La guerra fratricida desangra el oeste de Camer¨²n: ¡°Ellos no nos ven como humanos, y nosotros a ellos tampoco¡±
El conflicto entre el Ej¨¦rcito y los separatistas angl¨®fonos iniciado en 2016 atrapa a los civiles, que sufren masacres, detenciones arbitrarias, torturas y violencia sexual por los dos bandos, ante el silencio de la comunidad internacional
Dos plantas de la paz, que brotan de un suelo rojo ¨®xido, ayudan hoy a Morine Ngum a localizar la tumba de su marido, Calistus Nche. La sepultura, situada detr¨¢s de su casa de adobe a¨²n sin terminar, en el barrio de Mokwebu, en Bamenda ¡ªcapital de la asediada regi¨®n Noroeste de Camer¨²n¡ª, est¨¢ cubierta de peque?os manojos de hierba y de hojas secas de pl¨¢tano.
Nche fue tiroteado en 2022 en la calle Longla de Bamenda, mientras luchaba contra los soldados del Ej¨¦rcito de Camer¨²n en la guerra civil entre los separatistas de las regiones de habla inglesa y el Gobierno, dominado por los franc¨®fonos. Hab¨ªa dejado su trabajo de conductor para unirse a la lucha angl¨®fona en 2018. Ten¨ªa 32 a?os.
¡°Yo no quer¨ªa que se uniera, pero lo hizo a la fuerza despu¨¦s de que los combatientes separatistas amenazaran con matarlo a ¨¦l y a toda su familia si no lo hac¨ªa¡±, cuenta Ngum, de 30 a?os, con la voz quebrada. Desde que a finales de 2016 estall¨® el conflicto en las regiones Noroeste y Suroeste de Camer¨²n, donde predomina el habla inglesa, a diferencia de las otras ocho regiones del pa¨ªs, de habla francesa, m¨¢s de 6.000 personas han muerto y 765.000 personas han huido de sus hogares, 70.000 de ellas a la vecina Nigeria, seg¨²n el International Crisis Group (ICG). Seg¨²n la ONU, 2,2 de los 4 millones de habitantes de las regiones en guerra necesitan ayuda humanitaria.
¡°Todav¨ªa se aparece en mis sue?os, llorando, disculp¨¢ndose y diciendo que se uni¨® a la lucha por nuestro bien. Mi hija peque?a, que estaba muy unida a ¨¦l, enferma a menudo y se despierta por la noche gritando: ¡®Pap¨¢, por favor, ll¨¦vame contigo¡±, relata con pesar esta madre de tres hijos, refiri¨¦ndose a su ni?a de seis a?os.
La violencia desgarra las dos regiones de habla inglesa de Camer¨²n desde 2016, despu¨¦s de que el Gobierno impusiera profesores y magistrados de habla francesa en las escuelas y tribunales angl¨®fonos. Las protestas pac¨ªficas fueron respondidas con la fuerza militar y la detenci¨®n de los l¨ªderes, tras lo que surgi¨® un movimiento separatista que reclama la independencia del territorio, que los activistas angl¨®fonos denominan Ambazonia.
Adem¨¢s de los muertos y los desplazados, cientos de miles de ni?os han sido privados de sus estudios como consecuencia de la violencia, especialmente debido a la prohibici¨®n impuesta por las fuerzas separatistas, que rechazan el sistema educativo dirigido por el Gobierno de Yaund¨¦, que consideran una potencia anexionista. El conflicto tambi¨¦n ha llevado a la econom¨ªa local a la ca¨ªda libre.
A pocos kil¨®metros de all¨ª, Sonita Kum llora a su marido de 34 a?os, Nelson Afuh, guardia de prisiones asesinado en una emboscada en la lejana zona de Nso el 12 de abril de 2022. Afuh era camerun¨¦s angl¨®fono de nacimiento, como Nche, pero estaba en el punto de mira por ser miembro del Ej¨¦rcito camerun¨¦s enviado por el presidente, el franc¨®fono Paul Biya, para sofocar la revuelta secesionista.
