs para que los ciudadanos expresen su descontento con la subida del precio del combustible y con el impacto que conlleva, incluyendo el aumento del precio de los alimentos por los tambi¨¦n mayores costes operativos y de transporte.
¡°Si las protestas se materializan y cuentan con una gran asistencia, tenga en cuenta los siguientes riesgos: tr¨¢fico peatonal intenso, intimidaci¨®n, caravanas de veh¨ªculos a baja velocidad y bloqueo de carreteras¡±, reza el texto. A continuaci¨®n, aporta una inmensa lista de lugares que se consideran de alto riesgo de disturbios, y que incluye sedes de instituciones p¨²blicas, gasolineras de todo el pa¨ªs, principales autov¨ªas y carreteras nacionales. El anuncio es explosivo.
Sud¨¢frica no es uno de los pa¨ªses del mundo donde sale m¨¢s caro llenar el dep¨®sito. La gasolina 95 cuesta 1,43 euros frente a los ya m¨¢s de dos euros de Espa?a, por dar un ejemplo, mientras que las rentas per capita de cada pa¨ªs son de 4.833 euros en el primero y 27.000 en el segundo. Aun as¨ª, el pasado mes de mayo el Tesoro Nacional y el Departamento de Recursos Minerales y Energ¨ªa (DMRE) aplic¨® una reducci¨®n temporal del gravamen general sobre el combustible, de 1,5 rands (0,09 euros) con el fin de aliviar el impacto del aumento causado por los altos precios del petr¨®leo resultantes del conflicto entre Ucrania y Rusia y las sanciones que han llegado despu¨¦s, y que han dejado el litro de gasolina a 23,94 rands frente a los 19,36 rand (1,15 euros) que costaba en enero de 2022. Y en el di¨¦sel la subida es similar.
En Sud¨¢frica, 18 millones de personas viven con menos de 37 euros al mes mientras el coste medio de la cesta de la compra ha subido 35 euros en el ¨²ltimo a?o
A m¨¢s de diez mil kil¨®metros de distancia, los combates entre soldados rusos y ucranios se hacen notar en los bolsillos de los ciudadanos sudafricanos. Una diferencia de menos de 30 c¨¦ntimos puede no parecer gran cosa, pero supone una diferencia abismal en la calidad de vida de millones de familias en un pa¨ªs donde el salario m¨ªnimo es de 270 euros, pero el precio medio de la cesta de la compra ha aumentado casi 35 euros en el ¨²ltimo a?o, y la tasa de inflaci¨®n ronda el 5,9% y se prev¨¦ que suba.
¡°Claro que lo noto. Sobre todo, el precio del aceite de cocinar¡±, se queja Agnes Wisilamu, zimbabuense y tambi¨¦n empleada de hogar. ¡°Tengo dos hijos de 17 y 19 a?os, los dos estudiando; a esa edad comen much¨ªsimo¡¡±. Ella, como madre soltera, debe hacer equilibrios con las cuentas. Por un d¨ªa de trabajo cobra 170 rands, unos 10 euros. De esa cantidad debe descontar lo que gasta en el billete de autob¨²s para ir y volver de su casa, en el barrio deprimido de Langa, al centro de Ciudad del Cabo. ¡°Ahora pago 16 rands por trayecto, es decir, 32, de los 20 que costaba en enero¡±, calcula.
Sud¨¢frica es uno de los pa¨ªses m¨¢s pr¨®speros del continente, pero tambi¨¦n es la naci¨®n m¨¢s desigual del mundo. Antes del fin del r¨¦gimen racista del apartheid, en 1992, la minor¨ªa blanca era mucho m¨¢s rica que la mayor¨ªa negra. Cuando Nelson Mandela alcanz¨® la presidencia prometi¨® acabar con esta brecha, pero 40 a?os m¨¢s tarde esta persiste: si por entonces el 87% de la tierra estaba en propiedad de terratenientes blancos, hoy las circunstancias no son mucho mejores para los negros, que conforman casi el 90% de los 51 millones de habitantes que tiene el pa¨ªs y que, sin embargo, ganan tres veces menos de media que los blancos. Seg¨²n datos del Gobierno, m¨¢s de 18 millones de personas viven con menos de 37 euros al mes y 13 millones no tienen ning¨²n ingreso.
