El precipicio se ve cada vez m¨¢s cerca en Hait¨ª
Hace apenas un mes era la sequ¨ªa la que acababa con los cultivos de subsistencia. Ahora, las lluvias se llevan por delante cualquier brote verde en un pa¨ªs al l¨ªmite. A¨²n as¨ª, resiste la esperanza
No llueve sobre mojado, llueve sobre enormes charcos. Cualquier cosa que sucede en Hait¨ª apenas es noticia. Ya sea un nuevo terremoto, lluvias torrenciales que producen inundaciones, deslaves, p¨¦rdida de vidas humanas, de cultivos, de animales. Cuando la situaci¨®n parece que est¨¢ al l¨ªmite, a¨²n puede ir m¨¢s all¨¢. Las consecuencias son desastrosas. Y a pesar de ello, la poblaci¨®n sigue enganchada a un hilo de esperanza.
Las inundaciones de la reciente temporada de lluvias, que ha afectado a casi 40.000 hogares, seg¨²n la Protecci¨®n Civil haitiana, y el ¨²ltimo terremoto ocurrido el 6 de junio, est¨¢n dificultando la llegada de ayuda humanitaria a personas que dependen de ella y que se encuentran en situaci¨®n de extrema vulnerabilidad. Adem¨¢s, la temporada de huracanes que comenz¨® hace apenas unas semanas puede traer fen¨®menos meteorol¨®gicos m¨¢s graves en los pr¨®ximos meses, por lo que reponer las reservas de ayuda humanitaria es esencial en un Hait¨ª que no puede m¨¢s.
Jean Claucita vive en la comuna de C?teaux, en el departamento Sur del pa¨ªs, uno de los m¨¢s vulnerables en cuanto a inseguridad alimentaria. Est¨¢ embarazada, espera su segundo hijo. Mira al d¨ªa siguiente con zozobra. ¡°Las cosas nos van muy mal, a veces solo comemos pl¨¢tano y ?ame [un tub¨¦rculo]. A veces, cuando mi hijo vuelve de la escuela, no encuentra nada para comer, as¨ª que tiene que ir a casa de los vecinos¡±.
Hace apenas un mes era la sequ¨ªa la que acababa con los cultivos de subsistencia. Ahora, las lluvias se llevan por delante cualquier brote verde en un pa¨ªs al l¨ªmite, donde 4,9 millones de personas, casi la mitad de la poblaci¨®n, pasa hambre. Una cifra que no ha hecho m¨¢s que crecer ¡ªse ha triplicado desde 2016¡ª y que pone a las haitianas y haitianos al borde del abismo.
Un esbozo de sonrisa en el rostro de Marie Lucia delata su preocupaci¨®n. En su casa viven cinco personas, incluidos un beb¨¦ de 18 meses y dos ni?os de 6 y 10 a?os a los que hay que alimentar. Cultivar sus propios alimentos tampoco es una opci¨®n, explica. ¡°A causa de la sequ¨ªa no tenemos nada, vivimos de la gracia de Dios. No pod¨ªa comprar comida, as¨ª que estaba siempre en deuda con los comerciantes¡±. Antes vend¨ªa productos en el mercado. Ahora, viajar y moverse supone enfrentarse al riesgo de encontrarse por el camino con miembros de las bandas que atemorizan a la poblaci¨®n, y enfrentarse, por lo tanto, a la posibilidad de no regresar a casa. M¨¢s de 165.000 personas han huido de sus casas debido a la violencia, seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM). El terror, los secuestros, las ejecuciones y la violencia contra mujeres y ni?as se han convertido en cotidianidad.
El precipicio se ve cada vez m¨¢s cerca para uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo. Millones de personas sobreviven gracias a la ayuda humanitaria y a su resiliencia. Es el caso de Jean Claudita y Marie Lucia, para las que recibir apoyo econ¨®mico ha sido indispensable para paliar la situaci¨®n, les ha permitido pagar deudas con los comerciantes, comprar alimentos e intentar salir adelante. ¡°Con el primer dinero que recib¨ª compr¨¦ una cabra¡±, cuenta Marie. ¡°La escasez de alimentos causada por la sequ¨ªa provoc¨® la muerte de la cabra, pero comimos su carne. Con el segundo dinero que recib¨ª compr¨¦ un cerdo y comida para la casa. Por desgracia, el cerdo muri¨®, as¨ª que lo perd¨ª todo. No tengo suerte con los animales. Utilic¨¦ el resto para comprar comida y pagar la escuela de mis hijos¡±.
Porque, para Marie, es importante mantener la esperanza de un futuro para ella, para sus hijos, para su familia. Igual que para Jean. ¡°Como estoy embarazada, estoy comprando buenos alimentos para que mi beb¨¦ crezca bien. Tambi¨¦n me estoy preparando para la llegada del beb¨¦, comprando cosas para cuando nazca¡±, explica. La vida contin¨²a y se abre paso pese a la sequ¨ªa, pese a los huracanes, pese a los terremotos, pese a la violencia. La poblaci¨®n haitiana resiste, resiliente, y pone un poco de su parte cada d¨ªa para salir del agujero. La vida sigue, pertinaz, pese a todo.
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