Mujeres y ni?as en Kenia doblemente golpeadas por la covid-19
La mutilaci¨®n genital femenina, los embarazos y los matrimonios infantiles han aumentado de manera alarmante durante la pandemia y no se est¨¢n aplicando pol¨ªticas eficaces de protecci¨®n?
¡°He estado recibiendo cada d¨ªa llamadas de socorro de las comunidades diciendo ¡®muchas ni?as est¨¢n siendo cortadas (mutiladas), por favor haz algo, por favor haz algo, contacta con las autoridades, por favor, resc¨¢talas¡¯¡±, explica Chesang Domtila en una conversaci¨®n telef¨®nica que se corta cada dos minutos. Es activista por los derechos de las ni?as, fundadora de la organizaci¨®n I_Rep Foundation, y vive en el condado de West Pokot, fronterizo con Uganda, uno de los m¨¢s golpeados por la mutilaci¨®n genital femenina (MGF) durante la pandemia.?
La MGF es la extirpaci¨®n parcial o total de los genitales externos femeninos por motivos no m¨¦dicos. Hay cuatro tipos diferentes de mutilaci¨®n seg¨²n el grado de agresividad y se suele practicar entre la infancia y la adolescencia. Seg¨²n el Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas (UNFPA) en Kenia hay un 21% de mujeres entre 15 y 49 a?os que han sufrido alg¨²n tipo de MGF, cifra que se sit¨²a por debajo de otros pa¨ªses como Somalia (98%), Guinea (97%) o Yibuti (93%), pero que sigue siendo alarmante ya que se trata de una pr¨¢ctica ilegal en el pa¨ªs desde 2011.?
Domtila asegura que los casos de mutilaci¨®n en West Pokot hab¨ªan bajado mucho, pero durante la pandemia se han disparado y se ha dejado atr¨¢s el secretismo para hacerlo en p¨²blico mediante ceremonias. ¡°Los padres se imaginan que pueden esconderse detr¨¢s de la covid-19 para cortar a las ni?as y salir impunes; se piensan que el gobierno est¨¢ demasiado ocupado como para arrestarles¡±, comenta la activista. La topograf¨ªa de la zona hace dif¨ªcil el acceso a muchos de los pueblos pero se ha conseguido arrestar a algunas de las personas responsables gracias a la movilizaci¨®n de l¨ªderes locales como Domtila.
A menudo, los rituales de ablaci¨®n se hacen durante las vacaciones escolares para no llamar la atenci¨®n y para que las ni?as tengan tiempo de curarse. Hay diferentes tradiciones y creencias que envuelven esta pr¨¢ctica y su grado de incidencia var¨ªa seg¨²n el grupo ¨¦tnico?¡ªlos somalis tienen un 94% de incidencia, por ejemplo, mientras que los luo tan solo un 0,2%¡ª. Suele ser una pr¨¢ctica m¨¢s prevalente en las ¨¢reas rurales que las urbanas (un 25,9% ante un 13,8%) y entre las comunidades con menor escolarizaci¨®n (un 58,2% ante un 8,6%). Supone un ritual del paso de ni?a a mujer, aumenta las posibilidades de contraer matrimonio y lleva asociadas una lista de connotaciones culturales de pertenencia a la comunidad que en caso de rechazarlas, acarrea exclusi¨®n y estigma.?
En Kenia hay un 21% de mujeres entre 15 y 49 a?os que han sufrido alg¨²n tipo de mutilaci¨®n genital femenina
¡°Hab¨ªa programas en las escuelas que proteg¨ªan a las ni?as pero ahora estas est¨¢n cerradas y la comunidad no tiene otra alternativa que celebrar el rito de paso. Las mutilan y as¨ª est¨¢n listas para casarse en dos o tres a?os¡±, comenta Domtila, que estima que los casos de ablaci¨®n femenina en West Pokot han subido a 800 entre marzo y junio. En situaciones de crisis como la actual, el matrimonio es visto como una transacci¨®n econ¨®mica que puede ayudar a la familia de la mujer a mejorar su situaci¨®n econ¨®mica gracias a la dote.??
