El calvario sin fin de huir de la transfobia: ¡°Me dispararon siete veces porque mis vecinos no quer¨ªan tener a un maric¨®n en el barrio¡±
Las amenazas de muerte, el rechazo, el acoso y la estigmatizaci¨®n contra las personas trans en gran parte del mundo les obligan a exiliarse a pa¨ªses donde se respete su identidad de g¨¦nero
¡°Cuando mi madre supo que yo me vest¨ªa de mujer por la noche, dijo que prefer¨ªa verme muerto a tener un hijo transexual. Me amenaz¨® con llamar a la polic¨ªa... Iba a morir, por eso me fui¡±, relata Olivia, que prefiere mantener su apellido oculto por seguridad. Aunque las leyes en su pa¨ªs, Camer¨²n, no criminalizan directamente a las personas trans, en la pr¨¢ctica, son perseguidas mediante otras disposiciones legales, como la prohibici¨®n de relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. De haberse quedado en su pa¨ªs, Olivia, mujer trans, hubiera sido condenada por mantener relaciones sexuales con hombres al amparo de una legislaci¨®n que no la considera una mujer. ¡°Cuando ten¨ªa alguna cita [con hombres], yo evitaba tener relaciones sexuales, dec¨ªa que estaba con la regla. Si se daban cuenta de que no ten¨ªa la asignaci¨®n de sexo, me pod¨ªan denunciar¡±, cuenta Olivia. Por eso decidi¨® emprender su ruta hacia Espa?a a los 18 a?os. Tuvo que atravesar Nigeria, N¨ªger, Argelia, Marruecos y, desde all¨ª, se traslad¨® en patera hasta llegar a las Islas Canarias.
Olivia es una de los 89 millones de personas desplazadas que, de acuerdo con los datos de Naciones Unidas, han tenido que salir de sus pa¨ªses huyendo de las guerras, violencia, persecuci¨®n y violaciones a los derechos humanos. En un comunicado conjunto, medio centenar de expertos en derechos humanos de la ONU, denunciaron que las personas LGTBIQ en situaci¨®n de desplazamiento forzoso se ven expuestas a una ¡°violencia exacerbada¡±. Y agregan que ¡°al huir de la persecuci¨®n y la exclusi¨®n socioecon¨®mica, residen en pa¨ªses que no ofrecen una s¨®lida protecci¨®n de los derechos humanos, o que los discriminan activamente por su orientaci¨®n sexual e identidad de g¨¦nero¡±. Olivia decidi¨® irse de Camer¨²n tras vivir una discriminaci¨®n constante por su identidad de g¨¦nero. ¡°En los pa¨ªses que recorr¨ª deb¨ªa disfrazarme de hombre, pero tambi¨¦n me discriminaban por mi piel oscura, sobre todo en Argelia. Ten¨ªa mucho miedo y corr¨ªa todo el tiempo¡±, relata.
En la actualidad, 69 pa¨ªses criminalizan las relaciones sexuales consentidas entre personas adultas del mismo sexo. En 11 de ellos, se castiga con pena de muerte
Como Olivia, Dina tambi¨¦n huy¨® tras ser perseguida por las autoridades de su pa¨ªs por hablar p¨²blicamente sobre los derechos de las personas LGBTIQ y defender la libertad de las personas trans a ocupar los espacios p¨²blicos de Marruecos, un pa¨ªs en donde las leyes s¨ª proh¨ªben identificarse con un g¨¦nero distinto al registrado en los documentos oficiales tras nacer.
Solo 13 pa¨ªses, incluido Marruecos, tienen normativas que condenan de manera expl¨ªcita la transexualidad, pero esta criminalizaci¨®n se produce tambi¨¦n a trav¨¦s de otras leyes. Seg¨²n el ¨²ltimo informe de la Asociaci¨®n Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA), las personas trans son acosadas y discriminadas a trav¨¦s de leyes que condenan las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo. Este tipo de normativa est¨¢ vigente en 69 pa¨ªses, de los que en 11 se castiga con pena de muerte, y que ¡°se suele basar en la fusi¨®n entre la identidad de g¨¦nero y la orientaci¨®n sexual¡±. Tambi¨¦n son perseguidas con el recurso a los ¡°delitos de alteraci¨®n del orden p¨²blico, indecencia p¨²blica y vagancia¡±, una normativa vigente en 11 Estados del continente africano. La criminalizaci¨®n de la prostituci¨®n es otra estrategia usada para arrestar y detener a las personas trans y de g¨¦nero diverso, aunque, de acuerdo con la ILGA, es muchas veces un prejuicio que relaciona lo trans con la prostituci¨®n.
Dina, la activista marroqu¨ª, de 25 a?os, cuenta que creci¨® en un orfanato, all¨ª vivi¨® maltratos constantes por ser trans. ¡°No conoc¨ª a mis padres, as¨ª que no buscaba la aprobaci¨®n de nadie. Eso me dio fuerzas para hacer activismo y decir p¨²blicamente que tener otra identidad de g¨¦nero u orientaci¨®n sexual no es una enfermedad¡±, afirma. Luego empezaron las amenazas de muerte, las llamadas telef¨®nicas. Fue entonces cuando decidi¨® salir del pa¨ªs y viajar Madrid, en donde reside como refugiada internacional desde hace algo m¨¢s de un a?o.
