El desaf¨ªo de vivir con discapacidad en Nigeria: ¡°Es mi tercer a?o en la universidad, pero nunca he ido a la biblioteca¡±
El gigante de ?frica subsahariana cuenta con una ley que, en teor¨ªa, protege a sus casi 30 millones de habitantes con necesidades especiales. En la pr¨¢ctica, se encuentran con discriminaciones y faltas de accesibilidad
Victoria Ajiboye mantuvo una relaci¨®n abusiva durante dos a?os. Sufri¨® un accidente unos meses despu¨¦s de su boda, en agosto de 2020, que la dej¨® en silla de ruedas. Su marido nunca acept¨® su condici¨®n. ¡°Me dijo que nunca pens¨® que su mujer ser¨ªa discapacitada, y me dej¨® sola. A veces se iba de casa durante tres d¨ªas, sin mirar atr¨¢s¡±, cuenta, llorando. ¡°Hubo un d¨ªa que volvi¨® borracho y mantuvo relaciones sexuales conmigo a la fuerza. Aunque me qued¨¦ embarazada en el proceso, perd¨ª el embarazo como consecuencia del estr¨¦s y la depresi¨®n¡±. Finalmente, el marido de Ajiboye meti¨® en cajas todas las pertenencias de su mujer y la ech¨®, advirti¨¦ndole de que no volviera. Ella regres¨® a casa de su familia. Ahora, tiene la esperanza de que, en el futuro, un hombre responsable pida su mano en matrimonio.
Victoria es una de los 29 millones de nigerianos que viven con alg¨²n tipo de discapacidad en este pa¨ªs, seg¨²n los ¨²ltimos datos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), de 2018, que estima que m¨¢s de mil millones de personas en todo el mundo tienen alg¨²n tipo de discapacidad, y la cifra va en aumento. M¨¢s del 80% de estas personas viven en pa¨ªses en desarrollo, donde se enfrentan a retos como la discriminaci¨®n en sus comunidades, los abusos o la falta de acceso a la educaci¨®n ¡ªel 90% de los ni?os con discapacidades en los pa¨ªses de nivel socioecon¨®mico bajo no pueden ir a la escuela, seg¨²n la Unesco¡ª. Nigeria, con m¨¢s de 200 millones de habitantes, es el m¨¢s grande de ?frica subsahariana, tiene un 43% de poblaci¨®n menor de 14 a?os, de acuerdo con ONU H¨¢bitat, la agencia de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos.
Haleem Adeoti ha conseguido llegar a la universidad, un caso excepcional en un pa¨ªs con aproximadamente un 1% de poblaci¨®n universitaria, seg¨²n cifras de medios locales. Pero la discapacidad le dificulta su camino hacia la educaci¨®n superior. Lleva en un tortuoso periplo acad¨¦mico en la Universidad de Ibad¨¢n desde 2018, cuando perdi¨® una pierna en un accidente de tr¨¢fico. Vive en una residencia universitaria en el mismo edificio, pero, con sus muletas, tiene que subir 32 escalones s¨®lo para conseguir agua para ba?arse. ¡°Este es mi tercer a?o en la universidad, pero nunca he visitado la biblioteca¡±, explica Adeoti. ¡°No hay rampa para las sillas de ruedas. Cada vez que me planteo ir, cuento el n¨²mero de escaleras que conducen a la sala de lectura y, para alguien como yo, intentarlo es como un castigo¡±.
Una ley que no se aplica
Nigeria cuenta con una Ley de Discriminaci¨®n contra las Personas con Discapacidad, aprobada por expresidente Muhammadu Buhari en 2019, pero, en la pr¨¢ctica, el colectivo se queja de que no se respetan sus derechos.
Quadri Adesola, Director de Caroline Initiative, organizaci¨®n no gubernamental que vela por el bienestar de las personas discapacitadas, lamenta el abandono por parte de las autoridades nigerianas: ¡°No se les da prioridad. Se ven obligados a hacer cola en bancos, mercados y otros espacios p¨²blicos para realizar transacciones comerciales. Algunos ni?os sin escolarizar, que llevan a sus padres ciegos o lisiados a mendigar, tambi¨¦n se enfrentan a todo tipo de abusos, incluidas agresiones sexuales. Estamos trabajando con el Gobierno para garantizar que estos ni?os tengan acceso a escuelas especiales para que puedan competir con sus colegas cuyos padres son sanos¡±.