¡°Cuando muri¨® mi marido, sent¨ª como si mi mundo se hubiera derrumbado a mi alrededor¡±, recuerda la viuda, con amargura en la voz. ¡°Apenas pod¨ªa reconocer sus piernas en el ata¨²d; el resto de su cuerpo estaba destrozado. La vida no tiene sentido sin ¨¦l¡±, se lamenta esta mujer de 34 a?os, madre de tres hijos.
Guerra de desgaste
En la zona monta?osa de Menchum, en la regi¨®n Noroeste de Camer¨²n, conocida por sus ondulantes colinas y su sabana de arbustos, el general Stone tiene bajo su mando a 78 combatientes separatistas. Stone afirma que ten¨ªa motivos de sobra para abandonar la agricultura y unirse a la lucha: ¡°El Gobierno franc¨®fono nos ha esclavizado durante demasiado tiempo: tenemos muchos graduados universitarios vagando por las calles; la gente tarda hasta seis a?os en obtener un simple documento de identidad; las elecciones est¨¢n a la vuelta de la esquina, pero ya sabemos qui¨¦n ganar¨¢... Luchamos por nuestros derechos¡±.
El Gobierno franc¨®fono nos ha esclavizado durante demasiado tiempo (...). Luchamos por nuestros derechos'General' Stone, jefe separatista
El general Stone rechaza las peticiones de su familia para que deponga las armas, y expresa su voluntad de morir como un ¡°m¨¢rtir¡±, al igual que cerca de 30 combatientes a sus ¨®rdenes. La vida en el monte, explica en entrevista telef¨®nica, es dif¨ªcil y, a veces, es necesario recurrir a hierbas para curar las heridas, como ocurri¨® cuando una bala le desgarr¨® un dedo del pie. Cada nuevo d¨ªa comienza con una oraci¨®n, seguida del desayuno, tras el cual se pone en marcha un plan para atacar a los enemigos. ¡°Nuestro objetivo es siempre matar al mayor n¨²mero posible de soldados cameruneses¡±, explica Stone. ¡°Ellos no nos ven como humanos, y nosotros a ellos tampoco. S¨¦ que alg¨²n d¨ªa los derrotaremos militarmente y, cuando suceda, Ambazonia ser¨¢ un para¨ªso¡±, afirma.
Un agricultor de 27 a?os, autodenominado comandante de la misi¨®n y bautizado como Striker, lleva la voz cantante en Alabukam, otra zona partidaria de la separaci¨®n en las afueras de Bamenda. Al igual que el general Stone, el comandante Striker justifica su rebeli¨®n por varias razones: los franc¨®fonos ¡°manipulan¡± los cerebros de los angl¨®fonos; exprimen sus regiones ¡°hasta dejarlas secas¡± econ¨®micamente; y les privan de ¡°trabajos lucrativos¡±. Striker se muestra dispuesto a morir por la causa.
¡°Lo que queremos es la separaci¨®n y nada m¨¢s¡±, dice durante una conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°Atrapamos a soldados cameruneses con las bombas que fabricamos. Han muerto much¨ªsimos de ellos¡±, afirma Striker, aunque admite que varios de sus compa?eros tambi¨¦n han perdido la vida.
Mientras que los combatientes separatistas creen que la balanza de esta guerra de ocho a?os se inclina actualmente a su favor, los militares cameruneses en el frente de guerra piensan lo contrario. Uno de ellos, que se expresa por WhatsApp y exige que su nombre no sea publicado, insiste en que el Ej¨¦rcito tiene una ¡°ventaja significativa¡± sobre los separatistas. Camerun¨¦s angl¨®fono, reconoce con remordimiento que lucha contra sus hermanos, pero sostiene que ¡°el Ej¨¦rcito est¨¢ ah¨ª para hacer el trabajo, eso es todo¡±.
¡°El Ej¨¦rcito cuenta con la colaboraci¨®n de la poblaci¨®n para acabar con los combatientes separatistas¡±, afirma el suboficial. Otro militar camerun¨¦s que lucha en Tiko, en la regi¨®n Suroeste, afirma que los soldados derrotan a menudo a los combatientes separatistas en sus numerosos enfrentamientos. ¡°Est¨¢n mal adiestrados¡±, afirma, tambi¨¦n por mensaje. ¡°Para nosotros [los soldados angl¨®fonos] no es una guerra, sino un malentendido entre hermanos¡±.