Una discriminaci¨®n prolongada
¡°Aunque en Espa?a los derechos de las personas LGTBIQ son tomados en cuenta, a¨²n se vive discriminaci¨®n y rechazo, sobre todo para los transexuales¡±, lamenta Dina, y aclara que el activismo es fundamental para visibilizar a las personas trans migrantes. Por eso, desde que lleg¨® a Madrid ha participado en las actividades de sensibilizaci¨®n e informaci¨®n que organiza la fundaci¨®n de acogida e inclusi¨®n de solicitantes de asilo y protecci¨®n internacional La Merced Migraciones, a trav¨¦s de su proyecto Welcome Diversity.
El programa, nacido en 2016, organiza espacios seguros de encuentro para personas LGTBIQ y da talleres de convivencia y respeto a las diversidades sexuales para los residentes de los pisos de acogida. El objetivo, explica la coordinadora del proyecto, Fabiana Castro, es evitar actitudes de discriminaci¨®n entre los mismos compa?eros de residencia. ¡°Todos vienen de culturas diferentes, con otros idiomas, con contextos sociales distintos. Algunos llegan de pa¨ªses homof¨®bos o tr¨¢nsfobos y nunca han estado cerca de una persona transexual, as¨ª que es fundamental hablar de los derechos LGTBIQ¡±.
Las personas LGTBIQ migrantes han sido blanco de discriminaciones constantes que no terminan ni en los pa¨ªses de tr¨¢nsito, ni en los de acogida
Coincide con ella Mar¨ªa Jes¨²s Vega, portavoz de ACNUR Espa?a, quien aclara que las personas LGTBIQ migrantes han sido blanco de discriminaciones constantes que no terminan ni en los pa¨ªses de tr¨¢nsito, ni en los de acogida, sino que muchas veces se pueden ver agravadas con otros tipos de violencias como la xenofobia, el racismo, la misoginia o la marginaci¨®n socioecon¨®mica. ¡°Esto les genera una desconfianza que las a¨ªsla. Muchas sufren violencia, son v¨ªctimas de tr¨¢fico de personas, de trata, torturas, pero no denuncian, sobre todo en el caso de las personas trans, porque muchas veces su identidad de g¨¦nero no coincide con su documento de identidad oficial. Es posible que hasta las autoridades las acusen de suplantar una identidad¡±, lamenta.
Vega a?ade que uno de los obst¨¢culos para amparar a este colectivo es que ¡°al salir de sus pa¨ªses, siguen ocultando su identidad para evitar esa estigmatizaci¨®n. Esto impide tener cifras concretas del n¨²mero de personas LGTBIQ migrantes, as¨ª como conocer d¨®nde est¨¢n, qui¨¦nes son y ofrecerles acceso a atenci¨®n humanitaria¡±.
La sociedad camina a pasos lentos
Almudena Valdez Pino tiene 39 a?os, y vive en Madrid desde hace nueve. V¨ªctima de trata, lleg¨® como turista junto con un par de mujeres que le ofrecieron trabajo de peluquera en Girona. Valdez cuenta que al poco tiempo de llegar a Espa?a le quitaron el pasaporte, la encerraron en un apartamento y la obligaron a prostituirse. ¡°El calvario dur¨® un mes hasta que logr¨¦ escapar, pero no pude denunciar porque me amenazaron con llamar a extranjer¨ªa. Yo no quer¨ªa que me abrieran una hoja de deportaci¨®n, no pod¨ªa volver a Panam¨¢¡±. Para esta activista, salir de su pa¨ªs era una garant¨ªa para sobrevivir a la transfobia. ¡°Me dispararon siete veces, todo porque mis vecinos no quer¨ªan tener a un maric¨®n en el barrio¡±, desgrana.
Aunque Valdez ahora cuenta con un permiso de residencia que le permite trabajar, su vida en Madrid ha estado plagada de obst¨¢culos. No ha logrado conseguir empleos estables y formales. ¡°Nadie nos contrata, nos preguntan si ya nos hemos hecho la reasignaci¨®n de sexo y hasta me han rechazado por ser negra. Tambi¨¦n me han dicho que me regrese a mi pa¨ªs. He tenido que pasar mucha hambre. La sociedad no quiere que las personas trans migrantes salgamos de ese pozo¡±.
Rodrigo Araneda, el fundador de la ONG Acathi, dedicada a dar residencias temporales de emergencia a personas migrantes, refugiadas y asiladas en Espa?a, lamenta que, aunque las leyes avanzan en pro de los derechos LGTBIQ, la sociedad camina lenta. Y aclara que este colectivo necesita ¡°m¨¢s que el asilo¡±. ¡°Requieren garant¨ªas para poder sobrevivir, como el acceso a oportunidades de trabajo y redes de apoyo. Debemos seguir rompiendo los estigmas en torno al colectivo LGTBIQ migrante¡±, finaliza.
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