Huracanes, inundaciones y sequ¨ªas extremas ¡°ponen patas arriba¡± la cooperaci¨®n al desarrollo
El cambio clim¨¢tico exige adaptar la forma en que se brinda asistencia a las regiones m¨¢s vulnerables, pero las ONG se encuentran frente a una brecha entre las necesidades, inmensas y urgentes, y la preparaci¨®n y financiaci¨®n para hacerles frente
?C¨®mo proteger los medicamentos de las altas temperaturas en zonas sin electricidad? ?Se puede evitar que dos comunidades se maten entre ellas por el ¨²nico pozo con agua? ?Es factible luchar contra la desnutrici¨®n antes de que emerja y castigue a los ni?os de una aldea? ?De qu¨¦ manera se logran cambiar los h¨¢bitos de miles de agricultores para que la sequ¨ªa no les obligue a renunciar a sus tierras? El cambio clim¨¢tico multiplica las preguntas y los retos de las organizaciones que trabajan en zonas especialmente vulnerables a fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos y les obliga a replantearse la forma en que plantean la cooperaci¨®n.
¡°La sensaci¨®n es que por mucho que sigamos invirtiendo en pol¨ªticas de desarrollo, el calentamiento global pone patas arriba nuestros esfuerzos. Es el gran reto. Hay que repensar muchas estrategias porque vemos que todo se acelera, que las cosas van a peor¡±, explica a este diario Lourdes Benavides, responsable de justicia clim¨¢tica y resiliencia en Oxfam Interm¨®n Espa?a.
Entre 3.300 y 3.600 millones de personas viven en lugares muy vulnerables al cambio clim¨¢tico en ?frica, sur de Asia, Am¨¦rica central y del sur
Ser capaces de reaccionar r¨¢pido, adelantarse a los desastres, tener la flexibilidad y la formaci¨®n para saber adaptarse a nuevas circunstancias, transformar h¨¢bitos que salvan vidas, seguir captando fondos y batallar para que lleguen a quienes los necesitan: la lista de desaf¨ªos es larga y a ellos se suma la urgencia de ir m¨¢s all¨¢ de las buenas intenciones pactadas en las cumbres internacionales y aterrizar en lo concreto, coinciden los trabajadores humanitarios.
Porque las cifras hablan por s¨ª solas: entre 3.300 y 3.600 millones de personas viven en lugares muy vulnerables al cambio clim¨¢tico en ?frica, sur de Asia, Am¨¦rica central y del sur, peque?as islas y el ?rtico, seg¨²n c¨¢lculos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clim¨¢tico (IPCC). En una parte importante de estos lugares, la pobreza y el conflicto ya pon¨ªan en la cuerda floja la supervivencia antes de que llegaran las inundaciones, las sequ¨ªas o los huracanes.
¡°El cambio clim¨¢tico y la degradaci¨®n del medioambiente est¨¢n dificultando la prestaci¨®n de asistencia humanitaria, de dos maneras: amplificando las necesidades y complicando a¨²n m¨¢s las intervenciones humanitarias¡±, concluye la ONG M¨¦dicos Sin Fronteras en una investigaci¨®n realizada conjuntamente con el Instituto de Salud Global de la Universidad de Heidelberg, en Alemania, y publicada en agosto, en la que se entrevist¨® a medio centenar de trabajadores de la entidad en 30 pa¨ªses para saber c¨®mo se adaptan al cambio clim¨¢tico junto a las comunidades en las que act¨²an.
El cambio clim¨¢tico y la degradaci¨®n del medioambiente est¨¢n dificultando la prestaci¨®n de asistencia humanitaria, de dos maneras: amplificando las necesidades y complicando a¨²n m¨¢s las intervenciones humanitariasM¨¦dicos Sin Fronteras
Su conclusi¨®n fue que esta adaptaci¨®n es intuitiva, ya que no existe una planificaci¨®n estrat¨¦gica, y en el mejor de los casos ofrece soluciones a corto plazo. Es decir, MSF describe una importante ¡°brecha¡±, en la que las consecuencias del cambio clim¨¢tico en la salud y el entorno son muy altas, pero la capacidad para responder y hacerles frente es baja. Un sentimiento que se repite en otras ONG y m¨¢s all¨¢ del sector humanitario. Seg¨²n cifras de 2022 del Programa de la ONU para el Medioambiente (PNUMA) las acciones que se toman para proteger a las comunidades, las econom¨ªas y los ecosistemas de los impactos negativos del cambio clim¨¢tico aumentan, pero se siguen quedando cortas.