Una econom¨ªa golpeada
La econom¨ªa sudafricana sufre desde 2009, cuando el pa¨ªs entr¨® en recesi¨®n por primera vez en 17 a?os, y desde entonces no ha alcanzado los niveles de crecimiento anteriores. En los ¨²ltimos dos a?os ha empeorado la situaci¨®n la llegada de la covid-19, pues este pa¨ªs sufri¨® uno de los confinamientos m¨¢s duros del mundo y esto afect¨® muy negativamente a los millones de personas, especialmente a aquellas que dependen de empleos informales.
Y aunque la pandemia cada vez es m¨¢s cosa del pasado y las medidas se van relajando ¨Cel 43% de los sudafricanos tiene la pauta vacunal completa y ya se puede salir a la calle sin mascarilla¨C el desastre ha sido grande. Hoy por hoy, el pa¨ªs ha alcanzado una tasa de desempleo del 34,5%. Casi la mitad de toda la poblaci¨®n negra del pa¨ªs, que son 45 millones, est¨¢ en paro. Y entre los j¨®venes, la situaci¨®n es mucho peor: el 63,9% de ellos est¨¢ desocupado, seg¨²n las estad¨ªsticas estatales.
Si bien existe una ayuda mensual llamada Subvenci¨®n para el Socorro Social aprobada el pasado marzo de 350 rands, unos 20 euros, que han solicitado m¨¢s de siete millones de personas y que se deber¨ªa otorgar hasta marzo de 2023, esta se dej¨® de abonar un mes despu¨¦s sin justificaci¨®n alguna: ¡°Es totalmente inaceptable que no se hayan pagado las subvenciones a los beneficiarios durante los dos ¨²ltimos meses (abril y mayo). Esto est¨¢ sumiendo a los 10 millones de beneficiarios en la m¨¢s absoluta pobreza y desesperaci¨®n¡±, denunci¨® el pasado 10 de junio en un comunicado el Congreso de Sindicatos Sudafricanos (Cosatu). El Gobierno inform¨® el pasado lunes que estas subvenciones se reanudar¨¢n antes de que acabe el mes en curso, pero por ahora siguen sin llegar a los beneficiarios.
Millones perdidos por la violencia
Los ¨²ltimos esc¨¢ndalos de corrupci¨®n pol¨ªtica tambi¨¦n influyen en el descontento popular. Distintos miembros del Congreso Nacional Africano (ANC), partido de Mandela y en el poder desde el inicio de la era democr¨¢tica, se han visto envueltos en esc¨¢ndalos de mayor o menor envergadura, pero uno de ellos s¨ª que ha costado caro a Sud¨¢frica: la imputaci¨®n del expresidente Jacob Zuma. El que fuera m¨¢ximo dirigente del pa¨ªs entre 2009 y 2018 fue condenado a una pena de 15 meses de prisi¨®n en julio de 2021 por desacato ante la justicia, tras negarse a declarar hasta tres veces por 16 cargos de fraude, corrupci¨®n y crimen organizado.
Cuando en julio del a?o pasado se dict¨® la sentencia y Zuma ingres¨® en prisi¨®n, se produjeron los peores disturbios de los ¨²ltimos 40 a?os. Los partidarios del expresidente salieron a incendiar las calles, y los saqueos de comercios, la violencia y el pillaje fueron una constante durante ocho d¨ªas en los estados de Gauteng y KwaZulu-Natal. El saldo del levantamiento fue de 337 muertos, m¨¢s de 40.000 comercios destruidos, una p¨¦rdida de un mill¨®n de puestos de trabajo ¨Cotros estudios calculan dos millones¨C y 50.000 millones de rands; casi tres mil millones de euros.
