¡°Si ignoran a las mujeres africanas, olv¨ªdense del desarrollo sostenible¡±
C¨¦cile Bibiane Ndjebet es activista medioambiental y defensora de los derechos de las mujeres a la posesi¨®n de la tierra. Su labor al frente de dos ONG que combinan ambas luchas en Camer¨²n ha puesto en riesgo su vida y a la vez le han reportado reconocimientos internacionales, el ¨²ltimo, el Premio Gulbenkian para la Humanidad
A vista de sat¨¦lite, la aldea camerunesa de Etouha, donde naci¨® y creci¨® C¨¦cile Bibiane Ndjebet hace 61 a?os, es un bosque. Los ¨¢rboles no dejan ver las viviendas, ni los caminos, ni los campos de cultivo en los que la activista aprendi¨® a amar la naturaleza y fue testigo del esfuerzo que hacen las mujeres africanas por sacar adelante a sus familias y comunidades, labrando una tierra que no es suya. Por eso estudi¨® Agronom¨ªa y Gesti¨®n Forestal Comunitaria. Tras cumplir sus a?os como funcionaria, obligatorios por haber recibido apoyo para estudiar en la universidad p¨²blica en su pa¨ªs, cofund¨® dos organizaciones: la Cameroon Ecology (2001), con el objetivo de formar a mujeres para recuperar m¨¢s de 1.000 hect¨¢reas de bosque para 2030; y la Red de Mujeres Africanas para la Gesti¨®n Comunitaria de los Bosques (REFACOF), en 2009. Ese a?o fue el que conoci¨® a la ambientalista keniana Wangari Maathai, la primera africana en recibir, en 2004, el Premio Nobel de la Paz. Un encuentro que la dej¨® marcada y reforz¨® su determinaci¨®n para restaurar ¨¢reas degradadas a la par que luchaba por los derechos de las mujeres. Sus esfuerzos fueron reconocidos en 2022 precisamente con el Premio Wangari Maathai Paladines del Bosque, y tambi¨¦n con el Campeones de la Tierra de la ONU.
Este 2023 ha recibido otro galard¨®n m¨¢s, el Premio para la Humanidad de fundaci¨®n portuguesa Calouste Gulbenkian, con una dotaci¨®n de un mill¨®n de euros que repartir¨¢ con los otros dos laureados (el l¨ªder ind¨ªgena indonesio Bandi Apai Janggut y la ecologista brasile?a L¨¦lia Wanick). ¡°Este premio tiene financiaci¨®n para mis mujeres. Servir¨¢ para apoyarlas en las labores de restauraci¨®n del bosque, para el desarrollo de actividades generadoras de ingresos y en mejorar su capacidad para acceder a las estructuras de toma de decisiones¡±, enumera.
Pregunta. ?C¨®mo surge unir la lucha por los derechos de las mujeres y la preservaci¨®n del medio ambiente?
Respuesta. Crec¨ª en un pueblo peque?o con mujeres rurales. Y con solo cuatro o cinco a?os, ya pod¨ªa ver que mi madre llevaba toda la carga. Era la ¨²ltima en irse a la cama y la primera en levantarse todos los d¨ªas. Yo pensaba: ¡°Esto es demasiado¡±. Me resultaba muy dif¨ªcil entender por qu¨¦ ten¨ªa que trabajar tanto. A esa edad, le dec¨ªa: ¡°Cuando sea mayor, te defender¨¦ a ti y a las mujeres rurales. Est¨¢is sufriendo demasiado¡±. Mi madre se re¨ªa. Y cuando pasaba el d¨ªa con ella en el campo, me dec¨ªa: ¡°El bosque es muy importante para nuestra vida. Ten¨¦is que cuidarlo, amarlo, protegerlo¡±.
P. ?C¨®mo lo hizo?
R. Me dediqu¨¦ a la selvicultura social. Y entonces conoc¨ª a Wangari Maathai en 2009. Ella hab¨ªa creado el Congo Basin Forest Fund y yo hab¨ªa fundado la ONG Cameroon Ecology. Present¨¦ una solicitud de financiaci¨®n y nos eligieron. Cuando vino a Camer¨²n nos visit¨® y me pidi¨® visitar los proyectos, as¨ª que fuimos al bosque, a las comunidades con las que trabaj¨¢bamos. Mientras estaba con ella, me dijo: ¡°Tengo el sentimiento de que eres el tipo de mujer que estoy buscando. Haz que las mujeres africanas cuiden del bosque como cuidan de sus beb¨¦s. Solo ellas pueden ayudar a ?frica a revertir la gesti¨®n destructiva de los recursos naturales¡±.