La ley sobre el derecho de las personas con discapacidad exige, por ejemplo, que todos los edificios abiertos al p¨²blico dispongan de ayudas para la accesibilidad, como rampas, pasamanos y ascensores, pero esto apenas ocurre. Este octubre, Stephen Augustine, un funcionario con problemas de movilidad, que usa silla de ruedas, visit¨® un banco comercial en la zona de Ojodu Berger de Lagos, la capital econ¨®mica de Nigeria, para obtener una nueva tarjeta de d¨¦bito. All¨ª emprendi¨® un tortuoso viaje desde la planta baja del edificio, que carec¨ªa de rampa, hasta el tercer piso.
¡°El agente de seguridad me tuvo que cargar sobre su hombro hasta el servicio de atenci¨®n al cliente, despu¨¦s de esperar un buen rato¡±, recuerda. No es raro, coinciden otros nigerianos con discapacidad: a menudo, en edificios poco accesibles, el personal tiene que cargarlos como beb¨¦s, o se ven obligados a reptar por el suelo. ¡°Las penurias que pas¨¦ aquel d¨ªa me obligaron a dejar de tener una cuenta bancaria. Fue vergonzoso¡±, contin¨²a Augustine. Aunque las aplicaciones de banca m¨®vil permiten al cliente realizar diversas transacciones bancarias sin necesidad de acudir en persona a los bancos, suelen surgir otros problemas. ¡°Ninguna de las aplicaciones bancarias tiene una voz en off que nos diga qu¨¦ hacer, lo que dificulta realizar transacciones de forma independiente¡±, detalla Mubin Alimi, abogado con discapacidad visual. ¡°Algunas personas sin escr¨²pulos se pueden aprovechar de nosotros cuando intentamos pedirles ayuda al usar las aplicaciones¡±, afirma. ¡°Adem¨¢s, no tenemos cajeros autom¨¢ticos con voz. Esperamos que se cree un mostrador para discapacitados que nos atienda. Hemos hecho varios esfuerzos, en vano¡±.
El dif¨ªcil acceso a la justicia
Hay dificultades para vivir con discapacidad en muchas otras ¨¢reas, como la justicia. Es el caso de Lanre Adebayo, abogado con discapacidad visual del Ministerio de Justicia del Estado de Lagos. ¡°En 2013, estaba en el Tribunal de Magistrados del Estado de Lagos, en Igbosere, defendiendo a mi cliente en un caso de violaci¨®n¡±, recuerda. ¡°Cuando el fiscal present¨® un informe m¨¦dico sobre el incidente, yo no pod¨ªa leerlo y mucho menos conocer los detalles. M¨¢s tarde supliqu¨¦ al tribunal que permitiera al secretario ayudarme. Cuando lo hizo, descubrimos que el nombre de la presunta v¨ªctima de violaci¨®n que figuraba en el documento era distinto del asunto que est¨¢bamos tratando en el tribunal¡±, se?ala. ¡°Tambi¨¦n descubrimos que la fecha que figuraba en el informe m¨¦dico no se correspond¨ªa con el d¨ªa y la fecha del incidente del que se acusaba a mi cliente. Tuve que utilizar esta informaci¨®n para interrogar al m¨¦dico que trajo el informe y descubrimos que se trataba de una mera confabulaci¨®n contra mi cliente. Habr¨ªa sido un caso de error judicial si no hubiera implorado al secretario que leyera el documento en voz alta¡±.
Adebayo sabe que no es el ¨²nico que ha sufrido este tipo de irregularidades en la justicia nigeriana. ¡°Los tribunales no est¨¢n dise?ados de forma que los abogados puedan llevar a su asistente personal al tribunal para que les ayude a leer un documento. De hecho, el espacio en los tribunales no es suficiente para los abogados, y mucho menos para permitir que un tercero ayude a verificar sus documentos¡±.
Los abogados sordos tampoco disponen de medios para defender sus asuntos ante los tribunales. Daniel Onwe, presidente de la Asociaci¨®n de Abogados con Discapacidades, subraya:?¡°Tenemos una ley que protege a las personas con discapacidad. Ahora debemos centrarnos en su aplicaci¨®n. Hay que tener en cuenta a los sordos, los ciegos, las personas que usan silla de ruedas... Es bastante vergonzoso ver a una persona con discapacidad llevada en brazos o arrastr¨¢ndose por las escaleras de los espacios p¨²blicos¡±.
El secretario ejecutivo de la Comisi¨®n Nacional de Personas con Discapacidad, James Lalu, ha amenazado con precintar las instalaciones y organizaciones que no cumplan las leyes de accesibilidad de Nigeria, cuatro a?os despu¨¦s de la aprobaci¨®n de la ley al respecto. ¡°Ya no es una opci¨®n para las organizaciones cumplir las leyes de accesibilidad, porque las haremos cumplir. Ver¨¢n c¨®mo nuestros funcionarios de cumplimiento y ejecuci¨®n visitan sus oficinas¡±, amenaza Lalu.
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