Los testimonios recogidos por MSF hablan por s¨ª solos de esta brecha y de la angustia de sus trabajadores. ¡°El calor es una preocupaci¨®n en nuestra farmacia, para garantizar que los medicamentos y las vacunas se almacenan correctamente¡±, dijo un empleado de la ONG en la Rep¨²blica Centroafricana. ¡°Cuando comenz¨® a faltar el agua en Pap¨²a Nueva Guinea debido al fen¨®meno El Ni?o, comenzaron los enfrentamientos entre los pueblos. Vi masacres frente a mis ojos. Vi morir a ni?os porque intentaban coger agua del pozo de otra comunidad¡±, explic¨® otro desde Singapur. ¡°Los campesinos dedicaron sus vidas a la cosecha y trabajaron duro bajo este calor abrasador. De repente, llega una lluvia y todo queda arrasado. Su opci¨®n fue el suicidio¡±, describe un responsable desde Pakist¨¢n, refiri¨¦ndose al impacto en la salud mental que genera perder la casa y el sustento.
Medicinas resistentes al calor extremo
La adaptaci¨®n de la cooperaci¨®n a las nuevas circunstancias tiene rostros diversos: almacenar agua, diversificar semillas, crear m¨¢s espacios verdes en las ciudades, informar a la poblaci¨®n sobre nuevos h¨¢bitos de consumo, difundir mensajes en redes sociales o crear sistemas de alerta temprana, por citar solo algunos. Idealmente, el objetivo no es solo paliar a corto plazo las consecuencias del desastre, sino construir respuestas sostenibles que aumenten la resiliencia de las comunidades afectadas, pero las ONG coinciden en que falta mucho camino por recorrer para llegar a ese punto.
Por ejemplo, en Bolivia, que ocupa el d¨¦cimo lugar en el ?ndice de Riesgo Clim¨¢tico Global y ha sufrido embestidas de fen¨®menos extremos en los ¨²ltimos a?os, la ONG Educo est¨¢ inmersa junto a las autoridades locales en un proyecto para paliar el grave desabastecimiento de agua que amenaza a La Paz, la capital, debido a la sequ¨ªa extrema que hizo que los dep¨®sitos se vaciaran el a?o pasado. La idea es aunar esfuerzos p¨²blicos y privados para informar a la poblaci¨®n y buscar soluciones pr¨¢cticas.
La financiaci¨®n clim¨¢tica, el dinero para la adaptaci¨®n de la salud, la agricultura o la gesti¨®n del agua a estas circunstancias, no est¨¢ llegando a la gente que de verdad lo necesita.Oxfam Interm¨®n
¡°Hemos instalado cosechadores para recolectar el agua de lluvia y paliar un posible desabastecimiento. No son una soluci¨®n total, pero s¨ª ayudan a mitigar esa carencia¡±, explica por tel¨¦fono a este diario Roberto Rojas, t¨¦cnico de programas y medioambiente de Educo.
La ONG tambi¨¦n impulsa cada vez m¨¢s planes de prevenci¨®n y de formaci¨®n de su personal. ¡°Trabajamos con un grupo de j¨®venes ambientalistas que se llama Movimiento Propacha, porque los j¨®venes son las personas m¨¢s involucradas en la b¨²squeda de soluciones para el cambio clim¨¢tico¡±, apunta Rojas. En este programa conjunto, se difunden mensajes en redes sociales para sensibilizar a la poblaci¨®n en el cambio de h¨¢bitos o se organizan concursos para que j¨®venes ideen soluciones a problemas medioambientales concretos.
¡°El cambio clim¨¢tico nos reta de diferentes maneras¡±, resume Peter Sands, director ejecutivo del Fondo Mundial, gran financiador en la lucha contra la tuberculosis, la malaria y el VIH. La entidad emplea el 70% de sus fondos en los 50 pa¨ªses m¨¢s vulnerables al clima y ha reprogramado sus subvenciones para adaptarse al impacto de fen¨®menos meteorol¨®gicos y clim¨¢ticos extremos.