En cada comunidad las afectaciones y las medidas est¨¢n siendo distintas y, de hecho, debido a la limitaci¨®n de la movilidad por la pandemia y la dificultad de acceder a zonas remotas, no se dispone del n¨²mero real de chicas afectadas por este o cualquier tipo de violencia. ¡°El impacto actual de la covid-19 se ver¨¢ realmente cuando las escuelas reabran (en 2021) y todo vuelva a la normalidad; es entonces cuando veremos cuantas ni?as regresan al colegio¡±, dice Tony Mwebia, activista por la igualdad de g¨¦nero y fundador de la organizaci¨®n Men End FGM, centrada en educar a los ni?os y hombres en torno a la mutilaci¨®n genital femenina y al matrimonio infantil. Asimismo, cuando se tiene constancia de un caso sigue siendo muy dif¨ªcil llegar a una condena, ya que depende de la evidencia presentada en el juicio ¡°y eso lo complica porque se supone que las ni?as que han sido circuncidadas tienen que testificar y a veces se sienten amenazadas porque quien se lo ha hecho son vecinas o miembros de su propia familia¡±, a?ade Mwebia.?
Convivencia forzosa con familiares abusadores
Son varios los esfuerzos de la Administraci¨®n y la sociedad civil para acabar con la incidencia de cualquier violencia contra ni?as y mujeres, pero faltan recursos y una mejor organizaci¨®n. ¡°Las estrategias deben ser dirigidas; qu¨¦ hacer en qu¨¦ comunidades, ya que no todas tienen las mismas necesidades", explica Eva Komba, investigadora y especialista en g¨¦nero.?
En el condado de Machakos, bordeando Nairobi, se registraon 4.000 embarazos de menores de edad
¡°Necesitamos conocer cada casa donde haya ni?as entre cuatro y 18 a?os y ponerlo en una base de datos, de manera que si vas a esa comunidad podr¨¢s implementar respuestas espec¨ªficas¡±, comenta Komba, que a?ade que la violencia contra las mujeres forma parte de todo un espectro que debe ser modificado, incluyendo el cambio clim¨¢tico, la seguridad alimentaria, la mejora de la cobertura sanitaria, la escolarizaci¨®n de las ni?as, etc¨¦tera.?
En los ¨²ltimos meses, Kenia se ha enfrentado no solo a un incremento de la ablaci¨®n sino tambi¨¦n a una subida preocupante de los embarazos adolescentes. En el condado de Machakos, bordeando Nairobi, se registraron 4.000 embarazos? de ni?as menores de 19 a?os tan s¨®lo de enero a abril. Los casos se concentraron sobretodo a partir de marzo cuando los colegios cerraron por el coronavirus, y se especula que puede haber m¨¢s.
La convivencia forzosa con familiares abusadores ha sido una de las causas, pero tambi¨¦n el intercambio de sexo sin protecci¨®n con hombres mayores por productos de higiene menstrual que antes ofrec¨ªa el colegio y ahora son de dif¨ªcil adquisici¨®n para las chicas sin recursos. La menstruaci¨®n no desaparece ante una pandemia, las ayudas s¨ª.
Recientemente en el condado de Kajiado, el gobierno local junto con organizaciones comunitarias lanzaron una campa?a de sensibilizaci¨®n para dar respuesta a este problema. La iniciativa lleva el nombre de ¡°Funga Miguu¡±, que se traduce en un ¡°Cerrar las piernas¡±. Y va dirigida exclusivamente a mujeres, hecho que ha generado cr¨ªticas, ya que, de nuevo, se est¨¢ responsabilizando a las v¨ªctimas del abuso sufrido.?
Necesitamos transformar la masculinidad de los chicos j¨®venes para que puedan entender que las mujeres son seres humanos iguales
¡°Involucrar a los hombres en esta lucha es vital¡±, comenta Tony Mwebia. ¡°Necesitamos transformar la masculinidad de los chicos j¨®venes para que puedan entender que las mujeres son seres humanos iguales y que tienen sus derechos y debemos respetarlos y cuidarlos¡±. Esta es su tarea en la organizaci¨®n Men End FGM, que en situaci¨®n de normalidad imparte talleres presenciales a grupos de chicos y hombres de todo el pa¨ªs sobre su papel en la desigualdad y la violencia contra las mujeres, y genera un espacio de debate y reflexi¨®n.?