Un conflicto con ra¨ªces coloniales
El conflicto en las dos regiones angl¨®fonas de Camer¨²n tiene su origen en el pasado colonial del pa¨ªs: conquistado primero por Alemania (1884-1916), Francia y Gran Breta?a se lo repartieron tras la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial.
El Camer¨²n franc¨¦s obtuvo la independencia en 1960 y, un a?o m¨¢s tarde, se le uni¨® el Camer¨²n angl¨®fono en forma de federaci¨®n, tras un plebiscito organizado por la ONU. La secci¨®n franc¨®fona constituye alrededor del 80%, y la angl¨®fona el 20%, tanto en territorio como en poblaci¨®n. Pero un controvertido refer¨¦ndum celebrado en 1972 derog¨® la estructura federal del pa¨ªs, que garantizaba los derechos y aseguraba los sistemas educativos, judiciales y pol¨ªticos diferenciados de la secci¨®n angl¨®fona minoritaria.
Simon Munzu, presidente jubilado del Comit¨¦ Directivo de la Coalici¨®n de Grupos y Activistas Federalistas de Camer¨²n (CCFGA, por sus siglas en ingl¨¦s) y ex subsecretario General de Naciones Unidas, identifica dos causas principales del actual conflicto: la ¡°dominaci¨®n, marginaci¨®n, asimilaci¨®n y absorci¨®n sistem¨¢ticas¡± del Camer¨²n angl¨®fono por los sucesivos reg¨ªmenes franc¨®fonos de Yaund¨¦; y ¡°la excesiva concentraci¨®n de poder, autoridad y recursos gubernamentales en el centro¡±.
El Gobierno camerun¨¦s no se ha enfrentado a ninguna presi¨®n internacional significativa para que aborde en serio un proceso de pazChris W J Roberts, polit¨®logo de la Universidad de Calgary (Canad¨¢)
¡°Solo mediante el federalismo se pueden abordar estas dos causas profundas y allanar el camino hacia una paz duradera (...). Ni un Estado unitario descentralizado ni la escisi¨®n de partes de Camer¨²n pueden responder adecuadamente a estas causas profundas¡±, opina.
El Gobierno de Camer¨²n puso en marcha algunas iniciativas para poner fin a los combates. Durante un mes en 2019, las partes participaron en unas negociaciones conocidas como Gran Di¨¢logo Nacional. Pero esas conversaciones, en las que no participaron l¨ªderes esenciales de la revuelta angl¨®fona, fracasaron.
En septiembre de 2022, el presidente Biya interrumpi¨® un di¨¢logo de paz dirigido por Suiza. En otro esfuerzo por poner fin al conflicto, Canad¨¢ dirigi¨® unas ¡°conversaciones previas¡± secretas para ayudar a las dos partes a iniciar un di¨¢logo formal. Los l¨ªderes angl¨®fonos emitieron una declaraci¨®n conjunta en la que afirmaban su compromiso de participar en las negociaciones, pero tres d¨ªas despu¨¦s, el Gobierno camerun¨¦s rechaz¨® la iniciativa de Canad¨¢, negando que hubiera pedido a una parte extranjera que resolviera el conflicto.
¡°El Gobierno camerun¨¦s no se ha enfrentado a ninguna presi¨®n internacional significativa para que aborde en serio un proceso de paz¡±, declaraba Chris W J Roberts, polit¨®logo de la Universidad de Calgary (Canad¨¢), por correo electr¨®nico. Roberts cree que el Gobierno camerun¨¦s quiere aplazar cualquier compromiso internacional serio mientras sigue una estrategia de ¡°martillo y mentiras¡± (fuerza militar y desinformaci¨®n) para agotar a los angl¨®fonos.
