Los j¨®venes ind¨ªgenas usan la tecnolog¨ªa del hombre blanco para defenderse de sus atropellos
La soja y el ma¨ªz, junto a los pastos para el ganado vacuno, ya rodean muchos territorios de los pueblos originarios en la Amazonia brasile?a. Un grupo de comunicadores de Kapot emplea tel¨¦fonos y otros mecanismos modernos para controlar posibles intrusiones
¡°Fazenda Deni¡±, propietario: Edilson Pereira Duarte; ¡°Fazenda Mato Grosso¡±, propietario: Vanderlei Martins de Oliveira. Impresos en placa met¨¢lica sobre la bandera brasile?a, as¨ª rezan dos carteles, clavados en sendos ¨¢rboles a ambos lados de la pista que lleva a la aldea Kapot, en la Tierra Ind¨ªgena Capoto, Jarina, al norte del estado brasile?o de Mato Grosso, marcando los l¨ªmites de estas dos haciendas.
Con esta advertencia, los propietarios subrayan un mensaje claro: esta rica tierra de la Amazon¨ªa del Brasil es propiedad privada y sus due?os dispondr¨¢n de ella como mejor les convenga. Es decir, muy probablemente podr¨ªan deforestarla para hacer avanzar las ya gigantescas plantaciones de soja o ma¨ªz que avanzan sin freno sobre estos bosques tropicales. De hecho, basta volar un dron con cierta pericia para descubrir que una parcela del terreno ya est¨¢ siendo talada.
En el estado de Mato Grosso, la soja ocupa unos 9,8 millones de hect¨¢reas sembradas y el ma¨ªz unos 5,1 millones, una superficie que equivale a la mitad de un pa¨ªs como B¨¦lgica, seg¨²n los datos de 2021. Estas plantaciones, junto a los pastos para el ganado vacuno, ya rodean amenazadoramente este y otros muchos territorios ind¨ªgenas en la Amazon¨ªa brasile?a, en un fen¨®meno conocido como la ¡°expansi¨®n de la frontera agropecuaria¡±.
De hecho, las exportaciones brasile?as de ma¨ªz alcanzaron las 323.600 toneladas diarias durante la segunda semana de agosto de este a?o, mientras que las de soja fueron de 307.080 durante el mismo periodo, seg¨²n la Secretar¨ªa de Comercio Exterior (Secex), lo que convierte al pa¨ªs en el mayor productor mundial de esta legumbre rica en prote¨ªnas.
Las cifras son enormes. En Brasil, el sector del agronegocio tiene un enorme m¨²sculo pol¨ªtico en el congreso de los diputados y apoya pr¨¢cticamente sin fisuras las pol¨ªticas agresivas con los derechos de los pueblos ind¨ªgenas que aplica y defiende el actual presidente Jair Bolsonaro.
El cerco es tal que la ¨²nica pista que da acceso a la aldea Kapot, es un camino estrecho, a veces polvoriento, otras peligrosamente resbaladizo, que atraviesa estos infinitos campos de cultivo. Ya muy cerca del territorio ind¨ªgena, est¨¢ cortada por una barrera. Para avanzar, es necesario descender del veh¨ªculo para abrirla y luego cerrarla, lo que se hace con toda normalidad cuando, en buena ley, el acceso al territorio ind¨ªgena deber¨ªa ser libre y sin obst¨¢culos.
Pero estas plantaciones no son la ¨²nica amenaza. Varios kil¨®metros al interior del territorio, Betikre Tapayuna Metuktire, comunicador y uno de los activistas de la aldea Kapot, indica un ¨¢rea que fue, hace alg¨²n tiempo, invadida para iniciar una explotaci¨®n de oro. Fue un ¡°garimpeiro [persona que extrae oro ilegalmente] antiguo llamado Marcio¡±, aclara Metuktire. ¡°Aqu¨ª hay mucho oro, muchos minerales, y nuestra preocupaci¨®n es una nueva invasi¨®n, un nuevo garimpeiro que entre aqu¨ª buscando nuestros minerales. Pero nosotros, los j¨®venes, estamos aqu¨ª para defender nuestra tierra y no permitiremos la entrada de uno nuevo¡±, dice con determinaci¨®n.
Brasil es el mayor exportador de soja del mundo: vende al exterior m¨¢s de 300.000 toneladas diarias
Metuktire forma parte de una nueva generaci¨®n de ind¨ªgenas decididos a defender el territorio a trav¨¦s de la participaci¨®n pol¨ªtica. Como muchos de sus pares ind¨ªgenas en otras aldeas, se ha apropiado de la tecnolog¨ªa ¡°de los blancos¡± para contribuir a la defensa de su tierra. Metuktire, que fue capacitado por el Instituto Socio Ambiental (ISA) en el uso de tecnolog¨ªa de monitoreo geogr¨¢fico, muestra con satisfacci¨®n una aplicaci¨®n descargada en su m¨®vil llamada SOMAI (Sistema de Observaci¨®n y Monitoramiento de la Amazon¨ªa Ind¨ªgena) que le permite vigilar el territorio y alertar sobre invasiones, deforestaci¨®n o incendios en los alrededores de su aldea, aunque solo puede hacerlo cuando tiene asegurada la conexi¨®n satelital. Y esta, debido a lo remoto de su ubicaci¨®n y la precariedad de los equipos, no es siempre estable.
