C¨®mo curar la esclavitud, o la celebraci¨®n musical de las primeras revueltas abolicionistas en Hait¨ª
Protagonista de la serie ¡®The Eddy¡¯, de Netflix, y saxofonista virtuoso, Jowee Omicil lanza un ¨¢lbum de ¡®free jazz¡¯, inspirado en el congreso de esclavos de 1791 que fue la piedra basal del primer Estado independiente en Am¨¦rica Latina
Para quien vive encadenado, las formas de la libertad son maleables. El horizonte del cimarr¨®n, lejos de configurarse como una l¨ªnea plana, puede dibujarse en el aire desde cero, con la plasticidad del free jazz. De ah¨ª que la m¨²sica de la liberaci¨®n no se ci?a a unas melodiosas canciones confortables, sino que pueda estar hecha de pianos como serruchos, vientos (saxos, cornetas, flautas y clarinetes) c¨®ncavos, acolchados o desgarrados, y coros que afloran de las profundidades de muchas lenguas y gritos percusivos.
Esta noci¨®n del horizonte abierto es la que transmite el ¨¢lbum Spiritual Healing: Bwa Kayiman Freedom Suite (Sanaci¨®n espiritual: la suite de la libertad del Bosque Caim¨¢n), que firma Jowee Omicil (Montreal, 1977) y que acaba de salir a la venta este 19 de enero.
Omicil, un virtuoso saxofonista canadiense hijo de la di¨¢spora haitiana, practica el free jazz para contar la haza?a liberadora de sus ancestros, recordados por romper las cadenas de la esclavitud que les hab¨ªan ajustado en las costas de ?frica occidental y de poner la piedra basal de un nuevo Estado.
Porque, en el caso de Hait¨ª, no se trat¨® solo de cimarrones ¡ªesclavos que se escapaban y se ocultaban en los montes¡ª desperdig¨¢ndose libres por los rincones ocultos de aquella Am¨¦rica humillada. Aquellos desterrados se convirtieron en personajes centrales de su propia historia como pa¨ªs. Ellos sentaron las bases para construir una naci¨®n isle?a que se emancipaba de las ataduras coloniales, con palabras en un criollo (o cr¨¦ole) mezcla de franc¨¦s con lenguas africanas como el wolof, fon, ew¨¦, kilongo, yoruba e igbo, con el agregado de expresiones y top¨®nimos en lenguas de ta¨ªnos (el arahuaca) y otros pueblos originarios americanos.
En efecto, Hait¨ª (que en arahuaca significa tierra de monta?as) fue el primer pa¨ªs de Am¨¦rica Latina en proclamar su independencia, en enero de 1804, tras una revoluci¨®n abolicionista, iniciada por los afrodescendientes, una d¨¦cada antes. De esas primeras conversaciones y revueltas, conocidas como ¡°El congreso del bosque Caim¨¢n¡± (o Bois Bwa Ca?man), habla precisamente Omicil en su sexto disco, que es concepto y tributo a la mejor acepci¨®n de lo free (libre).
Aquella rebeli¨®n de esclavos del 14 de agosto de 1791 en el bosque Caim¨¢n ¡ªen lo que entonces era la colonia de Saint Domingue, bajo jurisdicci¨®n francesa, en la isla La Espa?ola¡ª se convierte en una ceremonia de curaci¨®n para la que Omicil convoca a las almas de los vivos y de los muertos a celebrar la valent¨ªa. ¡°Porque hay que contar a los hijos c¨®mo se consigui¨® la libertad¡±.
Como buena parte de los descendientes de aquellos esclavizados, Omicil sabe que sus abuelos llegaron al nuevo continente acompa?ados por divinidades veneradas en imperios antiguos de ?frica
Conocido ¨²ltimamente por su papel en The Eddy, la serie producida por Damien Chazelle (La La Land) para Netflix y, en el mundillo del jazz, como Mr. BasH, el compositor confiesa que para elaborar este ¨¢lbum en el verano de 2020 ¡ªmientras estuvo confinado en su casa de Par¨ªs¡ª sufri¨®, cant¨®, entr¨® en trance y recit¨®, intentando encarnar los ritos inici¨¢ticos de sus antepasados y abrazando todos los mestizajes antillanos.
Este m¨²sico, que se nutre de los estilos que aprendi¨® en la prestigiosa escuela musical estadounidense Berklee, pero tambi¨¦n de los m¨¢s callejeros y contempor¨¢neos (y que ha tocado con Branford Marsalis, Richard Bona, Marcus Miller, Wyclef Jean o?Roy Hargrove) est¨¢ convencido de que la verdad es liberadora. Y su modo de aproximarse a esa verdad es la improvisaci¨®n que nace del cuerpo, e intentar franquear las puertas que abren las pr¨¢cticas ancestrales. As¨ª nace esta hora de m¨²sica, en 21 segmentos que van integr¨¢ndose naturalmente a lo que podr¨ªa ser un relato de aquellas revueltas, con los primeros llamados a la reuni¨®n, las cavilaciones, las amenazas, los acuerdos para la acci¨®n y la din¨¢mica de la lucha que se acelera con cada paso a ese nuevo horizonte.
Como buena parte de los descendientes de aquellos esclavizados que cruzaron el Atl¨¢ntico contra su voluntad, Omicil sabe que sus abuelos y abuelas llegaron al nuevo continente acompa?ados por divinidades veneradas en imperios antiguos de ?frica, como el reino de Dahomey (actual Ben¨ªn). Entonces, desde las pr¨¢cticas vud¨² y yorubas llegaron esp¨ªritus (o Iwas) que pueden llamarse Papa Legba (en Hait¨ª) o Eshu (en Brasil) y que custodian las fronteras entre el presente y lo intemporal y permiten los intercambios entre el mundo visible y la riqueza sobrenatural.
Aquel universo afroatl¨¢ntico del siglo XVIII estaba, pues, regido por los principios bant¨²es-kongo y, por tanto, poblado de seres que confraternizaron desde diferentes orillas (y dimensiones) gracias a los mensajeros entre los dioses y los hombres, que atravesaban tiempos y espacios que, de este modo, dejaban de ser infranqueables para los esclavos. Por ejemplo, la leyenda cuenta que Eshu mat¨® un p¨¢jaro ¡°con una piedra que tir¨® ayer¡±. Esa poes¨ªa de la espiritualidad insufl¨® coraje para lograr cambios radicales y es la fuente de inspiraci¨®n de la que procura nutrirse un m¨²sico, varias generaciones despu¨¦s de que sus tatarabuelos desembarcaran en el Caribe. En esta magia lo acompa?an Randy KerBer y Jonathan Jurion (piano), Arnaud DoLmen & Yoann Danier (percusi¨®n) y Jendah Manga (bajo).
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