Las ¡®chicas de Nakuru¡¯
Mientras el mundo segu¨ªa con inter¨¦s las elecciones presidenciales de Kenia, algo extraordinario suced¨ªa en este pa¨ªs de ?frica oriental: en los ¨¢mbitos local y regional salieron elegidas m¨¢s mujeres que nunca, un logro hist¨®rico y un paso m¨¢s hacia la igualdad de g¨¦nero
El mercado de Nakuru, una amplia ciudad en el tramo keniano del Gran Valle del Rift, est¨¢ muy concurrido. Damaris y su amiga Ayaan charlan a voces mientras se abren paso entre la multitud que circula por los peque?os puestos. Aunque ya hace unas semanas que se celebraron las elecciones en Kenia, desde los postes, las paredes e incluso los ¨¢rboles, las caras de los pol¨ªticos siguen sonriendo a la pareja en los carteles de la campa?a. Salta a la vista que muchas son de mujeres.
¡°Estas son las chicas de Nakuru¡±, se?ala Damaris, visiblemente orgullosa. Se refiere con ese apelativo a las mujeres que participan de manera activa en la pol¨ªtica de la regi¨®n. Damaris tambi¨¦n vot¨® por ellas. ¡°Ahora les toca a ellas¡±, declara. ¡°Es una oportunidad enorme¡±. En ning¨²n otro lugar de Kenia han salido de las urnas tantas mujeres como en Nakuru. Las elegidas se sentar¨¢n en la asamblea del distrito, pero tambi¨¦n habr¨¢ diputadas en el parlamento, senadoras, y hasta gobernadoras. ¡°Traen desarrollo¡±, opina la joven.
A unos metros de all¨ª, Peter Maina, de 40 a?os, se apoya en una vitrina llena de sus mercanc¨ªas. Se dedica a la venta de cosm¨¦tica femenina. Maina tambi¨¦n vot¨® a las candidatas del distrito. ¡°Los hombres se quieren sobre todo a s¨ª mismos¡±, opina. ¡°Prestan poca atenci¨®n a los dem¨¢s. No trabajan para nosotros, sino por su propio dinero¡±. Una mujer que pasa grita: ¡°Chicas de Nakuru, estamos orgullosas. ?Nosotras somos mejores que los hombres!¡±. Luego sigue su camino. Maina asiente: ¡°Tienen buenos programas¡±, asegura. ¡°Ellas representan el cambio que yo quiero ver¡±.
Representantes de la gente
En el restaurante algo anticuado del hotel Merica, en el centro de la ciudad, se han reunido seis chicas de Nakuru. ¡°El nombre nos los pusieron los medios de comunicaci¨®n¡±, cuenta Grace Mwathi, una majestuosa se?ora a la que, desde luego, ya no se puede llamar ¡°chica¡±. Ellas lo han adoptado igualmente. ¡°Aunque pertenezcamos a diferentes movimientos pol¨ªticos¡±, a?ade Mwathi, ¡°las chicas de Nakuru nos unimos para ser m¨¢s fuertes¡±.
Las seis mujeres sentadas a la mesa acaban de ser elegidas representantes en la Asamblea Regional del Distrito de Nakuru. Actuar¨¢n como puente entre la gente de su circunscripci¨®n electoral y la pol¨ªtica regional, y desempe?ar¨¢n un papel vital a la hora de dise?ar la agenda pol¨ªtica y controlar a los gobernantes comarcales.
Es importante que tambi¨¦n se escuche a las mujeres en esta asamblea, se?ala Virginia Gichanga. ¡°Conocemos a las dem¨¢s mujeres de nuestros distritos¡±, explica, ¡°y nos aseguraremos de que se las incluya en nuestra legislaci¨®n¡±. Sin embargo, las mujeres no siempre se atreven a llamar a la puerta de los pol¨ªticos varones, se?ala Grace Mwathi. ¡°Especialmente cuando tienen problemas de dinero, son muy vulnerables. Por eso hacen falta mujeres que participen activamente en la pol¨ªtica regional. Sabemos qu¨¦ problemas hay¡±.