Iniciativas en red? o puerta a puerta
Las comunidades hace a?os que trabajan conjuntamente para combatir estas pr¨¢cticas que amenazan los derechos de las ni?as y las mujeres, pero durante la pandemia han visto como su radio de acci¨®n ha quedado gravemente afectado y han tenido que extremar sus lazos y buscar alternativas para seguir protegiendo este colectivo.?
En algunas localidades rurales los jefes comunitarios van puerta por puerta para controlar que no se circuncide ni se case a ninguna ni?a, y tambi¨¦n se han lanzado campa?as de sensibilizaci¨®n por radio, uno de los canales m¨¢s accesibles para la sociedad. No obstante, hay demandas para una actuaci¨®n policial m¨¢s eficaz, ya que parece que todos los esfuerzos van dirigidos ¨²nicamente a hacer cumplir las restricciones impuestas por la covid-19.?
Las personas que tienen Internet y smartphones disponen de m¨¢s recursos para hacer frente a estas pr¨¢cticas durante la pandemia. No s¨®lo es m¨¢s f¨¢cil mantener un contacto directo con l¨ªderes locales y centros de rescate sino que tambi¨¦n facilita el acceso a aplicaciones como i-Cut, creada en 2017 por un grupo de adolescentes, que permite acceder a ayuda medica y legal antes o despu¨¦s de sufrir la mutilaci¨®n genital femenina. El principal problema es que a¨²n hay muchas zonas rurales que no tienen acceso a Internet, por lo que cuesta hacer un rastreo o seguimiento de las menores m¨¢s vulnerables.
?En situaciones de crisis, el matrimonio es visto como una transacci¨®n que puede ayudar a la familia de la mujer a mejorar su situaci¨®n econ¨®mica gracias a la dote
Este es uno de los obst¨¢culos con los que se ha encontrado la activista Selina Nkoile desde que empez¨® la pandemia. Gestiona un internado para ni?as llamado Naning¡¯oi en la ciudad masai de Mosiro (Kajiado), el mismo al que ella acudi¨® siendo peque?a y que la salv¨® de un matrimonio ya pactado. La instituci¨®n tuvo que cerrar en marzo y Nkoile ha enviado a casa de su madre a las ni?as m¨¢s vulnerables que no pod¨ªan volver con sus familias y ha intentado mantener contacto telef¨®nico con el resto. Asimismo, trata de tejer una red de colaboraci¨®n con los l¨ªderes locales y las autoridades, pero es un trabajo duro y lento para una sola persona y reconoce estar preocupada porque ¡°las ni?as saben que Naning¡¯oi es un sitio seguro donde pueden acudir en caso de violencia o si las van a casar, pero (...) ahora no hay ning¨²n sitio donde puedan escapar si hay un problema, est¨¢n encerradas en casa con los mismos padres abusivos¡±.?
Para coordinar esfuerzos entre activistas, Tony Mwebia ha creado un ciclo de conversaciones en l¨ªnea llamado ¡°End FGM Live¡± en el que participan activistas de todo el pa¨ªs y ponen en com¨²n los problemas y las estrategias de sus comunidades. Las llamadas se comparten en directo a trav¨¦s de las redes sociales. "Y de esta forma amplificamos sus voces e intentamos responsabilizar al Gobierno¡±, explica.?
Acabar con la ablaci¨®n en 2022
Kenia hab¨ªa fijado el a?o 2022 para la eliminaci¨®n total de la MGF, y el 2030 para la de todas las formas de violencia de g¨¦nero, pero parece que las actuaciones no est¨¢n yendo por ese camino, siendo el coronavirus un importante obst¨¢culo. Se realiza mucho trabajo por parte de la sociedad civil pero se necesita m¨¢s compromiso y apoyo gubernamental para amplificar su incidencia. ¡°No hemos visto los sistemas ni los recursos ni la movilizaci¨®n para asegurar que este objetivo se consiga¡±, comenta Mwebia.?
Se trata de un proceso complejo que requiere la uni¨®n de fuerzas de todos los sectores de la sociedad para conseguir una infraestructura externa eficiente que responda a un cambio de mentalidad de la comunidad. La activista Masai Selina Nkoile no duda en su valoraci¨®n: ¡°En vez de aplicar normas duras desde arriba, introduzcamos medidas en la comunidad para que un padre no llegue ni a plantearse la idea de cortar a su hija¡±.?
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