Asesinatos rec¨ªprocos
En la noche del 24 de agosto, unos combatientes separatistas mataron a tiros a tres polic¨ªas que estaban de servicio en un puesto de seguridad improvisado en Buea, capital de la regi¨®n Suroeste. Cuatro d¨ªas antes, unos soldados cameruneses hab¨ªan tendido una emboscada y asesinado a un conocido combatiente separatista llamado general Robosco, en el distrito de Menchum.
En las regiones angl¨®fonas se producen este tipo de asesinatos casi a diario, atrapadas en un c¨ªrculo vicioso de violencia que, en la mayor¨ªa de los casos, se salda con muertos, heridos y traumas entre la poblaci¨®n civil. Tanto los soldados como los separatistas han sido acusados en repetidas ocasiones de participar en incursiones en aldeas, masacres, homicidios ileg¨ªtimos, saqueos, detenciones arbitrarias, de usar la tortura, la violencia sexual y los ataques incendiarios. Los supervivientes acusan al Gobierno y a los l¨ªderes separatistas de no investigar las denuncias de da?os a civiles, de no impedir que se repitan y de no castigar a los autores.
Mientras, los recuerdos de las brutales matanzas cometidas durante la guerra siguen atormentando a la poblaci¨®n local. Cada 14 de febrero, los habitantes de Ngarbuh, en la lejana regi¨®n Noroeste, se re¨²nen para rezar alrededor de las tumbas de los 21 civiles asesinados en 2020 por soldados.
¡°Lloro cada vez que veo las fosas comunes de los inocentes¡±, comenta Ma-Shey Margaret, de 49 a?os, quien sobrevivi¨® a una matanza, pero perdi¨® a su t¨ªo y a toda la familia de este. ¡°Todos mis vecinos fueron asesinados¡±, afirma en una conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°Seguimos sin estar seguros: los militares quieren que les informemos de la presencia de combatientes separatistas, lo que es arriesgado. Vivimos con miedo constante¡±.
En Mamfe, en la regi¨®n Suroeste, donde se produjo una matanza masiva el 6 de noviembre, una superviviente, Ojong Franca, sigue lidiando con la p¨¦rdida, el trauma y las preguntas sin respuesta. Esta madre de cuatro hijos recuerda v¨ªvidamente c¨®mo unos hombres armados irrumpieron en su casa hacia las 3 de la madrugada y ordenaron a sus ocupantes que se tumbaran antes de desatar el terror.
¡°Antes de marcharse, dispararon a mi marido en la cabeza e incendiaron la casa. Esa experiencia me persigue hasta hoy¡±, relata Ojong, todav¨ªa traspasada por el dolor. El ataque fue cometido, supuestamente, por un grupo armado independiente.
Antes de marcharse, dispararon a mi marido en la cabeza e incendiaron la casa. Esa experiencia me persigue hasta hoyOjong Franca, vecina de Mamfe (regi¨®n Suroeste)
Los civiles son los que sufren las arbitrariedades y la brutalidad, tanto del Ej¨¦rcito como de los combatientes. Florence Digha, de 43 a?os, una mujer enjuta, cuenta con la mirada perdida en la pared de su casa, en Buea, en la regi¨®n Suroeste, c¨®mo su hijo de 14 a?os, Mendi Francis, desapareci¨® en 2018. Dice que los militares lo incriminaron como combatiente separatista y se lo llevaron. Los vecinos creen que muri¨® hace tiempo, y que Digha simplemente no puede soportar la idea. ¡°El dolor de su desaparici¨®n es insoportable¡±, afirma la mujer. ¡°Lo he buscado en muchos centros de detenci¨®n, no s¨¦ qu¨¦ hacer¡±.
El se?or Ndi, un agricultor de la regi¨®n Noroeste, recuerda con tristeza haberse visto obligado a abandonar su pocilga y una plantaci¨®n de cinco hect¨¢reas por el acoso constante de los rebeldes y sus impuestos il¨ªcitos. ¡°Ya no nos sentimos seguros en la tierra que dicen luchar por liberar¡±, dice. ¡°Son culpables de violar muchas leyes internacionales mediante ejecuciones extrajudiciales¡±. Ndi concluye que los combatientes separatistas y sus l¨ªderes han ¡°desvirtuado¡± el prop¨®sito genuino de la lucha.