Tambi¨¦n obst¨¢culos
Los observadores electorales sostienen que los grupos marginados, ¡°incluidas las mujeres, los j¨®venes y las personas con discapacidades¡±, deber¨ªan estar mejor representados. Sin embargo, en su opini¨®n, muy pocas mujeres se presentaron a las elecciones debido a que en Kenia resulta muy costoso. Se calcula que el gasto medio de la campa?a de un diputado es de unos 18 millones de chelines kenianos, unos 150.000 euros.
Adem¨¢s, las candidatas suelen ser v¨ªctimas de intimidaciones. Isabella Makori tambi¨¦n ha tenido malas experiencias. ¡°Si una mujer se presenta a las elecciones, inmediatamente la llaman prostituta¡±, denuncia. ¡°Le preguntan d¨®nde est¨¢ su marido y le dicen que se vaya a casa a cocinar para sus hijos¡±. A los hombres no les hacen esas preguntas, lamenta. ¡°Mi marido es cosa m¨ªa, a nadie le importa con qui¨¦n estoy casada. Nos llaman pescado podrido, nos tratan despectivamente y nos amenazan¡±.
Esta clase de intimidaci¨®n es la que hace que pocas mujeres participen activamente en la pol¨ªtica, afirma la analista Nerima Wako. ¡°Tambi¨¦n en este periodo electoral muchas mujeres han sufrido ataques f¨ªsicos y psicol¨®gicos, tanto en la vida diaria como por internet¡±, denuncia. ¡°Y aunque todav¨ªa se est¨¢ investigando el alcance de los problemas, puedo decir que muchas mujeres no han denunciado lo que les han hecho. As¨ª que, sea cual sea el resultado, en realidad, la magnitud del problema es mucho mayor¡±.
Avances
A pesar de ello, Wako considera que se han dado pasos importantes a escala nacional. Han salido elegidas 30 diputadas, siete m¨¢s que en las elecciones de 2017; por primera vez, tres de los cuatro candidatos a la presidencia han sido mujeres, y por el puesto de gobernador ha competido el doble de mujeres que en los comicios anteriores. Con ¨¦xito: el n¨²mero de gobernadoras se ha multiplicado por m¨¢s de dos y ha pasado de tres a siete. ¡°Es un avance enorme¡±, celebra Wako. ¡°Muestra que las j¨®venes podemos llegar lejos. Ahora, en Nakuru, todo el condado est¨¢ gobernado por nosotras, algo que nunca hab¨ªa ocurrido¡±.
Han salido elegidas 30 diputadas, siete m¨¢s que en las elecciones de 2017; por primera vez, tres de los cuatro candidatos a la presidencia han sido mujeres, y por el puesto de gobernador ha competido el doble de mujeres que en los comicios anteriores. Con ¨¦xito: el n¨²mero de gobernadoras se ha multiplicado por m¨¢s de dos y ha pasado de tres a siete
No es que nunca se hubiera elegido a mujeres en Kenia. Por ejemplo, en 2017 fueron investidas tres gobernadoras. ¡°Nos alegra verlas¡±, dice el analista pol¨ªtico Steve Biko, ¡°pero el hecho es que no son superiores a los hombres en nada¡±. Seg¨²n ¨¦l, en los distritos gobernados por mujeres no se han producido mejoras significativas. ¡°?Ha mejorado la atenci¨®n sanitaria a las madres y a los ni?os? ?O la mortalidad infantil? No. Y eso que son las mujeres las que cuidan de los ni?os. No nos gusta, pero como analistas pol¨ªticos no podemos evitar llegar a esta conclusi¨®n¡±.
Wako no est¨¢ de acuerdo con su colega. Se han dado pasos, reitera, aunque sean casi invisibles. Opina que en un distrito gobernado por mujeres como Nakuru se notar¨¢n las diferencias. ¡°Muchos pasos son peque?os. Por ejemplo, en los ¨²ltimos a?os una mujer ha elaborado una ley que permite que las madres lactantes vayan al Parlamento con su beb¨¦, lo cual antes estaba prohibido. Otra diputada ha hecho campa?a a favor de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y el acceso a los anticonceptivos. Hace muchas preguntas importantes. Creo que habr¨¢ alg¨²n peque?o avance legislativo, pero no llegar¨¢ a los medios de comunicaci¨®n¡±.