Con esta situaci¨®n de malestar social, a Niasha Matambo no le sorprender¨ªa nada que el paro nacional triunfara y provocase disturbios violentos. De momento, sabe que no le queda otra que dejar a su hija de tres a?os en casa. ¡°Su colegio no abrir¨¢; me han avisado cuando la he llevado a clase esta ma?ana¡±, asegura. Y lo prefiere porque le da miedo lo que pueda pasar. ¡°Cuando esta gente dice algo, lo dice de veras; cortan carreteras, queman neum¨¢ticos y son violentos con quienes intentan trabajar. A¨²n me acuerdo de los disparos a conductores del a?o pasado¡±, asegura sobre unos incidentes ocurridos en julio de 2021 que dejaron varios heridos por arma de fuego.
Ella se refiere a los conductores de los taxis, que en Sud¨¢frica no son coches, sino minibuses de propiedad privada que deciden la ruta y el precio. Y que son los que realmente deciden si se protesta o no. El apoyo de la Alianza Nacional del Taxi (NTA) y el Consejo Sudafricano del Taxi (Santaco), los principales sindicatos, es lo que ella teme de verdad.
Por eso ambas asistentas tambi¨¦n est¨¢n pens¨¢ndose si pedir a sus empleadores que les permitan faltar un d¨ªa y recuperar las horas al siguiente. Pero, como millones de personas, Matambo y Wisilamu cobran por d¨ªa trabajado, no tienen un sueldo fijo, as¨ª que antes de preguntar tienen que hacer cuentas y ver si pueden permit¨ªrselo.
Una protesta muerta antes de nacer
Mientras, las redes sociales sudafricanas se multiplican de mensajes con la etiqueta #nationalshutdown los d¨ªas previos a la protesta. ¡°Apoyo totalmente el paro porque todo es un desastre, hay que arreglar el pa¨ªs¡±, escribe un usuario de Twitter. ¡°No estoy desempleada ni soy pobre, soy una ciudadana de clase media, pero no puedo m¨¢s¡±, tuitea otra. Muchos otros ciudadanos, sin embargo, disuaden a los internautas de participar en aras de la paz y la no violencia.
Los medios de comunicaci¨®n, por su parte, restan importancia al llamamiento y durante los d¨ªas previos apenas se mencionan en las cabeceras nacionales. Solo a ¨²ltima hora de la tarde del d¨ªa anterior a la protesta, un par de peri¨®dicos anuncia que NTA y Santaco se han desmarcado del asunto. ¡°La industria del taxi no se dejar¨¢ intimidar por personas que promueven la conducta desordenada¡±, tuitean desde Santaco. Tambi¨¦n se distancian desde Cosatu. ¡°Desaconsejamos a nuestros miembros que se sumen a esta huelga porque es una acci¨®n no protegida que puede dar lugar a su despido¡±, declara la portavoz Sizwe Pamla, si bien tambi¨¦n indica que desde el sindicato comparten las mismas quejas que los convocantes, sean quienes sean.
Lleg¨® el d¨ªa D, que fue el pasado 10 de junio, el pa¨ªs amaneci¨® tranquilo. Las noticias no informaron de ning¨²n disturbio y las gasolineras donde supuestamente podr¨ªan darse m¨¢s problemas no registraron incidentes; tampoco las carreteras nacionales ni las f¨¢bricas. A media ma?ana, Nyasha Matambo envi¨® un WhatsApp: ¡°todo ha ido bien, he podido salir a trabajar¡±. El llamamiento se desinfl¨® tan r¨¢pido como hab¨ªa surgido y, como la mayor¨ªa de las veces, los sudafricanos demostraron que prefieren la paz a la violencia. Pero la asfixia econ¨®mica es cada vez m¨¢s evidente y la reciente noticia de que la econom¨ªa se ha expandido un 1,9%, devolvi¨¦ndola a los niveles anteriores a la pandemia, no significa todav¨ªa nada para Matambo y Wisilamu, que no hacen m¨¢s que ver el tama?o los agujeros de sus bolsillos aumentar y su paciencia disminuir.
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