Punto muerto
La guerra civil se encuentra actualmente en un punto muerto. El Gobierno ha intensificado su b¨²squeda de una soluci¨®n militar al conflicto, con la esperanza de aprovechar la creciente fragmentaci¨®n entre los grupos separatistas armados, a los que califica de ¡°terroristas¡±. Los separatistas se esfuerzan por demostrar su control llevando a cabo actos de desobediencia civil, secuestros y asesinatos.
Pero esta estrategia ha sido criticada incluso desde el propio movimiento. Christopher Fon Achobang, organizador de una asociaci¨®n que aboga por el reconocimiento pac¨ªfico de la b¨²squeda de soberan¨ªa de Ambazonia, llamada Aspire Movement, opina que las ¡°malas pol¨ªticas¡± de los l¨ªderes separatistas han alejado a muchos de la guerra de ¡°liberaci¨®n¡±.
¡°Los combatientes que secuestran, piden rescates y matan a compatriotas ambazonianos han perdido el favor y el apoyo de sus compatriotas y de sus antepasados¡±, dec¨ªa Achobang, quien dimiti¨® como presidente del Consejo de Comunicaci¨®n del Consejo de Gobierno de Ambazonia, acusando a sus dirigentes de desviarse de los objetivos centrales de la lucha.
¡°Estas v¨ªctimas ten¨ªan amigos y familiares que los quer¨ªan. Y no pueden abrazar plenamente la lucha sabiendo que sus seres queridos fueron sometidos a un trato insensible¡±, afirma Achobang en una conversaci¨®n por WhatsApp desde Uganda, donde vive. ¡°Los l¨ªderes que ordenan agravar el sufrimiento de los ambazonianos no pueden estar a favor de Ambazonia¡±.
Esto es la guerra y, cuando hay guerras, la gente muere o es asesinada en ambos bandos. ?Qu¨¦ esperaban? ?Una guerra incruenta?Chris Anu, l¨ªder desde Houston (Estados Unidos) de una facci¨®n del autoproclamado Gobierno provisional de Ambazonia
Pero Chris Anu, l¨ªder desde Houston (Estados Unidos) de una facci¨®n del autoproclamado Gobierno provisional de Ambazonia, rechaza estas preocupaciones, insistiendo en que es dif¨ªcil hacer una tortilla sin romper huevos en situaciones de guerra.
¡°Esto es la guerra y, cuando hay guerras, la gente muere o es asesinada en ambos bandos. ?Qu¨¦ esperaban? ?Una guerra incruenta?¡±, pregunta ret¨®ricamente a trav¨¦s de WhatsApp. Anu afirma que la guerra actual es contra ¡°la anexi¨®n, la colonizaci¨®n y la marginaci¨®n¡±.
Manu Lekunze, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Aberdeen (Reino Unido), cree que el conflicto ha llegado a un nivel en el que el Gobierno solo podr¨¢ ¡°gestionar¡±, y no ¡°eliminar por completo¡±, la insurgencia separatista. ¡°Es dif¨ªcil decir qui¨¦n est¨¢ ganando la guerra, pero la ambici¨®n de los rebeldes de crear un nuevo Estado parece inalcanzable¡±, afirma a trav¨¦s de WhatsApp.
Los observadores atribuyen la aparente desatenci¨®n de la comunidad internacional a la prolongada guerra a las distracciones de otros conflictos, por un lado, y a la diplomacia del Gobierno camerun¨¦s, por el otro.
Chris W J Roberts, de la Universidad de Calgary, afirma que el Gobierno camerun¨¦s ha esquivado a lo largo de los a?os la presi¨®n internacional gracias a las inversiones extranjeras directas, los pr¨¦stamos y/o la cooperaci¨®n militar de franceses, brit¨¢nicos, estadounidenses, chinos, rusos, israel¨ªes e incluso noruegos. ¡°El r¨¦gimen de Biya tiene muchos socios internacionales importantes, lo que dificulta la creaci¨®n de una presi¨®n externa sostenida que obligue al Gobierno a entablar negociaciones serias de cualquier tipo¡±, afirma.
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