Plancha y circunscripci¨®n
En todo caso, las seis mujeres de Nakuru son combativas. La era de las mujeres ha llegado al condado, coinciden las ocupantes de la mesa del hotel Merica, y van a superar a los hombres. ¡°Hemos aprendido que podemos luchar por nuestro sitio¡±, explica Mwathi, ¡°y que el liderazgo no tiene nada que ver con el g¨¦nero. Se dice que detr¨¢s de cada hombre hay una mujer fuerte. Nosotras somos esas mujeres¡±, sonr¨ªe. ¡°Si veo a un hombre bien arreglado, no veo a ese hombre, sino a su mujer. Nosotras somos las que les planchamos las camisas. Si puedo ocuparme de ¨¦l, ?por qu¨¦ no de su circunscripci¨®n?¡±.
Si veo a un hombre bien arreglado, no veo a ese hombre, sino a su mujer. Nosotras somos las que les planchamos las camisas. Si puedo ocuparme de ¨¦l, ?por qu¨¦ no de su circunscripci¨®n?Grace Mwathi, una de las 'chicas de Nakuru'
El comentario de Mwathi es bien acogido por sus compa?eras, que asienten vigorosamente. ¡°Si hoy me dan 1.000 chelines kenianos (ocho euros)¡±, a?ade Isabella Makori, combativa, ¡°ir¨¦ a comprar para toda la familia. Las mujeres somos buenas administradoras. Si se los dan a un hombre, se ir¨¢ a un bar y se tomar¨¢ unas cervezas, o se buscar¨¢ una chica de compa?¨ªa. En todo caso, cuando vuelva a casa le quedar¨¢n solo 200 chelines. As¨ª funciona la naturaleza, no se puede evitar¡±.
Menos corrupci¨®n
Las mujeres de Nakuru explican que la idea es utilizar menos dinero para los mismos objetivos. Los recursos no deber¨ªan acabar en los bolsillos de unos cuantos funcionarios. ¡°Antes de presentarme a las elecciones, trabajaba para la Federaci¨®n B¨ªblica Cat¨®lica¡±, cuenta Leah Nganga. ¡°All¨ª la manera de trabajar de las mujeres era muy diferente a la de los hombres. Lo hac¨ªamos todo a la perfecci¨®n. El dinero se gastaba en el fin para el que estaba destinado. A los hombres que trabajaban en la misma clase de proyectos siempre les faltaba dinero¡±.
?Habr¨¢ menos corrupci¨®n en Nakuru ahora que las mujeres est¨¢n llegando al poder? El analista pol¨ªtico Steve Biko tiene sus dudas. ¡°Las mujeres son tan corruptas como los hombres¡±, afirma. ¡°Incluso juegan el juego mejor que ellos, porque se esconden detr¨¢s del escudo de que son mujeres. Si se las critica, lo primero que dir¨¢n es que es porque son mujeres. En Nakuru, la senadora reci¨¦n elegida ha sido acusada de evadir impuestos durante a?os. Las mujeres no tienen ninguna caracter¨ªstica espec¨ªfica que las haga menos propensas a la corrupci¨®n¡±.
Sin embargo, en el mercado de Nakuru suenan voces m¨¢s esperanzadoras. ¡°Es un experimento¡±, piensa el vendedor Peter Maina. ¡°Esperamos que las chicas de Nakuru desarrollen nuestro condado. Vuelvan dentro de uno o dos a?os y pregunten por las mujeres. Entonces podremos decirles si hemos elegido bien¡±.
Wako espera que les vaya bien. ¡°Solo entonces saldr¨¢n elegidas m¨¢s mujeres en las pr¨®ximas elecciones¡±, reflexiona. ¡°En Nakuru y en el resto del pa¨ªs todos los ojos est¨¢n puestos en ellas¡±. Para Isabella Makori, es una presi¨®n: ¡°Las mujeres tenemos que poner el doble o el triple de esfuerzo y de inteligencia en el trabajo¡±, afirma. ¡°Es la ¨²nica manera de demostrar que somos capaces de liderar mucho mejor que los hombres¡±.
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