En la reciente presentaci¨®n de su informe anual, Sands admit¨ªa ante un grupo de periodistas que los efectos del cambio clim¨¢tico en la lucha contra la malaria son un verdadero desaf¨ªo para el Fondo Mundial. ¡°La malaria est¨¢ llegando a nuevos lugares debido al aumento de las temperaturas o de las inundaciones. Los mosquitos, en algunos casos, son resistentes a los insecticidas usados. Y, adem¨¢s, en estos lugares, tenemos una falta de financiaci¨®n importante¡±, explicaba.
El responsable cit¨® varias medidas de corto y medio plazo para mitigar y prevenir estas crisis. ¡°Estamos dando m¨¢s kits de diagn¨®stico, instalando cl¨ªnicas m¨®viles en lugares afectados por tormentas e inundaciones y fortaleciendo los sistemas locales de salud. Pero nos queda mucho por hacer, como por ejemplo tender m¨¢s puentes entre los servicios de salud y los de alerta meteorol¨®gica o adaptar las vacunas y medicamentos a temperaturas extremas¡±, explic¨®.
¡°No es generosidad, es justicia¡±
¡°Todo esto es un reto inmenso, un pozo sin fondo. Se necesitan muchos millones para esta adaptaci¨®n y que el cambio clim¨¢tico est¨¦ presente plenamente en todas las pol¨ªticas se trazan. No es generosidad, es justicia. Nosotros somos quienes causamos la mayor parte de este calentamiento global¡±, resume Benavides.
Seg¨²n la experta, hay una brecha en las causas, es decir qui¨¦n contamina; en el impacto, que lo sufren a menudo los pa¨ªses que menos causan el calentamiento y en la desigualdad a la hora de hacer frente a estos fen¨®menos, que es mucho m¨¢s modesta en el Sur Global, donde no hay, por ejemplo, seguros que cubran la p¨¦rdida de las cosechas y apenas tiempo de recuperaci¨®n, ya que los desastres vienen muchas veces uno detr¨¢s de otro.
¡°Nosotros cada vez trabajamos m¨¢s para subrayar que la financiaci¨®n clim¨¢tica, el dinero para la adaptaci¨®n de la salud, la agricultura o la gesti¨®n del agua a estas circunstancias, no est¨¢ llegando a la gente que de verdad lo necesita. Bien se queda en el camino, bien son pr¨¦stamos, que agravan el problema de una regi¨®n ya de por s¨ª muy endeudada¡±, explica.
Benavides cita un informe de Oxfam Interm¨®n publicado en 2022 en el que se concluye que entre 2013 y 2019, los pa¨ªses de la regi¨®n del Sahel, en oeste de ?frica, recibieron una media de 4,9 d¨®lares (4,4 euros) por a?o y por habitante para hacer frente a los desaf¨ªos clim¨¢ticos, una cantidad totalmente insuficiente. Pero adem¨¢s, la investigaci¨®n denuncia que la asistencia neta destinada al clima era realmente de un 36% del valor nominal declarado y, por otra parte, que la financiaci¨®n no presta la atenci¨®n debida a los objetivos de igualdad de g¨¦nero y que, seg¨²n los datos disponibles, menos del 1% de estos fondos para la adaptaci¨®n a los desaf¨ªos clim¨¢ticos son gestionados por personal local.
Puedes seguir a Planeta Futuro en X, Facebook, Instagram y TikTok y suscribirte aqu¨ª a nuestra ¡®newsletter¡¯.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
M¨¢s informaci¨®n
Los mensajes de m¨®vil que lograron disparar las cosechas de jud¨ªas de Monique Muhaza en Congo
Archivado En
- Cambio clim¨¢tico
- Cooperaci¨®n y desarrollo
- ONG
- ONU
- Pnuma
- Oxfam Interm¨®n
- Malaria
- Educo
- Bolivia
- MSF
- Ayuda humanitaria
- Prevenci¨®n desastres
- Mujeres
- Financiaci¨®n
- Emergencia clim¨¢tica
- Desigualdad econ¨®mica
- Calentamiento global
- Desastres naturales
- Inundaciones
- Altas temperaturas
- Desastres
- Huracanes
- Sequ¨ªa
- Lluvia
- ?frica
- Asia
- Medicina
- Medicamentos
- Enfermedades
- Salud
- Medio ambiente