Metuktire es solo la cara visible de toda esta aldea remota, que se muestra decidida a no permitir que la presi¨®n de las todopoderosas industrias extractivas acabe con su modo de vida ancestral, del cual se sienten muy seguros gracias a que viven en una tierra ind¨ªgena demarcada legalmente desde hace d¨¦cadas. Aun as¨ª, ellos son muy conscientes de la amenaza mortal que significa la tesis conocida como ¡°marco temporal¡±, que es aprovechada por los terratenientes para descalificar los derechos de los pueblos ind¨ªgenas, en general, y hacer avanzar sus explotaciones agr¨ªcolas y seguir apropi¨¢ndose de los territorios ind¨ªgenas.
La tesis del ¡°marco temporal¡± representa una batalla legal en el Tribunal Constitucional brasile?o (STF por sus siglas en portugu¨¦s) que es crucial para la historia de Brasil. Enfrenta a los pueblos ind¨ªgenas con los intereses de los terratenientes y, en concreto, con el potente sector agropecuario y minero brasile?o. La tesis proporcion¨® el marco para el fallo del caso Raposa Serra do Sol en 2009, en el estado de Roraima, al norte de la Amazon¨ªa brasile?a, y autoriza la demarcaci¨®n de tierras por parte de grupos ind¨ªgenas solo en el caso de que el grupo afirme que ya pose¨ªa esa tierra en el momento de la promulgaci¨®n de la Constituci¨®n Federal brasile?a (5 octubre de 1988).
En caso de que ya hubieran sido expulsados de sus tierras, el grupo deber¨¢ acreditar que en ese mismo momento estaba pendiente una solicitud de reocupaci¨®n de la tierra ind¨ªgena. Presentar esa carga de la prueba resulta pr¨¢cticamente imposible para la inmensa mayor¨ªa de los pueblos originarios. Hasta el a?o 1988, los ind¨ªgenas no ten¨ªan entidad jur¨ªdica propia porque estaban bajo la tutela de la Fundaci¨®n Nacional del Indio (FUNAI). Por lo tanto, ni siquiera ten¨ªan derecho a acceder al poder judicial por medio de su propia representaci¨®n, por lo que demostrar la propiedad de sus tierras era materialmente imposible.
El ¡°marco temporal¡±, como criterio oficial para el reconocimiento de la demarcaci¨®n de las tierras ind¨ªgenas, hace que ¡°la garant¨ªa del derecho fundamental a la protecci¨®n de las tierras ind¨ªgenas se haya vuelto contra los propios ind¨ªgenas y se haya utilizado para justificar la propia violaci¨®n de este derecho¡±, seg¨²n los constitucionalistas Dailor Sartori y Carolina Vestena. ¡°Varios juristas brasile?os eval¨²an la actual interpretaci¨®n del art¨ªculo 231 de la Constituci¨®n como una herramienta para entorpecer o posponer los procesos de demarcaci¨®n¡±, agregan.
La batalla jur¨ªdica es compleja (el procedimiento ante el STF ha sido pospuesto en varias ocasiones, la ¨²ltima el 21 de junio de este a?o). La batalla pol¨ªtica es m¨¢s simple. Seg¨²n una nota de la propia c¨¢mara de los diputados, dando cuenta del debate que se produjo en su seno a ra¨ªz de este nuevo aplazamiento sine die de la vista, la indefinici¨®n sobre el ¡°marco temporal¡± abre brecha para perseguir a los l¨ªderes ind¨ªgenas, mientras que ¡°ha dejado a muchos ind¨ªgenas en estado de vulnerabilidad¡±, seg¨²n afirm¨® la diputada ind¨ªgena Joenia Wapichana.
Los continuos retrasos en la vista del caso generan serios problemas en relaci¨®n con los derechos territoriales ind¨ªgenas, ¡°principalmente suspendiendo la demarcaci¨®n de tierras ind¨ªgenas, y ha sido utilizado por el gobierno federal para detener el proceso de demarcaci¨®n, dejando a muchos pueblos viviendo en situaciones de violencia, amenazas, invasiones territoriales, y de extrema vulnerabilidad social y cultural¡±, dijo la diputada.
Metuktire, junto a otros l¨ªderes de su aldea, ha participado en diversas e importantes movilizaciones ind¨ªgenas contra la tesis del marco temporal. La m¨¢s grande tuvo lugar hace un a?o en Brasilia, cuando 117 grupos ind¨ªgenas juntaron a m¨¢s de 6.000 de sus miembros y acamparon en la capital del pa¨ªs, bajo el lema ¡°Lucha por la vida: nuestra historia no empez¨® en 1988¡å. El fallo finalmente se aplaz¨® y prolong¨® la inseguridad de las demarcaciones.