Mi ambici¨®n es inspirar a millones de ni?as y mujeres, no solo en Camer¨²n, sino en toda ?frica
P. Le dej¨® huella.
R. S¨ª. Nunca olvidar¨¦ que, cuando se despidi¨®, me dijo: ¡°Tengo una misi¨®n para ti. Haz que las mujeres de ?frica planten ¨¢rboles frutales. ?Sabes por qu¨¦? Porque sus frutos les dar¨¢n de comer, mejorar¨¢n sus ingresos, su salud, la de sus hijos y de la comunidad, y el ¨¢rbol estar¨¢ ah¨ª para la humanidad¡±. Wangari Maathai fue una inspiraci¨®n para seguir luchando por la conservaci¨®n del medio ambiente, la biodiversidad y la restauraci¨®n de los bosques.
P. ?Cu¨¢ntos ¨¢rboles ha conseguido que se planten desde entonces?
R. Millones. No s¨¦ muy bien las cifras. Pero si en el ¨¢rea de los manglares hay 600 hect¨¢reas y en una hect¨¢rea hay 10.000 ¨¢rboles, te haces una idea¡ ?Y los peces han vuelto! Tenemos que continuar plantando.
P. ?A qui¨¦n le gustar¨ªa inspirar?
R. Si Wangari Maathai viviera hoy, estoy segura de que estar¨ªa muy orgullosa de m¨ª porque, igual que ella me inspir¨® a m¨ª, yo estoy inspirando a cientos, miles de ni?as y mujeres. Y mi ambici¨®n es inspirar a millones, no solo en Camer¨²n, sino en toda ?frica. Lo que Wangari Maathai nos encomend¨®, tenemos que cumplirlo y hacer tanto como podamos. Tengo mucha pasi¨®n, y la necesito.
P. ?Cu¨¢ndo se sentir¨¢ satisfecha?
R. No puede ser que las mujeres son quienes producen el 80% de los alimentos y que no tengan derecho a la propiedad sobre la tierra. No tiene sentido. Y esa es la situaci¨®n de la mayor¨ªa de las mujeres en ?frica. As¨ª que, hasta que no lo consiga cambiar, no ser¨¦ lo bastante feliz.
Con solo cuatro o cinco a?os, ya pod¨ªa ver que mi madre llevaba toda la carga. Era la ¨²ltima en irse a la cama y la primera en levantarse todos los d¨ªas
P. Se dice a menudo que las mujeres africanas cambiar¨¢n el continente, incluso el mundo, ?usted lo cree?
R. Es la realidad. Somos el 50% de la poblaci¨®n y dominamos la gesti¨®n de las familias, lideramos la producci¨®n de alimentos y nos encargamos de la educaci¨®n de los ni?os. Si se quiere conseguir un desarrollo sostenible en ?frica, hay que poner a las mujeres africanas en el centro. Si ignoran a las mujeres africanas, olv¨ªdense del desarrollo sostenible.
P. ?Alguna vez ha enfrentado problemas por su activismo?
R. Ha sido muy dif¨ªcil intentar impulsar reformas pol¨ªticas. En el Gobierno te ven como un enemigo y tienes que demostrarles que no, que lo que buscas es lo mejor para todos. Para eso hace falta mucho tiempo y sacrificios. Estuve detenida 24 horas por mi defensa de los bosques hace unos 10 a?os. Pero si no experimentas algo as¨ª, es que no est¨¢s haciendo bien tu trabajo. En Camer¨²n y fuera, he recibido amenazas y he temido a veces por mi vida. Pero en mi pa¨ªs, si muestras que lo que haces es verdad, empiezan a apoyarte.
El cambio clim¨¢tico es una realidad y est¨¢ empeorando la situaci¨®n de las comunidades en nuestros pa¨ªses, est¨¢ aumentando la pobreza y trayendo de vuelta conflictos muy violentos
P. ?De qu¨¦ la acusaban?
R. Estaba en un proceso para demostrar que hab¨ªa una explotaci¨®n ilegal del bosque. Y a las grandes empresas, con mucho dinero, no les gusta que lo difundas. Pero no me rend¨ª y se dieron cuenta de que lo que hago es bueno para el pa¨ªs, para la gente y para nuestras mujeres. Y ellas me apoyan. Dijeron: ¡°Llevadnos a todas a la prisi¨®n¡±.
P. ?Qu¨¦ les dir¨ªa a los dirigentes que niegan el cambio clim¨¢tico?
R. Que el cambio clim¨¢tico es una realidad y est¨¢ empeorando la situaci¨®n de las comunidades en nuestros pa¨ªses. Est¨¢ aumentando la pobreza y trayendo de vuelta conflictos muy violentos. As¨ª que tenemos que actuar si queremos salvar el planeta y a la gente. Y el tiempo es muy limitado. Si seguimos solo hablando sin movilizar los recursos que se necesitan, podr¨ªa ser demasiado tarde. Y las generaciones futuras nos echar¨¢n la culpa. Nos preguntar¨¢n qu¨¦ hicimos para evitarlo y no tendremos respuesta. Se han prometido miles de millones de d¨®lares a los pa¨ªses para abordar el cambio clim¨¢tico. Pero ?d¨®nde est¨¢n?
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