A pesar de su gran diversidad y diferencias, la solidaridad entre los pueblos originarios brasile?os es grande y la conciencia de que sus luchas son colectivas no hace m¨¢s que afianzarse
A pesar de su gran diversidad y diferencias, la solidaridad entre los pueblos es grande y la conciencia de que esta es una lucha colectiva no hace m¨¢s que afianzarse entre ellos. En el caso del pueblo ind¨ªgena de la aldea Kapot, su cacique, Paotit Metuktire, es muy expl¨ªcito cuando dice con vehemencia: ¡°Voy a proteger este lugar contra la destrucci¨®n del hombre blanco que quiere explotarlo. Aqu¨ª no tengo enemigos; sin embargo, estoy contra toda acci¨®n que destruya nuestro ambiente¡±.
La aldea Kapot se constituye en un per¨ªmetro de unos 500 metros de di¨¢metro, con una caba?a comunitaria ocupando el centro geogr¨¢fico, que es el espacio de reuni¨®n, consejo y toma de decisiones de sus habitantes. En una ceremonia ancestral, y con una lanza ritual en la mano, el cham¨¢n ind¨ªgena que, como los dem¨¢s hombres de la aldea, se ha pintado el cuerpo y la cara de negro para la ocasi¨®n, realiza una serie de danzas en las que advierte a los potenciales invasores que la aldea Kapot sabr¨¢ defenderse, como ya lo hizo en el pasado.
Betikre Metuktire, que participa en el ritual como uno m¨¢s, registra con su c¨¢mara reflex los distintos episodios de la ceremonia, as¨ª como las danzas preliminares que, por separado, han realizado las mujeres y los hombres de la aldea. Una vez terminado el ritual, liderado por un cham¨¢n, el cacique Paotit preside una concentraci¨®n de toda la aldea detr¨¢s de una pancarta que reza: ¡°No al marco termporal¡±. Este cartel, que fue ulilizado por una delegaci¨®n de la aldea Kapot cuando viaj¨® al ¨²ltimo campamento ind¨ªgena en Brasilia, demuestra que la fuerza cada vez mayor de la movilizaci¨®n ind¨ªgena en todo el pa¨ªs alcanza territorios cada vez m¨¢s remotos y aislados. La concentraci¨®n concluye con el grito ¡°?Fora Bolsonaro!¡± (fuera Bolsonaro), que se ha convertido en un grito de guerra de los pueblos originarios.
Metuktire utilizar¨¢ las im¨¢genes de la concentraci¨®n, que graba junto a Pajro Txucarramae, una joven adolescente que trabaja con ¨¦l como comunicadora, para hacerlas circular entre las redes sociales ind¨ªgenas. Estas redes y los medios ind¨ªgenas independientes que alimentan han adquirido, en los ¨²ltimos a?os, una relevancia pol¨ªtica cada vez mayor, desmintiendo rotundamente los prejuicios que alimentan los terratenientes y sus adl¨¢teres pol¨ªticos e ideol¨®gicos que consideran a los ¡°indios¡± como una raza inferior y retrasada. Nada m¨¢s que un estorbo. Un impedimento al desarrollo que conlleva la explotaci¨®n industrial de las tierras ind¨ªgenas y que hay que erradicar. ¡°Mucha tierra para tan poco indio¡±, es lo que declara Bolsonaro que, como prometi¨® en campa?a, no ha demarcado ni un cent¨ªmetro de tierra ind¨ªgena desde que accedi¨® al poder en enero de 2019, y que se ha dedicado a desmantelar sistem¨¢ticamente, desde su gobierno, la pol¨ªtica ambientalista e indigenista del pa¨ªs.
El mundo virtual al que acceden los contenidos creados por Metuktire y Txucarramae permite que much¨ªsimas aldeas, algunas tan remotas como la de Kapot, est¨¦n cada vez m¨¢s presentes en el debate sobre sus derechos, coordinen sus acciones y luchen conjuntamente contra amenazas como la del ¡°marco temporal¡±.
Para Metuktire y los suyos, aunque se sienten relativamente a salvo en su territorio legalmente demarcado. La participaci¨®n en la defensa general de la tierra ind¨ªgena no es solo la reivindicaci¨®n de un derecho hist¨®rico e inalienable, sino la del conjunto de la selva amaz¨®nica y del planeta entero. Cada vez que ingresan a su tierra, los carteles de ¡°Fazenda Deni¡± y ¡°Fazenda Mato Grosso¡±, clavados a ambos lados de la pista, les recuerdan que la amenaza de la deforestaci¨®n y de la invasi¨®n est¨¢n ah¨ª permanentemente. Saben que deben continuar monitoreando el per¨ªmetro ind¨ªgena y no bajar la guardia porque, en el contexto bolsonarista, y ante la indefensi¨®n completa provocada por el desmantelamiento de las instituciones creadas en el pasado para protegerlos, un descuido puede resultar fatal.
Este reportaje pertenece a?la serie Rainforest Defenders, un proyecto de openDemocracy / democraciaAbierta? realizado con el apoyo del?Rainforest Journalism Fund?del Centro Pulitzer.
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